Este lunes ha tenido lugar un homenaje muy especial a Kobe Bryant y su hija Gianna, quienes perdieron la vida un mes atrás en un terrible accidente de helicóptero, que se cobró la vida de siete personas más. Una celebración por la vida del jugador y la menor que ha reunido a los grandes personajes del baloncesto a nivel mundial, además de muchos amigos, familiares y fans del jugador y su hija.
Como se anunció previamente, los ingresos de la venta de entradas serán destinados a la Fundación Mamba and Mambacita Sports, la organización benéfica que Bryant creó con la finalidad de brindar oportunidades a los jóvenes a través del deporte. Grandes cantantes como Beyoncé (38), Christina Aguilera (39) y Alicia Keys (39) honraron a padre e hija con canciones como Halo, Ave María o la Sonata Moonlight, mientras que Michael Jordan (57) y Vanessa Bryant (37 años) dieron los dos discursos más poderosos de la noche.
Las palabras de Vanessa han emocionado al mundo. Pronunció una preciosa carta de despedida a su hija y su marido que tocó el corazón de todos los asistentes, de ahí las profundas lágrimas de la cantante Jennifer Lopez (50), gran amiga de la pareja que era testigo de la noche desde uno de los asientos del Staples Center.
Demostrando una gran fortaleza, Vanessa quiso comenzar el homenaje a sus dos seres queridos hablando de su pequeña Gianna, "su rayo de sol". El llanto hizo que tuviera que parar en diversas ocasiones al recordar la figura de su hija. Fue el momento más emotivo y difícil de la noche.
El aluvión de amor y apoyo que mi familia ha recibido en todo el mundo ha sido muy alentador. Muchas gracias por todas vuestras oraciones. Me gustaría hablar sobre Kobe y Gigi. Comenzaré con mi bebé. Gianna Bryant, un alma increíblemente dulce y gentil. Era una niña de papá pero sé que me quería con locura. Era una de mis mejores amigas. Siempre me daba un beso de buenas noches y un beso para darme los buenos días. Hubo algunas ocasiones en las que estaba agotada de cuidar a Bianka y Capri y me quedaba en la cama, entonces pensaba que Gianna se había ido a la escuela sin decir adiós. Le enviaba un mensaje de texto y decía: '¿Hoy no hay beso?' y Gianna respondía: 'Mamá, estabas dormida y no quería despertarte'. Ella sabía cuánto significaba su beso para mí y me besaba todos los días. Su sonrisa era como la luz del sol. Su sonrisa ocupaba todo su rostro, igual que la mía. Kobe siempre decía que era como yo. Tenía mi fuego, mi personalidad y mi sarcasmo. Era tierna y cariñosa y tenía la mejor risa, muy contagiosa. Ella era pura y genuina.
Era una atleta increíble. Era excelente en gimnasia, fútbol, baile y baloncesto. Le encantaba nadar, hacer volteretas y lanzarse a nuestra piscina. Gigi tenía confianza, pero no de una forma arrogante. Le encantaba ayudar y enseñar cosas a otras personas. En la escuela les ofreció a los entrenadores de baloncesto masculino dar al equipo de baloncesto algunos consejos. Era muy parecida a su padre y a ambos les gustaba ayudar a las personas a aprender cosas nuevas hasta dominarlas.
Ella siempre se aseguró de que todos estuviésemos bien. Siempre mantuvo a nuestra familia unida. Amaba las tradiciones familiares; la noche de cine familiar y la noche de juegos en las vacaciones eran muy importantes para ella. Gigi siempre cuidaba de todos. Estaba en sintonía con nuestros sentimientos y quería lo mejor para nosotros. Gianna era inteligente. Sabía leer, hablar y escribir mandarín; también sabía español. Tenía buenas calificaciones y las supo mantener mientras se convertía en una increíble jugadora de baloncesto. Era presidenta del espíritu escolar, miembro del consejo estudiantil y asistente de dirección de su escuela. Gianna nunca trató de conformarse. Siempre fue ella misma. Era una buena persona, una líder, una maestra.
Le encantaba vestir una camiseta blanca, leggins negros, una chaqueta vaqueta y una sudadera atada alrededor de la cintura, siempre con el pelo liso. Daba los mejores abrazos y los mejores besos. Tenía unos preciosos y suaves labios como su papi. Ella me abrazaba y me abrazaba tan fuerte que podía sentir su amor. Extraño sus dulces besos, su inteligencia, su sarcasmo, su ingenio y esa adorable sonrisa astuta, seguida de una carcajada. Gigi estaba radiante. Siempre me alegraba el día. Echo de menos mirar su hermoso rostro. Siempre fue muy buena, seguía las reglas. Y sabías que siempre podía contar con ella para hacer lo correcto.
No tuvimos la oportunidad de enseñarle a conducir. No seré capaz de decirle lo preciosa que está en el día de su boda. Nunca podré ver a mi hija caminar hasta el altar, bailar con su padre, bailar en la pista conmigo o tener hijos por su cuenta. Gianna habría sido una madre increíble. Era muy maternal desde muy pequeña.
Ella habría marcado una gran diferencia para el baloncesto femenino. Gigi estaba motivada a cambiar la forma en la que todo el mundo veía a las mujeres en el deporte. Escribió ensayos en el colegio defendiendo a las mujeres y sobre cómo las desigualdades salariales entre la NBA y la WNBA eran injustas. Gigi probablemente se habría convertido en la mejor jugadora de la WNBA. Ella marcó la diferencia y fue buena con todo el mundo que conoció en los 13 años en los que estuvo sobre la Tierra.
Sus compañeros de clase compartieron muchos recuerdos afectuosos sobre Gianna con nosotros y esas historias nos recordaron que Gianna sabía amar y mostraba al mundo que ningún acto de bondad era nunca demasiado pequeño para marcar la diferencia en la vida de la gente. Siempre fue, siempre, siempre, considerada con los demás y sus sentimientos. Era una hija y hermana hermosa, amable, feliz, tonta, considerada y amorosa. Estaba tan llena de vida y tenía tanto que ofrecer a este mundo. No puedo imaginar la vida sin ella. Te queremos mucho, Gigi. Extrañaré tus dulces tarjetas hechas a mano, tus dulces besos y tu hermosa sonrisa. Te extraño, todos nosotros, todos los días. Te quiero.
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