Las anécdotas del Festival de Cannes: del flechazo de Grace Kelly y Raniero a Julia Roberts descalza por la alfombra roja
La 77ª edición del festival tendrá lugar entre el 14 y el 25 de mayo. Este año, Juan Antonio Bayona ejercerá de jurado.
2 mayo, 2024 01:02Tras los Oscar, el Festival de Cine de Cannes es la primera y gran concentración de estrellas del mundo, por encima de Venecia y Berlín. Este año tendrá lugar su 77ª edición, del 14 al 25 de mayo y entre los miembros del jurado de la sección oficial estará Juan Antonio Bayona (48).
Hasta ahora, el único español que tuvo un puesto de responsabilidad fue Pedro Almodóvar (74), cuando fue presidente del jurado de la sección oficial en 2017. El director manchego también ha sido el único representante de nuestro país en inaugurar el certamen con La mala educación (2004).
La historia del Festival de Cannes se remonta a hace más de siete décadas. Cabe recordar qu no pudo empezar con peor pie ya que estaba previsto que la primera edición fuera en 1939, pero debido al estallido de la II Guerra Mundial tuvo que posponerse a 1946. Por diferentes acontecimientos sociales hubo otras cuatro ocasiones en las que también fue cancelado: en 1948 y 1950 por falta de presupuesto, en 1968 por las protestas estudiantiles en Francia y en 2020 por la pandemia de coronavirus. A lo largo de su historia también han surgido infinidad de anécdotas.
Las normas de vestimenta son tan estrictas e intransigentes que en 2015 en la 69ª edición del festival, durante la proyección de Carol, protagonizada por Cate Blanchett (54) y Rooney Mara (39), varias mujeres de mediana edad con problemas de salud fueron expulsadas por llevar zapatos planos.
Estalló el Hellgate o la guerra a los tacones. Se acusó al certamen de sexismo y al año siguiente, Julia Roberts (56) se paseó descalza por la alfombra roja, un gesto que muchos interpretaron como una señal de apoyo. En esa misma edición, Susan Sarandon (77) se quitó los taconazos en un evento en el hotel Martínez que fue definido como "un verdadero acto de militancia feminista". En 2018, Kristen Stewart (34) se deshizo de sus stilettos Louboutin para subir la escalinata del Grand Théatre Lumière ya que estaba en contra de la normativa que obliga a las mujeres a llevar tacones.
Por activismo o comodidad hay otras celebrities que también han dado quebraderos de cabeza a la organización. Una de ellas es Nicole Kidman (56) quien en 2003 se quitó los zapatos tras pasar horas interminables durante la velada de presentación de Dogville. En 2011 la modelo Adriana Sklenarikova (52), exmujer del exjugador Christian Karembeu (53), apareció sin zapatos luciendo un vaporoso vestido de gala de tul rosa. En 2023 Jennifer Lawrence (33) lució un vestido de alta costura de Dior en tono rojo intenso cuando sorprendió a todos ya que eligió para caminar unas cómodas chanclas negras para asistir a la proyección de Anatomía de una caída.
Haberse labrado un nombre para la posteridad en los libros de historia es la mejor baza para derribar cualquier tipo de prohibición, como así ocurrió en la edición de 1953 con Pablo Picasso. El malagueño obtuvo un permiso especial para entrar al Palais con un abrigo de piel de oveja hecho a medida para ver El salario del miedo, de Henri-Georges Clouzot, autor del documental El misterio de Picasso que obtuvo el Premio Especial del Jurado tres años más tarde. Cabe resaltar que todos los fotógrafos de la alfombra roja han de llevar esmoquin.
Hay estrellas que saben muy bien cómo crear su propio espectáculo para que los objetivos se centren en su persona. Entre las clásicas destacan Brigitte Bardot (89), quien en 1953 a su sus 18 años no dudó en posar en bikini en la playa en una época en la que esta prenda no era popular. Eran los inicios de su carrera. Apenas era conocida y con este truco publicitario empezó el fenómeno starlet a la par que inició el erotismo en Cannes.
Robert Mitchum estaba en la cúspide de su carrera cuando en 1954 decidió posar en la playa con la actriz de origen egipcio Simone Silva, que acababa de ser elegida Miss Festival. El momento caliente llegó cuando los fotógrafos le pidieron que se quitara la parte de arriba para mostrar sus pechos y la estrella de Hollywood, escandalizado, empezó a cubrirle con sus manos. Varios reporteros gráficos cayeron al agua y otros resultaron heridos en aras de conseguir el mejor encuadre.
