Si Google nació en un garaje, Wallapop no lo hizo de una forma menos humilde. La historia es simple y hay que fecharla en 2013: dos amigos y compañeros de trabajo procedentes de modestos barrios de la provincia de Barcelona, Agustín Gómez y David Muñoz, dejan sus trabajos estables en el mundo de la auditoría para apostar por una idea que durante tres años no les reporta ningún beneficio económico. Uno es matemático y el otro ingeniero de telecomunicaciones, pero ambos asumen riesgos, aunque el del primero llega al límite, pues se aventura mientras espera a su primer hijo.
"Él sí que fue valiente, porque dejar tu trabajo cuando tu mujer está embarazada es una locura. Yo estaba soltero en ese momento, ahora tengo un hijo de cuatro meses y David tiene dos. Las cosas son distintas, pero en aquel momento el que más arriesgaba era él", cuenta a EL ESPAÑOL Agustín Gómez, uno de los fundadores y actual CEO de Wallapop, compañía que hace tan sólo unos días promovía el talento femenino, coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer, ofreciendo 200.000 euros en becas en colaboración con Ironhack para potenciar la presencia femenina en la industria tecnológica.
Para llevar a cabo tal empresa, contaron con dos apoyos fundamentales, dos emprendedores en serie que en ese momento buscaban talentos que materializaran sus modelos de negocio. Se trata de los también catalanes Gerard Olivé y Miguel Vicente, responsable de otros triunfos empresariales como LetsBonus.
El primero, licenciado en Comunicación, es un gran amante del deporte, sobre todo del esquí y del motor. "Llegué a competir a nivel nacional", confiesa el propio Olivé a este medio mientras revela que adora la velocidad. Quizá por eso siempre está pensando en nuevos negocios y ahora, tras desvincularse del día a día de Wallapop, está centrado junto con Miguel en nuevas ideas que materializar.
Por su parte, este último, ingeniero industrial, tiene un hijo de 7 años que como él adora el deporte. "Es un padrazo", añade Olivé.
David y Agustín tampoco se quedan atrás en lo que a estar en forma se refiere. Tal y como cuenta Gómez, a quien como no podía ser de otra forma le encanta ir de compras, es un "adicto al ciclismo".
La sencillez con la que surgió la que hoy es la aplicación móvil de compra y venta de productos de segunda mano más popular no se queda ahí. La agencia de publicidad encargada de los spots de la marca ni siquiera era una empresa. Gómez y Muñoz enredaron a otros tres amigos que, del mismo modo, terminaron despidiéndose de sus respectivos trabajos para unirse a la aventura. Crearon entonces Drop & Vase y pasaron a encargarse de la difusión y marketing de Wallapop, que comenzó a sonar con fuerza tras la emisión de uno de sus primeros anuncios publicitarios, aunque en este caso el boca a boca ha sido fundamental.
El negocio de Gómez y Muñoz no ha reportado beneficios hasta hace bien poco. "Es cierto que la industria de los clasificados es una de las más potentes y rentables, pero para comenzar a monetizar es necesario posicionarse frente a la competencia y lograr cierta distancia respecto al segundo. Por aquel entonces el capital riesgo fue el que nos ayudó a financiarnos. Ahora nos apadrinan pesos pesados y es cuando, tras liderar el mercado, hemos comenzado a hacer dinero", explica Gómez.
A partir de este momento, lo que barajan los dos fundadores es comenzar a rentabilizar la compañía a través de los usuarios premium. "Son millones las personas que utilizan nuestra aplicación, pero hay algunas que lo hacen con más intensidad. Las funcionalidades premium son las que nos ayudarán a monetizar la compañía", señala Gómez.
En las oficinas, que cuentan con bodega para el disfrute de los empleados, trabajan actualmente 120 personas cuya media de edad es de 25 años. Pese a acudir cada día a trabajar a la oficina, es más probable encontrar a Gómez en el bar situado justo debajo. "Los negocios los cerramos allí. Es casi como mi despacho", explica un CEO al que nunca le ha gustado hacer ostentación y que prefiere conservar las costumbres del primer día.