Angela Lansbury, la estrella de ‘Se ha escrito un crimen’ que salvó a su hija de las drogas y de Charles Manson
La veterana actriz falleció "plácidamente mientras dormía" el pasado 11 de octubre a los 96 años.
15 octubre, 2022 01:12La actriz Angela Lansbury, conocida por su papel en Se ha escrito un crimen, falleció este martes 11 de octubre mientras dormía en su casa de Los Ángeles. "Solo cinco días antes de cumplir 97 años", rezaba un comunicado redactado por sus tres hijos.
En una entrevista de 2014, Lansbury comentó que dos de ellos (los que tuvo junto a su segundo marido, el agente Peter Shaw), Deidre y Anthony, empezaron a coquetear con las drogas en los años sesenta, siendo todavía unos adolescentes. "Aquello comenzó con el cannabis", confesó, "pero luego pasó a la heroína (...). Había facciones en las colinas de Malibú que se dedicaban a actividades mortales". En aquella misma época, Deidre cayó también bajo el embrujo de Charles Manson, instigador del asesinato de Sharon Tate y otras seis personas, que cumplió cadena perpetua hasta su muerte en noviembre de 2017.
El escritor Jeff Guinn, autor de Manson: The Life and Times of Charles Manson, comentó en este libro que Deidre no llegó a mudarse a vivir con el criminal estadounidense, pero que sí ayudó a financiar sus fechorías, porque tanto Manson como otros miembros de su 'familia' "iban a abastecerse de ropa o piezas de automóvil sin preocuparse por el coste, porque Didi (Deidre) lo pagaba todo con las tarjetas de crédito de su madre". Con el tiempo, esas tarjetas fueron canceladas y la hija de Lansbury se alejó de la secta. Aun así, para mantener totalmente a salvo a su gente, la actriz londinense aprovecharía el incendio que arrasó su casa en Malibú para abandonar Hollywood y trasladarse con su familia a la casa de hacienda que su marido y ella compraron en la irlandesa ciudad de Cork.
"Me sentí atraída por Irlanda porque era el lugar de nacimiento de mi madre", señaló Lansbury al Daily Mail, "y también era un lugar donde mis hijos no estarían expuestos a más malas influencias. Me negué a trabajar durante un año y me limité a mantener la casa. Me compré los libros de Elizabeth David y aprendí a cocinar como es debido. Fue una época maravillosa de mi vida".
La actriz explicó en la misma entrevista que aquel cambio de ambientes vino fenomenal a sus retoños: "Al final, encontramos un médico que nos recetó metadona, un sustituto de la heroína, que nos ayudó con los síntomas de abstinencia mientras Anthony y Deidre dejaban las drogas duras. Tuvimos mucha, mucha suerte de haber detectado lo que estaba ocurriendo justo a tiempo (...). Anthony abandonó sus malos hábitos rápidamente. A Deidre le costó un poco más, pero finalmente se casó, y su marido y ella viven ahora en Los Ángeles, donde tienen su propio restaurante italiano". Anthony, que decidió seguir los pasos maternos, acabó dirigiendo 68 episodios de Se ha escrito un crimen, un éxito internacional que convirtió a su actriz protagonista en una estrella mundial.
La interpretación sirvió de válvula de escape a Lansbury, que tenía nueve años cuando su padre, Edgar, murió de cáncer, y era todavía una niña cuando su madre, la actriz Moyna MacGill, se mudó a Estados Unidos para probar suerte allí. La temprana muerte de su progenitor obligó a madurar muy deprisa a Lansbury, que ya de jovencita estudió en una escuela de interpretación. La londinense empezó su carrera trabajando como dependienta en unos grandes almacenes de Los Ángeles, y metió cabeza en la industria del entretenimiento después de que le ofrecieran interpretar a la criada Nancy en Luz que agoniza (1944), un filme de George Cukor que le valió un contrato con la MGM y una nominación al Oscar como mejor actriz de reparto. "Un minuto estaba envolviendo regalos de Navidad en unos grandes almacenes, y al siguiente actuando frente a Ingrid Bergman. Fue poco menos que un milagro", dijo una vez la actriz, que durante un tiempo mantuvo a su madre y a sus hermanos.
