La decisión, esta semana, de repartir un extra de 13,2 millones de euros entre los empleados de la filial española de Ikea ha suscitado varios sentimientos. Primero, la incredulidad y el escepticismo, luego la alegría y, por último, la envidia sana entre los que no están en la plantilla de la empresa sueca.
Los más de 8.100 afortunados -es el número de empleados en España- hacen ya cuentas y se frotan las manos con sus 1.600 euros brutos de media a modo de bonus por los buenos resultados del pasado ejercicio, 4,7% más que el año anterior.
Pero, ¿quién está detrás de esta decisión?
Se llama Tolga Öncü (38 años) y es el responsable de la filial ibérica. Sueco de origen turco, es un gran amante de la cocina y de descubrir constantemente nuevos sabores, algo que hace junto a su mujer, con la que lleva casado tres años y a ka que conoció en un aeropuerto.
"He heredado la pasión por la cocina de mi madre, aunque hasta que no conocí a mi mujer no empecé a disfrutar del arte de cocinar en compañía. Antes me contentaba con comer y me perdía parte de la diversión, como es planificar y preparar. Ahora me encanta hacer recetas nuevas y saludables", confiesa en conversación con EL ESPAÑOL justo después de que se conociera su navideña decisión.
La pregunta es obligada, ¿a qué se debe esta positiva y poco frecuente acción?
Incentivos como estos están enmarcados dentro de unos programas que en sueco significan gracias. Con este son ya tres años haciendo un reparto equitativo independientemente del puesto que se ocupe. Es una forma de agradecer el trabajo y esfuerzo de todos por alcanzar los objetivos, así como una forma de compartir el éxito con quienes lo hacen posible. Estamos muy contentos y es muy reconfortante ver cómo calan iniciativas como esta en la sociedad, pero no nos gusta dar lecciones a nadie. Ahora bien, si este tipo de programas inspira a otros, bienvenido sea.
¿Sería capaz de montar usted solo una de las camas de la firma?
Me atrevería a decir que sí. Ikea nos ha hecho a todos volver a utilizar las manos al equipar nuestro hogar, y nos ha convertido en expertos montadores de muebles, ¡y yo no soy una excepción! Disfruto montando muebles porque me relaja a la vez que me divierte. Y así, además, conozco los productos.
Los orígenes de un jefe atípico
Tolga aún no domina el español. Lleva en España unos cuatro años, aunque ha desarrollado toda su vida profesional en la empresa. A Ikea llegó como responsable de logística en 2003, justo después de licenciarse en Administración de Empresas. De allí pasó a encargarse de la parte de ventas, también en Suecia.
Fue entonces cuando sus raíces turcas comenzaron a hacer de las suyas y en 2006 viajó a Turquía para ahondar en ellas y, de paso, dirigir una de las tiendas. En 2008, regresó a Suecia y permaneció allí, de nuevo como responsable de ventas. Llegó a España como segundo de la filial, pero el pasado año se convertía en el director general, algo que, asegura, ha cubierto sus expectativas, aunque al principio la adaptación a España le costara relativamente, sobre todo los cambios horarios en lo que a alimentación se refiere.
Curioso y valiente, no se moja fácilmente y prefiere no decantarse por un rostro conocido que refleje los valores de la marca y que pudiera convertirse en la nueva imagen de la firma en España. "Todo el que se siente identificado con ello y sienta un especial interés por la vida en el hogar puede ser un perfecto embajador, aunque los mejores son nuestros empleados", relata.
Quienes le conocen aseguran que es un hombre positivo, cercano, accesible y de mente abierta, que adora viajar por placer y que es muy consciente de qué es lo verdaderamente importante en una marca como Ikea.
Para muestra, un botón: Tolga es de los que se patea la ciudad buscando piezas de mobiliario e incluso llega a visitar casas de perfiles muy distintos a fin de descubrir cuáles son sus necesidades y sueños. Todo para conseguir que, pronto, "todas las casas españolas tengan algo de Ikea", incluidos los reyes Felipe (48) y Letizia (44).