Durante años, Nájera ha sido una de las casas de comidas de referencia del madrileño barrio de Argüelles. Una de esas direcciones de toda la vida siempre fiables por producto y ejecución. Fundada en 1959, la casa pasó en 1980 a manos de Florencio Hidalgo, quien llevaba de camarero en la casa desde los 19 años. Florencio incorporó a su mujer Marina Villamil a la cocina, transformando un pequeño bar de barrio en el ejemplar comedor que es hoy en día.
Florencio nos dejó en 2005 pero poco después su hijo Ramón tomó el relevo de esta casa familiar cuyo éxito se ha basado siempre en la proximidad del mercado y en la fina mano de Marina con los pucheros.
Hace poco más de un mes la nueva generación de Nájera ha inaugurado una nueva sucursal en el barrio de Salamanca; un local luminoso, diáfano y acogedor, distribuido en dos alturas, con una funcional y bien provista barra en el piso de arriba y un agradable comedor en la planta baja. Una actualización bien entendida de la casa de comidas de toda la vida; manteniendo el mismo estilo de cocina que en el local primigenio de Guzmán el Bueno.
Para dirigir los fogones se han traído de la casa madre ha Ronnie Domalaón, cocinero de origen filipino formado en las cocinas de Pan de Lujo y la embajada de Estados Unidos que, tras años a la vera de Marina, ejecuta fielmente sus recetas.
En la carta siguen inmutables platos clásicos como la ensaladilla rusa o los boquerones en vinagre. Además todos los días hay reconfortantes guisos de cuchara: bien un potaje de cuaresma o unos garbanzos con calamares que se alternan con recetas tan clásicas que ahora se considerarían demodés como unos espléndidos huevos rellenos o el pastel de carne ¿En cuántos restaurantes se puede encontrar hoy en día un pastel de carne?
Son finísimas las frituras de pescado y muy buenas las verduras de temporada, las chacinas y los mariscos que, al igual que los pescados, se tarifan a precios comedidos. Son recomendables las mollejas de cordero a la plancha y, aunque suene a contradicción, muy ligeros los callos a la madrileña con el punto justo de picante.
El arroz con leche y el flan cumplen con creces en el apartado de postres.
Ramón, con formación en farmacia, ejerció durante una época como visitador médico y mantuvo los contactos hechos durante largos cursos de cafetería de facultad. Tanto que ahora este se ha convertido en uno de los comedores favoritos para comidas de negocios de muchos laboratorios farmacéuticos. Aquí se viene a disfrutar de una cocina honesta, sin afeites y tarifada a precios comedidos. Al igual que con los vinos, la carta no existe. Ramón compra sus vinos favoritos y les aplica un pequeño margen de descorche. Al igual que ocurre con la comida, aquí tampoco se complican mucho. Como dice Ramón. “A mí me aburre leer cartas de platos y de vino. Lo que me apetece es que me pongan cosas buenas, a buen precio y sin complicarme la vida. Y al final aquí todo el mundo sale satisfecho y repite”.
Dirección: C/ Claudio Coello 116 (Madrid)
Teléfono : 91 138 90 21
Precio medio: 35€