Ese mismo año llegaron a la Riviera Francesa Grace Kelly y Cary Grant para rodar Atrapa a un ladrón. Al año siguiente, cautivada por la belleza del lugar, la actriz asistió al Festival para promocionar La angustia de vivir. Fue en ese escenario cuando Pierre Galante, periodista y editor de Paris Match y esposo de Olivia de Havilland, intermedió para que la afamada intérprete conociera a Raniero III de Mónaco. Y surgió el flechazo. Hubo boda real en abril de 1956.
La belleza de Claudia Cardinale (86) sorprendió en 1963 cuando acudió a promocionar la película El gatopardo paseando junto a un guepardo con el que posó en la arena de la playa y en la alfombra roja junto a Burt Lancaster. Cuando Michael Caine (91) llegó en 1966 no le importó posar junto a seis mujeres que llevaban impreso el nombre de la película Alfie en su trasero.
Otros grandes nombres desentonaron en un ambiente cargado de glamour y elegancia. El rebelde y maleducado Quentin Tarantino (61) hizo a una peineta a todos los que le abuchearon al ganar la Palma de Oro por Pulp Fiction en 1992. Y el humorista británico Sacha Baron Cohen (52) hizo el ridículo en la alfombra roja en 2007 cuando eligió un bañador verde como el de su personaje en el filme Borat.
De todos los invitados que han asistido a lo largo de estas décadas hay una persona ajena a la industria que copó las portadas de las revistas y diarios de casi todo el mundo. Esa fue Diana de Gales, que en 1987 llegó a Cannes junto a su esposo, el entonces príncipe Carlos (75), para honrar al actor británico sir Alec Guinness, que recibía un homenaje. Apareció deslumbrante con un vestido azul cielo con chiffon y efecto drapeado de la diseñadora Catherine Walker, quien además fue su amiga y confidente. Décadas después la prenda se subastó por 100.000 euros.
Los escándalos también forman parte de su historia. En 1960, Federico Fellini ganó la Palma de Oro a la mejor película por La Dolce Vita a la que el Vaticano tildó de blasfema y pornográfica, amenazó con excomulgar a los espectadores y en España fue prohibida en tres ocasiones por la censura por "la degradación de valores sociales y morales", lo que supuso que no pudiera estrenarse hasta mayo de 1981. Otro grande de la historia como Luis Buñuel logró burlar el control eclesiástico y franquista cuando quiso estrenar Viridiana en Cannes, con la que se hizo con la Palma de Oro. Hasta la fecha es el único realizador español en conseguirla. Cuando se enteró el Vaticano del estreno se armó un gran alboroto.
Lars von Trier (68) se quedó a gusto en 2011 cuando en la rueda de prensa de Melancolía aseguró que "comprendo a Hitler", lo que motivó que el Festival le declarase persona non grata. A posteriori, el danés especificó que "no estoy a favor de la Segunda Guerra Mundial y no estoy en contra de los judíos".
Entre los escándalos más llamativos que fueron noticia en todo el mundo figuran los robos de joyas. En 2013, el Festival de Cine de Cannes acaparó en varias ocasiones las páginas de sucesos, ya que el grupo internacional organizado Los Panteras Rosas desvalijaron varias ajas fuertes del hotel Carlton llevándose un botín de 103 millones de euros en metales y piedras preciosas. Nunca fue recuperado. En días posteriores también desapareció un collar de diamantes de De Grisogono de unos dos millones de euros y otro de Chopard de 1,6 millones. Al año siguiente, varios ladrones asaltaron la boutique de Cartier en la avenida de La Croisette, haciéndose con 17,5 millones de euros en relojes y diamantes.
En el ámbito periodístico resulta prácticamente imposible que este gremio se ponga de acuerdo con respecto a una decisión concreta. Ha habido dos años en los que los fotógrafos acreditados dieron muestra de su unión. La primera, cuando en 1975 Paul Newman desencadenó una huelga de fotógrafos ya que al estar cansado de su viaje se negó a posar a su llegada. Por la noche, en el ritual para subir la escalinata, los reporteros gráficos depositaron las cámaras a sus pies en señal de protesta. El protagonista de La gata sobre el tejado de zinc admitió más tarde que "fue la lección más importante que he aprendido en mi vida". En 1983 le tocó el turno a la casi siempre antipática Isabelle Adjani (68) durante la proyección de Un verano mortal.