Si las paredes hablaran, la mansión de Chequers, donde se recupera actualmente Boris Johnson (55 años) tras pasar una semana en la UCI de un hospital de Londres a causa del coronavirus, desvelarían los mayores secretos de la historia británica. Al menos, desde mediados del siglo XVI.
A unos 50 kilómetros al noroeste de Londres, en el condado de Buckinghamshire, se encuentra una propiedad de 600 hectáreas en la que destaca una impresionante casa construida en 1565 inspirándose en la arquitectura isabelina. Su primer propietario fue William Hawtrey. En cuanto se pudo habitar, la reina Isabel I ordenó que encerraran en una de las habitaciones a lady María Grey, nieta de Enrique VII y posible heredera al trono, ya que se había casado en secreto sin el permiso de la soberana. Por encima de todo, Isabel I quería evitar que la pareja se embarazara y que sus descendientes pudieran reclamar la corona.
Como su último propietario Arthur Lee, I vizconde Lee de Fareham, y su esposa, la heredera americana, Ruth Moore, no tuvieron descendencia, decidieron legarla al país en 1917 como una residencia oficial de descanso para los sucesivos primeros ministros británicos. Cuando el matrimonio Lee abandonó sus dominios, Lloyd George fue el Primer Ministro en disfrutar de ese legado.
Al igual que el resto de las residencias de la crême de la crême británica como los Marlborough, los Grosvenor o los Cadogan, Chequers es un pequeño gran museo que cuenta con una gran colección de arte formada por unas 190 piezas de principios del siglo XVI; diferentes objetos que pertenecieron a grandes personajes como una mesa de roble de estilo imperio de Napoleón Bonaparte, un anillo de la reina Isabel I, la agenda y el reloj de bolsillo del vicealmirante Lord Nelson o una máscara mortuoria del político y militar Oliver Cromwell y cuadros de valor incalculable firmados por Rembrandt o Constable.
Con el paso de los siglos, las diferentes familias que compraron la mansión hicieron diferentes reformas otorgándole un estilo tudor, victoriano o neogótico. En la actualidad, se sabe que la mansión consta de diez dormitorios y que se necesitan doce personas de servicio para que todo esté en perfecto estado.
Boris Johnson y su prometida, Carrie Symonds (32), que está esperando su primer hijo en común, se encuentran confinados en esta residencia veraniega hasta que el primer ministro se recupere totalmente tras superar la enfermedad Covid-19. Entonces regresará al número 10 de Downing Street para proseguir con sus funciones de la Jefatura de Gobierno y, por supuesto, para preparar la inminente llegada del que será su quinto vástago.
En el interior de esta mansión de recreo de los últimos 25 primeros ministros británicos (dos de ellos mujeres, Margaret Thatcher y Theresa May) también se ha disfrutado del savoir faire y dolce far niente. Por ejemplo, Lady Di visitó en secretó a Tony Blair (66) un mes antes de su muerte en 1997 mientras el príncipe Guillermo se divertía en la piscina con los hijos del ex primer ministro y a David Cameron (53) le encantaba jugar en la cancha de tenis de Tony Blair. Además, en diciembre de 2014, Cameron le organizó a su esposa Samantha una fiesta rave de estilo ibicenco por su 40 aniversario a la que asistieron 200 invitados, entre ellos, la actriz Helena Bonhan Carter (53).
También la han visitado otras importantes personalidades del mundo de espectáculo, como Charles Chaplin, Elton John (73), Bryan Ferry (74) o David Bowie.
Cada uno de los premiers le ha dado su propio toque a la mansión o, mejor dicho, le ha transmitido su personalidad. Tal y como cuenta un testigo, Gordon Brown solía ir siempre con traje y se acercaba a la mesa de sus hijos para saber qué estaban leyendo, mientras que David Cameron era más campechano al llevar pantalones tejanos y camisa, como dando a entender que había vivido allí durante toda su vida.
Pero no hay que olvidar que en estas tierras han ocurrido algunos de los acontecimientos más significativos del siglo XX de un país que aún sigue adorando a los Windsor. Durante la I Guerra Mundial se convirtió en un hospital para los heridos; Winston Churchill escribió algunos de sus discursos de radio más famosos durante la II Guerra Mundial; Margaret Thacher llegó a decir que "Downing Street y Chequers eran los dos centros de mi vida personal y profesional", por lo que solía celebrar las navidades o calentar el terreno para el comienzo del fin de la Guerra Fría con la visita de Gorbachov (89) en 1984 y Theresa May (63), la antecesora de Boris Johnson, ideó toda la maquinaria del Brexit.
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