Con el rostro, las manos y los senos teñidos de rojo. Así han amanecido las estatuas de Lola y Antonio Flores en el madrileño cementerio de La Almudena. El vandalismo ha vuelto a hacer acto de presencia este fin de semana y, si hace unos días era la figura de Rocío Jurado la que aparecía mutilada, ahora le ha tocado el turno a otra folclórica, además de a su hijo.
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Las estatuas de Antonio Flores y su madre, ubicadas al lado del panteón familiar detrás de la capilla, en el Cementerio del Este, eran profanadas con pintura de color rojo. El encargado de denunciar el vandalismo era el concejal socialista Antonio Miguel Carmona (54 años), quien se ha mostrado indignado por lo que considera "un atentado" y del que ha aportado pruebas gráficas.
"El estado de abandono de esta ciudad llega hasta los muertos, donde dejamos que seres incívicos profanen nuestros recuerdos, con un único responsable: el Ayuntamiento de Madrid", sentencia el político, que aprovecha para instar al consistorio a abrir una investigación sobre lo sucedido y a "asumir responsabilidades por la falta de seguridad en el mismo".
Lo cierto es que el acto de vandalismo no ha tardado en descubrirse debido entre otras cosas a que las estatuas de metal de Lola Flores y su hijo son las más visitadas de todo el cementerio de La Almudena. Muchos admiradores acuden en peregrinación hasta el lugar que constituye toda una muestra del patrimonio histórico y cultural de la capital española.
Ataque a las folclóricas
El pasado viernes, la escultura de bronce que adorna el mausoleo de Rocío Jurado fue mutilada. Los seguidores de la artista denunciaron que alguien había arrancado la flor que la estatua sostenía en una de las manos. Una de las primeras en hacerse eco de la información fue la sobrina de la más grande, Rosario Mohedano (38).