"Mal afamada Sabina Urraca. Difamar, vende en España. Calumniar resulta fácil en nuestro país. Y rentable… Manipular y mentir sale gratis". Así comienza la carta de Álvaro de Marichalar (55 años) contra la información aportada por una periodista, quien coincidió con el aristócrata en una viaje de Madrid a Soria en Blablacar. Urraca aseguró que se comportó como un hombre "desvergonzado e irrespetuoso" hablando todo el tiempo por el móvil en un tono tan alto que no dejaba a los demás viajeros mantener una conversación entre ellos. Un trayecto de dos horas y media que se convirtieron en una auténtica "pesadilla" para ella por las insolencias de él, como relató la propia protagonista a EL ESPAÑOL la semana pasada.
La carta hecha pública por el hermano de Jaime de Marichalar (53) desmiente totalmente las acusaciones vertidas sobre su persona. La misiva no tiene desperdicio. Reproducimos íntegramente el texto en el que no ahorra calificativos contra su compañera de viaje. En su exposición hace una incursión histórica sobre la II República y dice no temer a nada ni a nadie.
Por su interés reproducimos la carta de Álvaro de Marichalar:
Mal afamada Sabina Urraca,
Difamar, vende en España.
Calumniar resulta fácil en nuestro país. Y rentable...
Mentir y manipular sale gratis aquí.
Insultar es correcto si el insultado está ya previamente condenado por los prejuicios imperantes y la dictadura del “pensamiento único” que ha robado nuestra libertad y que está dinamitando la normal convivencia en nuestra vieja Nación...
La envidia y el odio es rentable en nuestra sociedad enferma de cobardía.
Ahí está Iglesias homenajeando ayer -a la fuerza- a las brigadas internacionales en el Parlamento de todos, como el sectario matón que intenta ser... Buenos y malos: se trata de vencer, ocho décadas después de perder: Ahí están las calles que rinden homenaje a uno solo de los bandos (igual de injusto que en los setenta) mientras todos callan y tiemblan ante el poder de la nueva omnipresente dictadura de lo “políticamente correcto”
Los insultos y las falsedades que vomitas aquí, te han hecho famosa en dos días: ¡¡Enhorabuena!!
Supongo que ganarás algún vil dinero con todo esto a cambio de asesinar mi realidad y robarme la reputación tan rápida y fácilmente.
Has ganado una partida que has diseñado tú solita desde el espíritu de la simple destrucción y la estéril revancha.
Tu cobarde proceder será aplaudido por quienes ya me han condenado sólo por haber nacido con unos valores y principios que odias aunque ni siquiera conoces: Ellos te apoyarán como hienas ávidas de sangre fácil y dolor permanente.
Otros; los que saben -positivamente- que tu abyecto proceder no es más que una calumnia rastrera más, no tendrán el valor de defender el honor y la verdad. Proteger valores no vende. Ni “está de moda”.
Vives en la vacua mentalidad destructora de quien no sabe construir nada: Has tardado varios meses en comentar lo que fue un viaje estupendo de cuatro personas en el que todos estuvimos encantados hablando de mil cosas (aunque no soportabas oírme hablar por teléfono en otros idiomas; algo que se te notaba demasiado... )
Tampoco soportabas el debate donde tus argumentos tenían el mismo peso que la dignidad que impregna cada una de tus arteras balas de mentira.
No sabías hablar. No lograbas debatir. Desconocías -por ejemplo- que la proclamación -FRAUDULENTA- de la República en abril del 31 fue un GOLPE con mayúsculas. ESE fue El Golpe.
Para gran desgracia de España...
Franco -y la mitad de España que se levantó contra el absoluto desastre republicano- fue su consecuencia directa: Otro golpe, sí; Para gran desgracia de España. Otra vez.
Para vivir en concordia hay que conocer la historia y saber perdonar y abrazar.
No sabías debatir porque disfrazabas tu pavorosa incultura con esos tópicos tan conocidos; viejos; fáciles; manidos; injustos y falsos.
Los mismos tópicos que vomitas aquí.
Y los seguirás vomitando y seguirás fusilando mi alma durante todo el tiempo que dure tu cobarde y rentable partida convocada a traición...
Yo soy autónomo y no tendré tiempo de leerte más; ya ves, son las dos de la madrugada del sábado y hasta ahora no he podido ocuparme de ver toda esta pequeña basura que has diseñado durante meses y que -creo- has publicado hace tres días...
Lo que más siento es que hayas hecho tanto daño a las personas que conocen mi realidad y que me han mandado mensajes de indignación durante todo el día. Lo que más siento es que los alumnos de universidades o los reclusos de las cárceles a los que doy conferencias de superación personal, puedan temer que la mentira pueda triunfar en algún momento y que -por ello- no valga la pena luchar.
A mí ya no me duelen las balas como las tuyas; hace tiempo que logré hacerme transparente a los cuchillos de indignidad que intentaron hacerme temblar y renunciar a proclamar siempre la verdad y los principios en los que vivo.
No tengo miedo de ti; lo siento por ti.
Dios te ayude. Te perdono ahora y mañana.
Álvaro de Marichalar y Sáenz de Tejada