Vegetarianos y veganos podrían estar de suerte: el equipo de investigadores holandeses que crearon la primera hamburguesa de laboratorio en el mundo creen que dentro de cinco años podrá salir al mercado. Todo esto ha sido gracias a las investigaciones que se han hecho durante los últimos años sobre la regeneración de las células madre. Los científicos envueltos en este proyecto fueron capaz en 2013 de cultivar con éxito células orgánicas del tejido muscular de una vaca y han creado las primeras piezas de carne sin llevarse por delante la vida de un animal.
Ahora el equipo de investigadores asegura tener confianza para que el producto trascienda de los laboratorios y entre al mercado dentro de apenas cinco años. Este podría ser sin duda una de las revoluciones científicas (y gastronómicas) más importantes, gracias sobre todo al profesor Mark Post, quien desarrolló esta hamburguesa en el laboratorio de la Universidad de Maastricht en Holanda.
Sin embargo todavía se está buscando la forma de abaratar costes para que el producto no cuente con un precio desorbitado cuando alcance los estantes de los supermercados. Y es que uno de los primeros prototipos de hamburguesa, que fue cocinada y probada por expertos culinarios en Londres hace dos años costó alrededor de 270.000 euros.
Peter Verstrate, uno de los miembros de la junta de InVitromeat, fundación creada para recaudar fondos para el desarrollo de tejido cárnico con células madres, asegura que se siente “emocionado” porque este producto vaya a alcanzar los supermercados. “Estoy seguro también de que cuando se ofrezca esta nueva carne como alternativa, habrá cada vez más personas que se unan a comprar nuestro producto por razones éticas”.
Y es que, sin duda, la motivación principal que hizo que el equipo se pusiera a investigar este asunto fe darse cuenta de la creciente demanda de carne en la sociedad y lo poco sostenible que son las granjas factorías. Por otro lado, los métodos de cultivo ganadero tradicionales a la larga también serán menos sostenibles, pues utilizan más energía y gastan más agua y pasto. Un estudio avala que la carne cultivada en laboratorio utiliza un 45% menos de energía, emite un 96% menos de gases de efecto invernadero y requiere el 99% menos de tierra.