A todos nos han roto el corazón – en un sentido figurativo- alguna vez en la vida. ¿Y si después de la ruptura tu órgano muscular de verdad tuviera algún desperfecto? Es posible, o así lo demuestran recientes estudios que asocian la muerte o la pérdida de una persona cercana con un cambio físico que puede conducir a problemas cardiovasculares. El estudio halla que las personas que acaban de sufrir una gran pérdida no sólo conviven con la angustia, sino que también son más propensos a sufrir fibrilación auricular, es decir, arritmia cardiaca.
Los investigadores han estudiado durante mucho tiempo un fenómeno llamado cardiomiopatía por estrés, el también llamado síndrome del corazón roto, que se produce cuando se vive un episodio de dolor como la muerte de un ser querido. La persona compungida siente, literalmente, que está sufriendo un ataque al corazón.
Los expertos sospechan que el aumento del estrés provocado por una situación emocional difícil podría ser el responsable de todo esto. Los síntomas son la dificultad respiratoria y un fuerte dolor en el pecho. El estudio, publicado originalmente en la revista Open Heart, también analizó si la ruptura de una pareja también podría contribuir a un mayor riesgo de fibrilación auricular, y llegaron a la conclusión de que también puede afectar a nuestro corazón de manera física.
El estudio analizó en Dinamarca a 88.600 personas que fueron diagnosticados con fibrilación auricular y encontraron que las personas que habían perdido a un compañero eran un 41% más propensos a desarrollar fibrilación auricular en el primer mes después de la pérdida de su pareja, en comparación con las personas que no habían sufrido una ruptura o una muerte cercana. También diagnosticaron que el riesgo era especialmente alto entre los más jóvenes y en personas cuya pareja murió de forma repentina o inesperada.
"Este estudio evidencia el fuerte vínculo entre lo emocional y lo físico y el gran alcance que puede tener nuestro estado de ánimo en la salud ", asegura el autor del estudio, Simon Graff, investigador en el Departamento de Salud Pública de la Universidad de Aarhus (Dinamarca). "El síndrome del corazón no se trata como patología, pero tiene fuertes consecuencias fisiopatológicas como la inflamación y el desequilibrio en las partes incontrolables de nuestro sistema nervioso central".