Lansbury se casó en 1945 con Richard Cromwell, un apuesto actor convertido en artista casi quince años mayor que ella. Pero esta relación estaba condenada al fracaso, porque el hombre era gay (algo que la actriz descubrió tras llegar un día a casa y encontrar una carta donde el susodicho le confesaba: 'Lo siento, no puedo continuar'). "Puede que haya sido madura en algunos aspectos, pero también fui novata, como se suele decir", comentó sobre aquel gran desengaño. "Nunca sabré por qué quería casarse conmigo. Mi teoría es que se enamoró de Sibyl de El retrato de Dorian Gray. Quedé absolutamente destrozada cuando se fue, aunque encontramos la manera de seguir siendo amigos hasta su muerte por cáncer de hígado en 1960".
A lo largo de siete años, Lansbury apareció en once películas de la MGM. Después, pidió la rescisión de su contrato con el estudio, cansada de que solamente le ofrecieran papeles secundarios. Como había estudiado arte dramático gracias a una beca del American Theatre Wing, centró entonces sus esfuerzos en el mundo de los musicales. Entre 1966 y 1969, protagonizó Mame y Dear World, que además de granjearle dos de los cinco premios Tony que alberga su currículo, convirtieron a la respetada actriz de reparto en una auténtica estrella de Broadway. Aun así, Lansbury acabó regresando a Hollywood para protagonizar cintas como el clásico de Disney La bruja novata (1971), cuyo rodaje coincidió con una de las etapas más tumultuosas de su vida.
[Angela Lansbury, la reina Isabel y otras 8 mujeres que nos dejaron a los 96 años]
En la década de los setenta, la actriz trabajó principalmente en los escenarios de Londres y Nueva York. "No podía imaginar que alguna vez querría hacer televisión", dijo en una entrevista con The New York Times. "Pero llegó el año 1983, y Broadway no se presentaba, así que acepté un papel en la miniserie La pequeña Gloria. Y entonces hubo una serie de papeles en miniseries, y empecé a percibir que el público de la televisión era muy receptivo a mí, así que decidí que debía dejar de coquetear y cerrar la puerta o decir a mis agentes: 'Estoy lista para pensar en una serie'".
A diferencia de otras muchas actrices que desaparecen del panorama cuando alcanzan la madurez, Lansbury rozaba los sesenta cuando recibió una oferta para encarnar a la profesora jubilada y detective aficionada Jessica Fletcher en una serie por la que casi nadie daba un duro al principio. "Lo que me atrajo de Jessica Fletcher es que podía hacer lo que mejor se me da, e interpretar a alguien a quien he tenido pocas oportunidades de interpretar: una mujer sincera y con los pies en la tierra. Casi siempre he interpretado a perras muy espectaculares", señaló la actriz, que se convirtió en la estrella de televisión preferida de toda una generación de espectadores.
El personaje de Jessica Fletcher le valió a Lansbury doce nominaciones sucesivas al Emmy, aunque nunca llegó a ganarlo. "El éxito me desborda. Mi éxito radica en saber llevar mi edad con humor. A mis años, debo cuidarme más que una mujer joven. Si yo me considero una persona mayor, los demás me tratarán entonces como tal", llegó a comentar la actriz, que en un momento dado se convirtió también en productora ejecutiva de la serie a través de Corymore Productions, una productora que fundó con su marido Peter. Cuando el británico falleció en 2003, su viuda pasó una temporada sumida en una profunda tristeza. "Peter y yo teníamos la relación perfecta", explicó. "No hay mucha gente que pueda decir eso. Él lo era todo para mí: éramos compañeros de trabajo, además de marido y mujer y amantes. No sé cómo pudimos tener un matrimonio tan largo, pero lo cierto es que nos dedicábamos el uno al otro".
Superado el duelo, Lansbury, que no era de las que pensaban en la retirada, regresó a los escenarios del West End. No aminoró demasiado la marcha en los siguientes años. En 2013 recibió un Oscar honorífico por una larga y ejemplar carrera en la que demostró una gran versatilidad, y en 2014 fue nombrada dama por la reina Isabel II. Poco después, protagonizó un cameo en El regreso de Mary Poppins (2018), donde daba vida a una simpática anciana que vende globos en un parque, y este 2022 ha dejado grabado otro -con un guiño al apogeo de Se ha escrito un crimen- para la película de Rian Johnson Puñales por la espalda: El misterio de Glass Onion (2022), que se estrenará en diciembre.
"Siempre que pueda poner un pie delante del otro, seguiré actuando", apuntó una vez la británica, que se ha ido al otro barrio satisfecha de la carrera que tuvo pero sin ver cumplido su deseo de plasmar su talento en esa última gran película que anhelaba protagonizar.