"Jamás pensé que mi matrimonio se podía romper". Las palabras del torero Palomo Linares meses después de anunciar su divorcio de la exmodelo colombiana Marina Danko (62 años) resumían lo que muchos pensaban: que la suya era una historia de amor como pocas, con perdices incluidas. Pero la idílica relación amorosa, que comenzó en 1969 con un diestro completamente enamorado, terminó 42 años después en medio de la polémica, de la que las revistas del corazón fueron testigos de excepción. Palomo Linares describió entonces su matrimonio como "un mal sueño".
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Él era hijo de un modesto minero y ella, nieta de un rico empresario de Colombia. El torero y la entonces aspirante a Miss Mundo iniciaron su romance a finales de los años 60, pero no fue hasta siete años después cuando decidieron formalizarlo y convirtieron su boda en todo un acontecimiento social. Corría el año 1977 y tanto la celebración como la posterior luna de miel en Mallorca fue recogida con todo detalle por la prensa del momento.
Tras un viaje en el que apenas se dejaron ver fuera de la suite, el matrimonio pronto se puso manos a la obra para convertirse en padres. Así, de su unión nacieron tres varones: Sebastián (39), Miguel (36) y Andrés (28), el primero de los cuales quiso seguir la senda de su padre y convertirse en matador de toros.
Su matrimonio duró 34 años. La sorpresa llegó en 2011, cuando decidieron dejar de vivir juntos. "Me dijo que quería vivir solo y que quería vivir su vida (...). Sebastián no es el mismo que yo conocí y eso me ha tenido bloqueada: no es la persona de la que me enamoré", explicaba Danko a golpe de talonario a la revista Hola, una de las que registró su relación desde los inicios. Ella se instaló entonces en su casa del madrileño barrio de Salamanca, mientras él hacía lo propio en su finca El Palomar, de Aranjuez, donde se centró a su ganadería y a la pintura, una de sus grandes pasiones.
Tras la ruptura, comenzaron a surgir los verdaderos motivos: una tercera persona habría aparecido en la vida del diestro, una venezolana algo más joven que él y con la que se estaría viendo Palomo Linares desde hacía un tiempo.
La crisis económica también tuvo mucho que ver en una separación que comenzó a tornarse desagradable. Los negocios familiares comenzaron a registrar pérdidas, aunque los problemas financieros con la Agencia Tributaria ya asolaban a Palomo Linares y Danko desde los años 90, lo que comenzó a mermar las arcas del matrimonio y también la credibilidad del torero, que fue acusado de intentar tapar agujeros con sus constantes retiradas y regresos al ruedo.
Los problemas comenzaron a hacer mella y tras el divorcio dejó de haber acuerdo y paz entre las partes. Cada uno inició su nueva vida por separado. Palomo Linares con su incipiente pareja, la empresaria venezolana Lilia López, y Marina Danko con su colección de joyas, que ya había iniciado durante su vida en común pero a lo que se dedicó en cuerpo y alma tras la ruptura.
Las desavenencias en el seno del extinto matrimonio quedaron patentes en 2013, durante el funeral de un familiar de Marta González -exmujer de Miguel Palomo Danko-, Palomo Linares optó por no acudir a fin de evitar las posibles fotografías con su exmujer. Tampoco lo hizo Miguel, hijo de ambos, quien no vio con buenos ojos que Danko sí asistiera. La familia había quedado dividida tras la separación del torero y la modelo.
A ésta le había seguido el divorcio de Miguel Palomo Danko y Marta González, después de cinco años casados. Esta ruptura también estuvo lejos de ser amistosa, sobre todo por el reparto del patrimonio. Los miembros del clan tomaron entonces posiciones. La diseñadora de joyas apoyó sin fisuras a la que había sido su nuera, mientras que Palomo Linares hizo lo propio con su hijo, quien curiosamente había puesto fin a su matrimonio para comenzar una relación con una rica venezolana llamada Jimena que, por si fuera poco, es hija de Lilia López, la pareja de Palomo Linares.
La historia se repetía. Padre e hijo, emparejados ya con la madre y la hija venezolanas, cerraron filas en uno de los bandos, mientras que Danko trató de rehacer su vida por su cuenta, con el apoyo de sus otros dos hijos. A finales de 2015, la exmodelo encontró de nuevo el amor en un millonario suizo de raíces canarias llamado Fabio Mantegazza. Palomo Linares, que para entonces ya había roto con Lilia, comenzó a verse con la juez Concha Azuara, con la que mantenía una relación hasta el día de hoy.
Mientras tanto, las cuestiones económicas seguían sin dilucidarse. Sobre todo las que respectaban a los recibos y gastos que había dejado de pagar el torero a su exmujer, impagos que se habían cifrado en 5.000 euros y que al torero nunca parecieron importarle.