Manuel Jove (76 años) no es de esos hombres que tiran la toalla a la primera de cambio. Cuando uno conversa con algunos de sus empleados enseguida dejan entrever un sentimiento de agradecimiento hacia el empresario gallego, al que atribuyen una discreción extrema y una personalidad arrolladora. No en vano se refieren a su jefe como un ave fénix capaz de reinventarse cada vez que encuentra una piedra en el camino.
El último trapiés le llegaba hace sólo un par de semanas, cuando tuvo que anunciar la liquidación de su penúltima aventura empresarial: la firma de moda Caramelo, la que vivió una época dorada a finales de los años 90 cuando contaba entre sus filas con los modelos más punteros entonces, como Judith Mascó (47), Mark Vanderloo (48), Nieves Álvarez (42), Andrés Velencoso (38), Jon Kortajarena (31), Laura Ponte (43), la actriz Diane Kruger (40) y hasta el propio Carlos Lozano (53).
El declive de la firma, que tenía córners en los lugares más remotos del planeta y llegó a protagonizar la re-inauguración del Liceo de Barcelona tras el incendio que sufrió, no ha logrado hundirle y, gracias a su visión empresarial, ya se ha embarcado en un nuevo proyecto: la promoción de viviendas en ciudades como Málaga, Madrid o Las Palmas de Gran Canaria gracias a una alianza de su grupo Inveravante con BBVA. Este proyecto inmobiliario supone para Jove una vuelta a sus orígenes.
De carpintero a inversor
Manuel Jove siempre fue un hombre ambicioso en el terreno laboral. Sus inicios como aprendiz de carpintero en el local de su padre, le iban a permitir posteriormente acceder al mundo de la construcción. Pero él siempre quiso más. La historia del corpulento y afable Jove recuerda, salvando las distancias, a la de Amancio Ortega (80): la de un gallego que intentó encontrar su sitio como empresario textil, aunque en su caso no lo logró. Le fue mucho mejor en el sector inmobiliario.
Cuando aún no había cumplido los 20 años, hizo las maletas y emigró a Alemania. Allí tampoco consiguío cumplir su sueño. A su regreso, volvió a la empresa familiar, donde permaneció hasta que se casó y pudo volar en solitario. Primero lo intentó con una empresa inmobiliaria que finalmente quebró. Tras ello recurrió a la ayuda de su hermano, que le dio trabajo. Fue entonces cuando se gestó la célebre Fadesa: gracias a la alianza con varios inversores. Comenzó entonces a pensar en el futuro y en su legado, designando a su hija María José como heredera y vicepresidenta del imperio que se estaba construyendo y que englobaba inversiones en varias empresas más.
La tragedia llama a su puerta
Un día de marzo del año 2002 Jove sufrió uno de los episodios más dolorosos de su vida. Su hija mayor, María José, fallecía de manera repentina debido a un derrame cerebral. Desgraciadamente, la familia del empresario es propensa a sufrir aneurismas de este tipo. Tiempo después despedía también a su sobrino por la misma causa, algo que unió a los dos hermanos y que supuso un punto de inflexión en la vida profesional de Jove. Decidió vender su parte de Fadesa por casi 2.200 millones de euros.
Poco después comenzó a diversificar sus inversiones en otras tantas empresas de diferentes sectores. Entre ellas se encontraba Acciona, Iberdrola, Acelor Mittal, Vocento, Realia, BBVA, incluso bodegas de vinos. En la actualidad es, además, dueño del parque Warner de Madrid (el grupo Inveravante es el máximo propietario del complejo de ocio).
Los caminos de Amancio y Jove se cruzan
Los tentáculos inversores de Jove llegaron incluso hasta Inditex. Casualidad o no, la vida de los dos empresarios gallegos se unió durante un tiempo.
Al margen de su origen y de este cruce profesional, ambos comparten protagonismo en la lista Forbes, aunque de forma desigual. Mientras el dueño de Inditex -que lidera la clasificación española- ocupa la segunda posición en el ranking mundial, Jove ocupa la duodécima posición en España y es uno de los mil más ricos del mundo, concretamente se encuentra en el puesto 959. La fortuna de Jove se estima en más de 1.800 millones de euros (la de Ortega asciende a los 72.000 millones).
El origen de Caramelo: gabardinas en lugar de batas
Al contrario que Ortega, Jove no ha tenido tanta suerte en el mundo de la moda, aunque las marcas de ambos, Inditex y Caramelo, tuvieron orígenes similares. Esta última dio sus primeros pasos en un bajo que solía inundarse a menudo y en el que los antiguos propietarios tenían que achicar agua cada dos por tres. El germen de la firma fue una pequeña colección de gabardinas (Zara hizo lo propio con las batas). Tras una notable expansión nacional e internacional, en 2007 llegó el turno de Jove, que se hizo con casi el 38% de la compañía mientras su hija Felipa (47) ocupaba su sitio de presidenta de la firma.
Años después llegaron los ERE, el concurso de acreedores en 2013 y el abandono de parte de los directivos de la marca. Finalmente Caramelo ha tenido que rendirse a las evidencias y anunciar su liquidación. "Se ha hecho todo lo posible pero la empresa venía ya muy tocada. Jove fue el primero que luchó. Invirtió todo lo que pudo para relanzarla y lo intentó durante los casi 10 años que ha permanecido en ella. Fue recortando gastos poco a poco y sólo cuando no quedaba más remedio, pero la máquina no funcionó. Los empleados sólo podemos estar agradecidos porque ha sido muy generoso", confiesa uno de sus ex empleados. Para Jove, éste sólo ha sido un pequeño bache en su dilatada carrera. A partir de ahora, el empresario seguirá con sus inversiones mientras disfruta de su patrimonio y de lo que él considera mucho más importante: sus nietos.
Amante del arte y la madera
La familia de Jove es una de sus prioridades. Sus empleados aseguran que el empresario ha tratado de inculcar su "buena educación" a sus hijos. Celoso de su intimidad, trabajador incansable y muy querido por sus empleados, pocos datos han trascendido del gallego, salvo que está casado y tiene dos hijos, ambos ejercen importantes cargos al frente de Inveravante. Felipa es quizá la más conocida, pues es además presidenta de la Fundación María José Jove.
Constituída en 2003 en honor a la hija fallecida del empresario, la institución tiene como ejes centrales la infancia y la discapacidad, y cuenta entre sus patronos con su otro hijo, Manuel Ángel, y su mujer, Amparo Santos.
Entre sus aficiones se encuentra el arte. Posee una importante colección privada de pintura internacional, fundamentalmente contemporánea que conforma una de las más importantes de España, que según ha podido saber este medio ha cedido temporalmente a la Fundación.
Otro de sus hobbies es la madera. Los fines de semana los dedica a su familia y amigos y al taller de carpintería que posee en su casa de campo. Otras de las propiedades que componen el amplio patrimonio de Jove son los coches de lujo, la producción propia de vino, los cotos de caza y algún que otro yate y jet privado.