Todo estaba preparado para el juicio más esperado del año, el que iba a colocar frente a frente a Belén Esteban (43 años) y Toño Sanchís (43) en los tribunales. A primera hora de la mañana llegaba la tertuliana visiblemente nerviosa y con el semblante serio. Lo hacía acompañada de su novio, Miguel, y sin miedo a econtrarse al que fuera su representante, tal y como ella misma ha reconocido a los medios de comunicación que se agolpaban a las puertas de los juzgados de Torrejón de Ardoz.
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"Sólo quiero que acabe ya todo. Es un día muy importante para mí", añadía Esteban justo antes de entrar en el edificio.
Pero de Toño Sanchís y su mujer Lorena ni rastro. Tan sólo sus abogados hacían acto de presencia y excusaban la sonada ausencia aludiendo que ni uno ni otro habían sido citados a declarar. Tras conocer que no se encontraría con su exrepresentante, Belén Esteban respiraba tranquila.
Horas después, uno a uno abandonaban el lugar. Los abogados de Sanchís lo hacían "contentos" y "satisfechos" con el resultado de las declaraciones. Esteban, por su parte, mantenía el mismo rostro serio que mostró a su llegada. "No voy a decir nada", comentaba muy agobiada debido al aluvión de periodistas que trataban de conseguir unas declaraciones suyas. "Nunca la había visto tan nerviosa", desvelaba uno de los reporteros de Sálvame, "y eso que llevo trabajando con ella ocho años".
El desencuentro de Toño con la prensa
Al no acudir al juicio, muchos periodistas se trasladaron rápidamente al domicilio del exrepresentante para conocer sus impresiones y las razones que le habían llevado a él y a su mujer a ausentarse de los juzgados. Las únicas palabras que lograban extraer a Sanchís era "sinvergüenzas", en referencia a los medios apostados a las puertas de su casa.