Catherine Zeta-Jones (51) está pletórica porque acaba de cumplir uno de sus mayores deseos. La actriz gala ha podido reencontrase con sus padres, a los que no veía desde que la pandemia zarandeara la vida de todo el planeta en marzo del pasado año. Así lo ha compartido ella misma en su cuenta de Instagram donde atesora casi 4 millones de seguidores. "Me encanta estar con mi mamá y mi papá después de estar separados tanto tiempo. Simplemente son los mejores, me dan tanta alegría. Estoy bendecida, verdaderamente bendecida", ha escrito la intérprete de películas como Chicago junto a tres imágenes con sus progenitores.
Es gracias a estas fotografías que ha hecho públicas que, además, se ha podido conocer que este encuentro especial ha tenido lugar en España. Concretamente en Mallorca donde ella y su marido Michael Douglas (76) poseen una gran mansión en Valldemossa, en el corazón de la Sierra de Tramuntana. Esta magnífica casa que la pareja comparte se puso a la venta en 2014 pero el fracaso de la operación inmobiliaria unido a la actual crisis sanitaria, ha propiciado que la vivienda se haya retirado del mercado, al menos hasta que la situación mejore.
Catherine y Michael están viviendo parte de la pandemia en este refugio balear en S'Estaca, que cuenta con 77 hectáreas y 1.000 metros construidos de casa. El actor estadounidense la adquirió en 1990 y llevó a cabo un reforma total de la finca. Actualmente dispone de 10 habitaciones, 10 baños y un gran salón comedor. Completan la residencia una espectacular piscina, un gimnasio, un spa y una bodega. Además, tienen un huerto donde la actriz suele plantar algunas de las verduras y las frutas que luego lleva a la mesa. Hace unos días compartía en sus perfiles sociales la cosecha de tomates y pimientos que había recogido con sus propias manos.
Sin embrago, el mayor encanto de la casa son sus privilegiadas vistas y que la propiedad tiene acceso directo y privado al mar.
Michael Douglas es su propietario único después de que le comparara su parte a su exesposa Diandra Luker a comienzos de 2020 por unos 15 millones de euros. Cuando la pareja se divorció acordaron compartir la finca de Mallorca por un tiempo de seis meses cada uno. Ahora su uso y disfrute es tan solo del actor y su familia. De hecho, es habitual ver a la pareja con sus hijos, Dylan, de 20 años, y Carys, de 17, exprimiendo al máximo sus días de descanso en las baleares.
La finca también ha acogido algunas de las fiestas más glamurosas de la isla que han disfrutado estrellas de Hollywood como Jack Nicholson (84) o Danny De Vito (76); o personalidades patrias como Carmen Martínez Bordiú (70) y Cristina Macaya (53).
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