La figura de Ramón Espinar (30 años) ha vivido el proceso inverso al de su jefe, Pablo Iglesias (38). Si el líder de Podemos ha adquirido con el tiempo un estado de forma más saludable y menos enjuto que en los inicios de su carrera política, el portavoz de Podemos en el Senado ha sufrido una importante pérdida de peso y ha cambiado notablemente su aspecto físico en los últimos años.
Hace más de un lustro, cuando compartía pantalla con Iglesias en el programa La Tuerka que se emitía en el canal madrileño Tele-K, Espinar lucía una media melena de la que ahora ha se ha desprendido.
Pero no sólo eso. Su peso ha cambiado también. En la actualidad luce mucho más delgado y en forma que antes, algo que -junto a su estilo desenfadado, su cuidada vestimenta y su barba- le ha valido situarse en los primeros puestos del ranking de los políticos más atractivos de este país, junto a otros nombres como Borja Sémper (40), Pedro Sánchez (44), Albert Rivera (36), Miguel Vila (31) o Alberto Garzón (31).
Con todo, se ha instalado el misterio en lo que concierte a su evidente cambio físico. A sus compañeros de partido no les consta que Espinar se haya sometido a dieta alguna o esté entrenando duro en el gimnasio. Todo lo contrario. Atribuyen la transformación física a los cambios "propios de la edad" y al estrés, y aseguran a este medio que, lejos de regímenes alimenticios, el político "es de buen comer". De hecho, revelan, a modo de anécdota, que cuando salen juntos a comer el político suele picar las patatas de los platos de los demás comensales.
En este sentido, aseguran a EL ESPAÑOL que es un gran amante de la cocina y suele deleitar a sus amigos con sus platos estrella, entre los que se encuentran los espaguetis al pesto y la paella. "Se le da bien", revelan.
Lo que sí practica Espinar es el deporte, concretamente el fútbol y el baloncesto. Quizá ahí resida justamente el secreto de su buena forma física.
Sin novia conocida
Espinar, que este miércoles se convertía en objeto de críticas después de que trascendiera que ganó 30.000 euros al vender una vivienda protegida sin haber vivido en ella, está soltero y no se le conoce novia oficial. En la actualidad, reside en el centro de Madrid en un piso de alquiler.
A pesar de lo ocurrido esta semana, el político ha intentado siempre mantenerse en un segundo plano y destacar únicamente por sus logros políticos y su oratoria en los diversos programas de televisión en los que colabora. Tal es así que cuando dio el salto a la política borró todos los tuits de su perfil en Twitter con el objetivo de eliminar cualquier polémica de la que pudiera ser objeto.
Pero ni con esas logró que se pasara de puntillas por su situación familiar. Y es que a menudo se le ha criticado que defienda ciertos ideales cuando su padre, el abogado Ramón Espinar Gallego (expresidente de la asamblea madrileña), llegó a ser imputado por el caso de las tarjetas black por presuntamente hacer uso de ellas cuando era consejero de Caja Madrid. El senador de Podemos en la Comunidad de Madrid ha tratado siempre de desvincularse públicamente del comportamiento de su progenitor.