Soraya Sáenz de Santamaría (45 años) ha renovado su imagen. Quizá tenga algo que ver el hecho de que, en menos de una semana, encara el XVIII Congreso Nacional del Partido Popular.
En cualquier caso, la vicepresidenta del Gobierno ha perdido peso de forma notable, viste con un look mucho más serio y elegante, su maquillaje es más natural -y centrado en ensalzar los pómulos y no los labios- y su cabello luce un peinado mucho más desenfadado y moderno. Así lo confirma una de las estilistas consultadas por EL ESPAÑOL.
"A lo largo de estos años ha conseguido un cambio de imagen muy acertado. Entre 2016 y 2017 se ha sometido a un proceso progresivo de actualización, no ha sido brusco y por eso hay mucha gente que no se ha dado cuenta. Ahora tiene un mejor aspecto. Por ejemplo, su sonrisa es más bonita, está más estilizada y sus peinados, a pesar de ser clásicos, cada vez son más desenfadados", asegura Mara Amandi, fundadora del estudio de belleza Mara Amandi Madrid, que cuenta con más de 20 años de experiencia en el sector.
"Su estilo ha dado un giro de 360 grados. Ha abandonado la sobriedad y es más moderna y atrevida, aunque tiene limitaciones como el entorno predominantemente masculino y el cargo que ocupa. Por eso mantiene aún cierto grado de clasicismo y seriedad", prosigue Amandi.
En definitiva, Sáenz de Santamaría ha tomado buena nota de las críticas que generaba su estilo y ha dejado aparcada la brocha de colorete rosado, las barras de labios de tonos llamativos, los trajes oscuros y clásicos y las constreñidas melenas sin volumen. Y eso, sin necesidad de recurrir a estilistas o asesores de imagen, pues durante estos años la vicepresidenta no los ha necesitado.
Ahora vuelve a optar por las capas desdibujadas y el volumen en el cabello, los colores otoñales y el maquillaje natural y homogéneo. A su cambio de imagen contribuye, además, el cambio de peso. Tal y como puede percibirse en el rostro y en la zona del cuello, Sáenz de Santamaría ha perdido kilos de forma notable, lo que le ha estilizado sobremanera la figura.
Lo cierto es que las políticas del PP se han tomado en serio eso de renovar la imagen del partido por dentro y por fuera. Andrea Levy (32) y, sobre todo, María Dolores de Cospedal (50) son conscientes del cambio que requiere la agrupación y, más concretamente, su cargo. Así, la actual ministra de Defensa también ha experimentado una notable transformación que pasa por looks más formales y sobrios propios de su condición gubernamental. La elegancia de su nuevo estilo no está reñida con la sencillez, de ahí que recurra en escasas ocasiones a las joyas y complementos.
Ambas políticas suelen ir a la par en lo que a cuestiones estilísticas se refiere. Las dos recurrieron en su día a las modernas gafapastas. Si ahora hay que renovar la imagen, vicepresidenta y ministra se vuelcan con la causa popular.