Al igual que hicieran ocho años atrás cuando Malia (18 años) y Shasa Obama (15) ponían por primera vez un pie en la Casablanca, Barbara (35) y Jenna (35), las hijas de George Bush (70), han vuelto a escribir una carta a las hijas de Barak (55) y Michelle (52) dándoles algunos consejos sobre la nueva etapa que comienzan. En el emotivo escrito que recoge la revista Time se dan algunos detalles del momento en que la cuatro jóvenes se conocieron y cómo fueron descubriendo los rincones de la residencia presidencial.
En unos días Malia Y Sasha volverán a tener que cambiar de hogar con la llegada del nuevo presidente de los Estados Unidos Donald Trump y las hijas de Bush las recibirán con los brazos abiertos en el otro club al que ellas llaman el de las Primeras Niñas. A partir de aquí las hijas de Obama comenzarán a escribir sus vidas, más allá de la sombra de sus padres, como aseguran Barbara y Jenna.
A continuación el contenido íntegro de la carta:
"Malia y Sasha, hace ocho años, un frío día de noviembre, os saludamos en los escalones de la Casa Blanca. Vimos la luz en vuestros ojos al mirar el nuevo hogar. Dejamos nuestros trabajos en Baltimore y Nueva York para viajar a Washington y mostraros todo: para enseñaros el dormitorio Lincoln, las habitaciones que una vez fueron nuestras, para presentaros a todas las personas - el floristero, el jardinero y los mayordomos - que dedican su vida para convertir esta histórica casa en un hogar. Las cuatro paseamos por los majestuosos vestíbulos de la casa a la que no teníais más remedio que mudaros. Cuando os deslizasteis por la barandilla del solarium, tal y como hicimos nosotras con ocho años y otra vez con 20, vuestra diversión y risas nos contagiaron.
En ocho años habéis hecho mucho. Habéis visto mucho. Habéis estado a las puertas de la celda donde Nelson Mandela estuvo preso durante décadas, con los brazos alrededor de vuestro padre. Habéis viajado a Liberia y Marruecos con vuestra madre para hablar con las chicas sobre la importancia de la educación - niñas que se ven reflejadas en vosotras y en vuestros padres y que ven en quién se pueden convertir si continúan estudiando y aprendiendo -. Habéis acudido a cenas de estado, caminado por parques nacionales, conocido a líderes internacionales y reído de las bromas de vuestro padre durante la cena de Acción de Gracias. Todo mientras eráis niñas, acudiendo a la escuela y haciendo amigos. Os hemos visto pasar de niñas a jóvenes mujeres.
Ahora pertenecéis a otro club, el de las Primeras Niñas, una posición que no habéis buscado y sobre la que no tenéis guías, pero tenéis mucho que esperar. Vosotras escribiréis la historia de vuestras vidas, más allá de la sombra de vuestros padres y con la experiencia de estos ocho años. No olvidéis nunca a las personas tan maravillosas que han trabajado en la Casa Blanca. La primera en recibirnos a nosotras cuando teníamos siete años, el día de la llegada de nuestros abuelos, fue Nancy, la florista de la Casa Blanca. Ella nos ayudó a hacer ramos de colores con flores para nuestros abuelos. 20 años después, Nancy hizo las flores para la boda de Jenna. Valorad a vuestra propia Nancy.
También mantenemos el contacto con nuestro servicio secreto. Ellos fueron una parte muy importante en nuestro crecimiento: estaban ahí en las primeras citas y también en nuestra boda y luna de miel. Sabemos que no siempre fue fácil - tanto nosotras como vosotras éramos adolescentes arrastradas por hombres en mochilas, pero ellos arriesgaron sus vidas para protegernos.
Disfrutad la universidad. Como la mayoría del mundo sabe, nosotras lo hicimos. No vais a tener el peso del mundo en vuestras espaldas más. Explorad vuestras pasiones, aprended quiénes sois, cometed errores - lo tenéis permitido-. Continuad rodeándoos de amigos fieles que os conocen, os quieren y os protegen. Aquellos que os juzgan no os quieren y sus voces no deben importaros. Son vuestros corazones los que importan.
Tomad todo lo que habéis visto, las personas que habéis conocido, las lecciones que habéis aprendido y dejad que os ayude y os guíe para cambios positivos, no tenemos dudas de que así lo haréis.
Viajar con nuestros padres nos enseñó más que cualquier clase, nos abrió los ojos ante otras personas, así como a nuevas culturas e ideas. Conocimos a obreros de una fábrica en Michigan, maestros en California, médicos que curaba a las personas en la frontera de Birmania, niños en las calles de Kampala para ver al presidente de Estados Unidos y niños con VIH esperando para conseguir los antivirales que salvarían sus vidas. Una niña llevaba un vestido que le hacía parecer muy joven, pero no era una niña, era pequeña porque estaba enferma. Su madre admitió que probablemente los medicamentos no funcionarían en ella, pero que sí servirían para curar a sus otros hijos. Después de conocer a esta chica, Barbara volvió al colegio y cambió su carrera y su camino.
Habéis vivido bajo la increíble presión de la Casa Blanca. Habéis oído fuertes críticas a vuestros padres por parte de gente que nunca los ha conocido. Habéis estado ahí cuando vuestros padres han sido reducidos a titulares. Vuestros padres, que os pusieron como prioridad y no solo os mostraron el mundo, sino os trajeron a él. Como siempre, ellos estarán apoyándoos al comenzar el próximo capítulo. Y nosotras también".