La firma de zapatillas Pompeii ha presentado una colección cápsula con la influencer Gala Gonzalez (33 años), una propuesta diferente donde las normas de estilo se invierten fomentando la experimentación y la libertad creativa.
La rebelión se expresa a través de estampados como el tie-dye y de combinaciones inusuales como el esparto con seda natural, para expresar la individualidad que proclama Gala González bajo el lema #NoSeasons (sin temporadas).
EL ESTILO ha podido conversar con esta influencer para conocer cómo ha surgido esta colaboración y en qué se ha inspirado para crear estos diseños.
¿Cómo ha surgido la colaboración con esta marca?
Surgió porque Pompeii estaba buscando salir un poco de ese look solamente de zapatilla (porque en eso son unos expertos). Querían que le hablara a ese público que a lo mejor solo consume más lujo, y decirle: 'Oye, hay un producto muy interesante que tiene un punto moda y es asequible'. A veces nos olvidamos de eso, pensamos que solo lo que es carísimo es bueno y en España hay marcas que lo hacen muy bien.
¿Ya conocía la marca?
Sí, de hecho, cuando viajo o cuando estoy en mi tiempo libre utilizo solo zapatillas. Y en el caso de esta marca, lo que me gusta es que es un calzado muy ligero, que enseguida lo doblas, lo guardas en cualquier sitio... Es decir, son unas zapatillas que se adaptan a tus necesidades, y eso para mí es lo más importante.
A mí no me gusta que nosotros seamos esclavos y tengamos que adaptarnos a la ropa. La ropa es un accesorio, algo que nos tiene que hacer la vida más sencilla y mejor, no tenemos que ir sufriendo. Creo que Pompeii en eso ha hecho un zapato muy fácil de usar, cómodo y accesible.
¿Ha sido un reto?
Sí, los accesorios son algo en lo que yo no tengo tanta experiencia. Sí había hecho una colaboración con Mango, pero mi especialidad es la ropa. Así, ha sido una manera para que yo explorase algo completamente diferente.
Ha sido un reto, sobre todo, porque ha habido momentos en que convencerles de hacer una bailarina y sacarlos de su zona de confort, las zapatillas, ha sido duro. Ellos decían: 'No sabemos si esto va a gustar...', y yo les decía: 'Confiad en mí, que soy mujer'. A mi me apetecía pare el verano una cosa cómoda, que te de un poquito de altura, que tenga un punto más glamouroso porque están hechas de seda salvaje...
¿Usted en qué se inspiró a la hora de diseñar estas zapatillas?
Para mí la conexión principal fue la utilización de la seda salvaje, porque también la utilicé en mi colección de Amlul. Es una tela que siempre ha sido una de mis telas fetiches. Se utilizaba mucho en los 90, me acuerdo que en mi casa la utilizaban mi madre, mi abuela, mis tías... y es una tela que a mucha gente le da pánico.
Pero yo dije: 'No, no. Esta tela me parece súper cool, novedosa. Una tela muy bonita que tiene un punto orgánico, un punto trabajado pero que no es artificial'. Creo que con la rafia no se suele ver mucho.
Es una tela que no se suele ver en el calzado.
Exacto, y la verdad es la mercedita venía porque yo tenia unas de pequeñas que son las que te ponen cuando eras niña de arras. Y yo dije: 'A ver, esto se puede hacer muy cool sin tener que hacer la típica mercedita de cuero que te duelen los pies, que aquello siempre te mortifica en verano. Vamos a hacer algo fresco, que no sea la típica alpargata que puedes conseguir en cualquier sitio'.
Al final está unido porque en todo ello está su esencia.
Si yo hubiera hecho zapatos para mi propia colección hubiese hecho esto. De hecho, ahora me voy a Grecia y es perfecto para ir corriendo por las piedras.
¿Es más de tacón o de zapatilla?
De zapatilla, y no diría ni siquiera eso, de zapato plano. Ahí ya englobo todo tipo de zapatos. Creo que cuando tenía veintipocos era más esclava del zapato de tacón, y con la edad entro en la fase de I don't give a shit, me importa mucho menos lo que importa la gente.
¿Cuántas zapatillas puede tener en su casa?
Eso no se pregunta (risas). Eso es infinito y más allá.
¿Se ha atrevido a contarlas?
No, porque hago limpieza cada mes. O sea, cuando yo ya veo que aquello desborda empiezo a sacar, regalar y a donar.
¿Dona mucho?
Dono muchísimo. Mis amigas tienen acceso VIP como le digo yo. Siempre pienso que las cosas pueden tener una segunda vida.
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