Este miércoles en Valdepalacios puntual a las 20 horas, Rocío Carrasco (39 años) llegaba del brazo de su tío Antonio Carrasco, hermano de su padre el boxeador Pedro Carrasco. Antes lo hacía el novio Fidel (43) con su madre, vestida en tonos lila y muy guapa. La desgarradora voz de Poveda hizo saltar las lágrimas de la mayoría de asistentes y sobre todo de la novia que rompió a llorar de emoción al oír la estrofa "Valió la pena conocerte, valió la pena enamorarte...". El alcalde de la localidad madrileña de Guadalix de la Sierra ofició la ceremonia. El momento más emotivo llegó con las arras. Fidel, a pesar de su carácter extrovertido, estaba hecho un flan. Rocío se arrancó y le dijo "dame un beso que te quiero con locura". Y ya los recién casados saludaron a todos los invitados, mientras de fondo sonaba otro de los grandes temas de Rocío Jurado. En la ceremonia regalaron abanicos con la misma imagen que la de la invitación.
El gran secreto del enlace era el vestido de la novia. No defraudó con un romántico diseño de Hannibal Laguna, de sedas y tul en tonos nude inspirado en Rocío y decorado con nardos blancos, su flor favorita. La espalda era una obra de arte que solo una aguja sensible como la de Hannibal podría hacer. Una botonadura color maquillaje cosida en tul fino. El novio llevaba un chaqué azul oscuro con chaleco y pañuelo en piqué azul celeste. Muy original y favorecedor pero que finalmente no fue obra del modista nupcial, como se había dicho en un principio.
De las invitadas de la noche merecen mención los dos vestidos de Jorge Vázquez, uno el de Alba Carrillo (30) y otro en tonos naranja de otra de las invitadas. También los tres de Hannibal Laguna, el de Chenoa (41) y Marta Torné (38) en tonos nude y lentejuelas y el de la hermana del diseñador, un rojo princesa con unas joyas espectaculares de cristales de colores. También el semi largo de María Teresa Campos en tul y seda con bordados rojos de Amando de Miguel fue otro de los más bonitos de la noche. Dos elegantes damas, daban un toque de distinción; la actriz Fabiola Toledo, esposa del empresario teatral y de moda, Manel Torrens, con vestido corto de Agatha Ruiz de la Prada y la jovencísima Mencía López de Becerra y de Casanova, hija de la XXIII duquesa de Maqueda, Grande de España, con su marido Javier Saavedra, hijo del prestigioso abogado, que escogió un diseño del italiano Pucci, una joya de alta costura que realzaba aún más su estilosa figura.
El resto; largos, cortos... Más o menos elegantes. Ni siquiera Paulina Rubio (45) supo elegir un favorecedor vestido, además como siga haciendo retoques en la cara no habrá quien la reconozca. La mexicana no se arrancó a cantar ... Por cierto que llegó del brazo del joven padre de su segundo hijo, Gerardo Bazúa.
La atracción de la noche eran Las Campos, Carmen (49) con su marido y Terelu (51) sola no defraudaron, se cambiaron de vestido para bailar más cómodas. Sandra Barneda (40) y Nagore Robles (43) baile va baile viene, uno no sabe si la cosa va en serio o es un rollo de verano. Resucitaba la Jesulina, que lució dos vestidos a cada cual más pasado de moda pero le pudo ganas en la pista de baile y en las distancias cortas es más cariñosa.
En la piscina del hotel había colocadas mesas con centros de flores blancas y velas blancas. La cena consistió en un catering variado con modernas y sofisticadas tapas. Además las medidas de seguridad fueron muy rigurosas, con inhibidores de drones que también impedían grabar con cualquier dispositivo.
Fuera protocolos, los invitados se sentaban donde querían. Toda la velada estuvo ambientada con música; comenzó con el flamenco, para luego dio paso a un moderno grupo que iba disfrazado y que cantó todos los éxitos de las pistas de baile. La voz que más presente estuvo toda la noche fue la de de Miguel Poveda, gran amigo de la pareja.
Valdepalacios amaneció con el matrimonio y sus amigos más íntimos en la pista de baile. La novia movió las caderas con un vestido túnica en tono beige y detalles de fantasía. Hoy se servirá un brunch para la resaca. Los señores de Albiac Carrasco tienen pensado irse de viaje para descansar después de haber estado durante semanas organizando todos los detalles del enlace. No pararon de dedicarse besos y miradas cómplices durante toda la noche. Y es que a la segunda va la vencida.