Él acaba de hacer historia en la Super Bowl y ella es la supermodelo mejor pagada de la última década. Tom Brady (39 años) y Gisele Bündchen (36) son una pareja de éxito y sus números, tanto profesionales como económicos, les avalan. Además la cuenta corriente del exángel de Victoria's Secret quintuplica la de su marido.
Gisele acumula más de mil millones de dólares ganados a lo largo de sus años de carrera en el mundo de la moda, contra los 196 millones de dólares que posee su esposo, según indica la publicación Business insider. Desde que se dieron el 'sí, quiero' en 2009, el matrimonio no ha parado de cosechar éxitos, y aunque ambos tienen dinero y la edad media para retirarse de sus gremios, la única que lo ha hecho es la modelo, aunque tampoco de forma radical.
A pesar de haberse despedido de las pasarelas, la maniquí brasileña sigue generando beneficios para su bolsillo. Pero es Brady quien no ha cesado en su intento de seguir batiendo récords en el mundo del fútbol americano, y hace unos días firmó por seguir jugando en la NFL durante dos años más por 41 millones de dólares. El deportista finalizó la temporada pasada con 28,8 millones más en su cuenta, dos millones menos que los que logró amasar su mujer en el mismo periodo.
Ambos son dos fichajes estrella para la publicidad. Y es que mientras Brady generado 8 millones de dólares al año solo por mostrar su cara en un anuncio, Gisele, incluso una vez retirada de los desfiles, sigue ganando 100.000 dólares diarios, una cifra que se catapultó por su aparición estelar en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.
La inversión que hace la pareja con estas astronómicas cifras es sobre todo en la compra de viviendas. Su mayor derroche fue por una gran mansión en Los Ángeles en la que crecieron sus dos hijos, Benjamin Rein (7) y Viviane Lake (4). Costó 20 millones de dólares y en la parcela tenían un corral de gallinas, lo que les permitía comer huevos frescos cada día, y es que los alimento ecológico son algo fundamental en su rigurosa dieta. Sin embargo, en 2014 pusieron en venta la vivienda por 40 millones de dólares.
Previamente, vivieron en un apartamento en Boston, que después vendieron por 9 millones. Cambiaron de aires y estuvieron buscando una casa en Manhattan en 2013 y se instalaron eventualmente en un rascacielos con vistas espectaculares tasado en 12 millones de dólares. Éste también lo pusieron en venta a finales del año pasado por 17,5 millones de dólares, porque ya se habían comprado un lujoso apartamento frente al océano en Tribeca, Nueva York.
Sus gastos más grandes, aparte del de las viviendas, son en salud. Tienen un chef personal que les acompaña desde antes que nacieran los pequeños de la casa y que les prepara una estricta dieta en la que no hay lugar para el azúcar o los tomates y que el único capricho que acepta es un helado de aguacate. Los niños también siguen esas pautas nutricionales con una dieta en la que el 80% son vegetales. La pareja genera tanta expectación que se llegó a editar un libro con las recetas de su chef y se agotó casi inmediatamente, a pesar de que costaba 200 dólares. También tienen un entrenador personal que no solo ejerce de ello sino que además es amigo del clan, guía espiritual, consejero, asesor en nutrición y fisioterapeuta.
La inversión en las casas es el 'capricho' de Brady, mientras que el chef nutricionista fue idea de Bündchen. Y es que anteponen el hogar y los buenos hábitos a, por ejemplo, tener coches de lujo. Aunque a la pareja sí que le gusta asistir a los eventos de alta sociedad como la Gala Met, la tribuna principal del Carnaval de Brasil o a la Copa del Mundo de fútbol, pero no tienen jet privado, ni yate ni un ejército de guardaespaldas. Porque, pese a que podrían permitirse mayores lujos y llevar una vida más expuesta, el matrimonio prefiere llegar a casa y disfrutar de sus hijos como cualquier padre lo haría.