Tan sólo un día después de salir al mercado el libro Un presidente no debería decir eso ya se había convertido en el más vendido en Amazon Francia, lo que da una idea de la expectación que han generado las revelaciones del presidente galo François Hollande (62 años) a los periodistas de Le Monde Gérard Davet y Fabrice Lhomme, autores de la bomba literaria.
A lo largo de las más de 60 entrevistas que mantuvieron estos con Hollando durante tres años, el político deja claro que, pese a la insistencia de su pareja, la actriz y activista Julie Gayet (44), de oficializar su relación, él no tiene ninguna gana de reconocerla como "primera dama".
"Es un tema candente y ella lo pide continuamente, pero yo no quiero y esta situación a ella le hace sufrir", ha confesado Hollande, atreviéndose a hablar por primera vez de su relación con la actriz, iniciada en 2013 cuando él aún compartía su vida con la periodista Valérie Trierweiler (51).
Aquel romance, que supuso un escándalo que llegó a copar las portadas de importantes revistas como Voici, supusieron el germen de una guerra cuyo culmen llegó en 2014. Ese fue el annus horribilis de Hollande, que vio cómo su expareja publicaba su propio libro, Merci pour ce moment, en el que contaba su jugosa vida en el Elíseo al lado del presidente y revelaba detalles escabrosos de su relación con Hollande.
Gayet no ha sido el único objetivo de las confesiones del presidente galo, quien pese a mantener en la actualidad una relación con la intérprete asegura que la mujer de su vida no es la actual, sino la política Ségolène Royal, madre de sus cuatro hijos y con quien estuvo casado casi un cuarto de siglo. "Es la mujer de la que más cercano me siento. Ahí está cuando la necesito".
Aunque hubo un tiempo en el que las cosas no fluyeron con tanta naturalidad, concretamente durante su relación con Trierweiler, pues según Hollande la periodista sentía celos hacia Royal, y no hacia su pareja actual. "Estaba obsesionada con ella", sentencia el presidente.
En la actualidad Royal y Hollande mantienen una estrecha amistad gracias, en parte, a ese grado de conocimiento que aporta una relación de décadas.
Un 'fantasma' en el Elíseo
Otra de las revelaciones del aspirante a candidato francés a las próximas elecciones galas hace referencia a su papel de presidente. En numerosas ocasiones su cargo le ha "aislado" en el Elíseo, hasta hacerle sentir como un espectro. La soledad (come en el palacio con la única compañía de una bandeja y el televisor) y las traiciones le han acompañado en los últimos tiempos. "Lo que me pesa es no tener una vida familiar, pero no se puede tener una vida privada en el Elíseo. No hay tiempo para ser feliz", se lamenta.
Sigue la estela de Sarkozy
Hollande no ha dejado títere con cabeza. También ha tenido palabras para su principal contrincante político, Nicolas Sarkozy (61), por el que siente verdadera aversión. "Es un conejo Duracell continuamente agitado", asegura al tiempo que atribuye al marido de Carla Bruni (48) las fotografías robadas en las que aparecía Julie Gayet saliendo del Elíseo cuando aún estaba con Trierweiler. Y critifca su "maldad", su "cinismo" y su "mal gusto" para decorar los baños del palacio.
Pese al enfrentamiento, ambos políticos tienen en común más de lo que ellos mismos creen. Si por la vida de Hollande han pasado Royal, Trierweiler y Gayet, por la de Sarkozy han hecho lo propio Marie-Dominique Culioli, Cécilia Attias y Bruni.
Ahora, además, los dos se enfrentan, además de en el ring político, en el literario, pues el libro de Hollande hará compañía al que sacó Sarkozy recientemente titulado La France pour la vie y que pronto se convirtió en best seller. Habrá que esperar para comprobar quién saldrá vencedor en esta nueva liza.