Admítelo, pasas más tiempo enfrente del espejo que ella. Lo cierto es que no es un problema en absoluto pero sí es importante que lo admitas, por una cuestión de autoaceptación. Aunque si todavía crees que no es así, entonces revisa estos síntomas y considera tu mismo:
Compras prendas con cuellos en V o con un escote considerable. Te gusta enseñar el torso y estás orgulloso de tu vello. El corte en uve te hará lucir los músculos con más estilo y sin necesidad de andar sin camiseta, que sabes que eso es muy descarado.
A pesar de que estas camisetas suelen aparecer en las listas de “errores que cometen los hombres vistiendo”, sigues pensando que es una prenda infravalorada por los de tu sexo y vas a seguir enseñando pecho sin avergonzarte.
Tienes más relojes que ella collares. No te importa, pero los quieres todos. Seguro que ya compraste estos cinco que te recomendamos.
Miras la tabla calórica de los alimentos constantemente. Es importante tener una alimentación sana, pero estar pendiente de cuántas calorías tiene un plátano o un plato de sopa quizá es pasarse. Eres de los que tiene un menú semanal impreso y colgado en la nevera.
Pero aún hay más, ¿o acaso no tomas batidos por la mañana para procurar tomar las cinco piezas de fruta obligatorias? ¿no tomas vitaminas como spirulina, cola de caballo o levadura de cerveza? El alcohol lo tienes limitado a los sábados y las grasas saturadas te producen náuseas. Una cosa: que tú hayas decidido optar por una dieta así no significa que ella también, así que si la ves comiendo un trozo de chocolate déjala en paz.
Eres (demasiado) deportista. El día que no te dé tiempo a salir a correr o a entrenar en el gimnasio, no pararás de lamentarte. No importa si has estado yendo dos horas diarias todos los días, pero te parece imperdonable que hayas vagueado de forma tan insana. Gastas un bote de colonia cada cuatro meses.
Y no es lo único, lo cierto es que el bote de desodorante no te dura ni una semana. Tu preocupación por oler bien te convierte en un ambientador, ¿o no sabías que tu novia no puede respirar cada vez que te abraza? Deja esa manía de rociarte con perfume durante al menos 10 minutos… con un poco bastará. Lo agradecerán los demás y tus bolsillos.
Te preocupa el bronceado. Bueno, más que preocuparte el bronceado, te preocupa no tenerlo, porque lo cierto es que este año no te ha dado tiempo a que te dé el sol. No has ido a la playa, ni has tenido ocasión de sentarte en un parque a recoger esos rayos de sol. Lo cierto es que un poco de color nunca viene mal, pero queda terminantemente prohibido ir a centros de bronceado a darte rayos UVA.
Tu neceser ocupa más que el de ella. Puede que no tengas maquillaje ahí dentro, pero nunca olvidas tu cacao labial, tu crema facial nocturna, tu crema facial diurna, tu cortauñas del pie (otro para las manos), los bastoncillos, tu cuchilla de afeitar, el after shave, la maquinilla para recortar los pelos de la nariz y orejas… Seguro que algo nos dejamos en el tintero. Tú, desde luego, no.