Extravagancia, glamour y opulencia se dan la mano en la colección de la diseñadora británica Stella McCartney (49 años) para el próximo invierno, rebosante de estampados contrapuestos y colores vibrantes para vestir "sin miedo" y "haciéndose ver" en el regreso a la vida tras la pandemia. Fantasía y realidad flirtean en sus nuevos diseños, creados con la mirada puesta en la idea de escapar, de dejar atrás los meses sombríos para volver a las calles luciendo un estilismo que refleja el anhelo colectivo de "vestirse y salir".
La colección, una amalgama de luces, texturas y combinaciones rompedoras de volúmenes, siluetas y materiales, exhibe sin pedir perdón ni permiso una paleta exuberante de tonos aguamarina, amarillo, verde primavera y violeta intenso que celebran "un nuevo comienzo".
La presentación de los diseños invernales, filmada en la Tate Modern de Londres, es un baile de llamativas prendas de fiesta combinadas con básicos atemporales al servicio de la excentricidad y la extravagancia. Con un aire frívolo e irreverente, la colección se inspira en los clubes londinenses para dar vida a estampados psicodélicos que McCartney despliega en chándales, chaquetas acolchadas y vestidos cortos que dejan asomar la piel en ventanas asimétricas.
Un toque más juvenil destilan los vestidos ajustados fruncidos y las siluetas de péplum en un satén elástico hecho de un material estilo camiseta de viscosa, que también da cuerpo a vibrantes vestidos de crepé retorcidos con nudos, recortes y acabados de canalé para un estilo más informal.
Leal a su herencia británica, la marca también recupera las prendas de abrigo inspiradas en la ropa masculina, combinando chaquetas tipo bomber con pantalones deportivos y faldas de tonalidades brillantes. Las prendas de punto son especialmente ligeras, con jerséis peludos, sudaderas y faldas acampanadas compartiendo protagonismo en una colección que revive bolsos icónicos de la casa, como el Hobo y el Falabella, en nuevas medidas, formas y combinaciones de colores.
La filosofía de la 'maison'
"Quería ser atrevida en este invierno", enfatizó en un encuentro virtual McCartney, quien concibió la nueva colección sumida en el letargo del confinamiento y recordando las noches de música ensordecedora en un sótano bailando, bebiendo y gritando entre masas sudorosas. "Allí es donde me transportan estos diseños", evocó la diseñadora, hija del beatle Paul McCartney (78), empeñada en recuperar una idea: "La moda está aquí para hacernos sentir mejor".
De esta filosofía bebe el eclecticismo propio de la maison, que mezcla estilismos de tintes atléticos y desenfadados con sugerentes piezas de fiesta para representar a todas las clientas, fieles a una visión del lujo que trasciende la estética para poner el foco en la sostenibilidad.
Este compromiso con la moda verde, presente en la colección -confeccionada en gran parte con materiales sostenibles- y en los 20 años de historia de la marca, llevaron a Stella McCartney a presentar este mes de marzo el primer conjunto de cuero hecho de micelio, a partir de las raíces de hongos.
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