El flamante nuevo presidente francés, Emmanuel Macron (39 años), es el último de una larga lista de dirigentes galos que han paseado sus intimidades por las lujosas estancias del Palacio del Elíseo, al que se mudará en los próximos días. Como ellos, su huella amorosa durará mucho más de lo que lo hará el propio presidente, cuya historia de amor se aleja de lo convencional y rompe con los cánones más conservadores.
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Se enamoró de su mujer, Briggitte Trogneux (64) en el colegio de secundaria. Pero no era una compañera más de pupitre, sino su profesora de francés y teatro, 24 años mayor que él y, por tanto, protagonista de una relación rechazada por los padres del avezado alumno. Por si fuera poco, la ahora primera dama -y abuela de siete nietos- estaba casada y tenía tres hijos. El romance, furtivo y forjado en la clandestinidad, culminó en boda en 2007.
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Pero Macron no es, ni mucho menos, el único ocupante del Elíseo que ve cómo su relación amorosa queda al descubierto bajo el foco mediático de la prensa rosa. Antes que él, François Hollande (62), Nicolas Sarkozy (62), Jacques Chirac (84), François Miterrand y Valéry Giscard D'Estaing (91) airearon sus escándalos matrimoniales -y extramatrimoniales- más allá de las ventanas del palacio residencial francés.
François Hollande y el trío de la discordia
Parece una tradición francesa, pero lo cierto es que la de Hollande es, quizá, la polémica sentimental más agitada de todas las que han protagonizado los presidentes de la República.
Llegó al Elíseo ya divorciado de su primera esposa, la también política Ségolène Royal (63), y con una relación en marcha con la periodista Valérie Trierweiler (52), que entonces estaba casada en segundas nupcias y tenía tres hijos. Habían comenzado su relación en 2007, justo el año en el que Hollande obtuvo el divorcio de Royal.
Hasta 2010, el idilio entre el político y la periodista no se hizo público, pues fue entonces cuando Trierweiler se divorció definitivamente de su todavía marido. Cuando en 2012 entraron por la puerta del Elíseo, todo parecía indicar que las turbulencias sentimentales se limitarían a las sonadas rupturas con sus parejas anteriores.
Pero el tsunami amoroso no había hecho más que comenzar. La calma duró hasta 2013. Ese año, Hollande inició una relación secreta con la actriz Julie Gayet (44). Lo que parecía un desliz puntual se convirtió en una relación sentimental en toda regla, sobre todo cuando la revista Closer llevó a su portada unas instantáneas en las que el político entraba y salía de noche de casa de la intérprete.
El escándalo había saltado a los medios y comenzó a copar más titulares. La reacción de Trierweiler no se hizo esperar: sonados son sus tuits en los que arremete duramente no sólo contra el que fuera su pareja, sino contra la primera mujer de éste, la política y aspirante al Elíseo en 2007 Ségolène Royal. Además, publicó el libro Merci pour ce moment, en el que revelaba detalles escabrosos de su affaire con el entonces presidente.
Nicolas Sarkozy y el trueque de primeras damas
La de Sarkozy es la historia opuesta a la de su sucesor en el cargo. En 2007, cinco meses después de convertirse en presidente galo, su entonces mujer, Cecilia Ciganer (59) le abandonó por otro hombre.
Fue la primera dama más efímera de la historia de Francia, aunque eso no fue problema para el entonces presidente, pues rápidamente se fijó en la cantante y modelo Carla Bruni (48), con la que protagonizaría una historia de amor digna de llevar a la gran pantalla: se enamoraron, se casaron y tuvieron descendencia. Todo ello sin salir del Elíseo.
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Jacques Chirac
El hecho de tener una mujer controladora a su lado, Bernadette (83), no fue óbice para desarrollar una desmesurada afición por las mujeres, incluso reconocida por la suya propia. Es más, Chirac copó titulares por un supuesto affaire con la actriz italiana Claudia Cardinale (79), con una reportera parlamentaria, con una columnista de izquierdas, con una diputada y una ministra de sanidad, entre otras.
La prensa gala llegó, incluso, a adjudicarle un hijo secreto en 1996.
François Mitterrand
El presidente Miterrand llevó una doble vida durante cerca de 20 años. Casado con Danielle Gouze, se veía con frecuencia con Anne Pingeot (73), con la que incluso llegó a tener una hija llamada Mazarine (42), tal y como publicó Paris Match en 1994. De hecho, Miterrand instaló a su amante y su hija en un palacete contiguo al Elíseo. Las dos familias vivían muy próximas sin cruzarse durante cerca de dos décadas.
No fue hasta el funeral del político francés cuando las dos mujeres de la vida de Mitterrand se encontraron. Lo hicieron para dar el último adiós a uno de los presidentes más controvertidos. De él se afirmó incluso que enchufó a la propia Valérie Trierweiler en Paris Match y que flirteó con diversas artistas y reporteras, entre ellas la sueca Michèle Cotta (73) la propia Dalida, intérprete del exitoso Gigi l'amoroso que durante años se cantó en alusión del propio presidente.
Giscard d'Estaing
Durante el tiempo que duró su presidencia, los escándalos permanecían latentes. También casado, como Mitterrand, Giscard d'Estaing se dedicó únicamente a flirtear con su ministra mientras hacía lo propio con una ex jefa de prensa y eurodiputada.
Una vez que abandonó el poder, se abrió la caja de Pandora y con ella los rumores de un hijo secreto con la consejera de presidencia en cuestión.
Las supuestas amantes de Giscard no habrían sido pocas. Actrices como Marlène Jobart o Sylvia Kristel e incluso la propia Lady Di habrían caído rendidas a los encantos del entonces presidente.