Melania Trump (46 años) se niega a compartir cama con su marido, Donald Trump (70). Así lo ha revelado una fuente cercana al matrimonio en la revista US Weekly, donde ha explicado que la primera dama prefiere dormir en cuartos separados y que cuando lo tienen que hacer en la misma habitación, que recurren a camas separadas.
No obstante, en la mayoría de los días, la distancia es algo más de varios metros. Hay que recordar que de lunes a viernes, Melania pernocta en Nueva York junto a su hijo Barron, ya que este asiste a uno de los colegios de élite de la Gran Manzana. En cambio, el presidente de los Estados Unidos pasa sus semanas en Washington, en la Casa Blanca.
La situación podría cambiar a partir de junio, que es la fecha en la que termina el curso escolar y en la que Melania y Barron tienen pensado mudarse a la residencia presidencial. Quizás a partir de ese momento la convivencia conyugal se estabilice y las cosas vuelvan a ser como antes de que Trump aceptara su nuevo cargo. Phillip Bloch, un estilista de la familia, contó hace un mes aproximadamente que la primera dama "se siente miserable" en su nuevo puesto porque es el sueño de su marido, pero no el de ella. "No dejen que su sonrisa en fotos los engañe porque ella está odiando esto", dijo Phillip Bloch.
Su incomodidad está llegando tan lejos que Melania ya no acompaña a su hijo al Columbia Grammar & Preparatory School, y delega esta misión al servicio secreto. Otro hecho que vendría a probar ese desasosiego de la esposa de Donald Trump sería el importante papel que ha adquirido Ivanka Trump (35), la hija del presidente, en la Casa Blanca, desbancando a la eslovena. Los medios estadounidenses ya hablan de ella como la verdadera primera dama. De hecho, su influencia ha crecido tanto en los círculos de su padre que tendrá una oficina propia en el ala oeste de la residencia presidencial, así como acceso a información clasificada y un teléfono del gobierno.
Las apariciones públicas de Melania están más restringidas. La última vez que se dejó ver junto a su marido fue este sábado a su llegada al aeropuerto de Palm Beach (Florida). Allí la mujer del presidente volvió a dar de nuevo una lección de estilo y glamour con un vestido y abrigo rojo diseñado por la americana Alice Roi, que combinó con unos salones nude de Jimmy Choo.