Isabel Pantoja y Julián Muñoz: tú encerrada en Cantora y yo bailando sevillanas
Fue en 2003 cuando se dejaron ver juntos y desde ese día prometieron no separarse. Sin embargo, en la alcaldía de Marbella todo se precipitó y, entre blanqueos y bolsas de basura, su historia se hizo añicos y hoy hacen como que no se conocen en un presente muy distinto.
25 enero, 2018 14:02Noticias relacionadas
Hay vida más allá de prisión y diferentes estilos de vida. Hasta que llegó el Rocío del año 2003 las vidas de Julián Muñoz (69 años) e Isabel Pantoja (61) discurrían, aparentemente, por separado, ya que hay quien apuntó a que se vieron en la Feria Internacional de Turismo (Fitur) de Madrid en enero. El noviazgo, por tanto, comenzaría a mediados o finales de 2002. Sin embargo, fue en la citada fiesta cuando se dejaron fotografiar sin reservas prodigándose carantoñas y arrumacos. En ese momento, no solo comenzaba una historia de amor, sino el comienzo del fin para la alcaldía de Marbella.
El primer escándalo, el sentimental. Julián estaba casado por aquel entonces con Mayte Zaldívar (61) quien tuvo que ver cómo su marido bebía los vientos por una folclórica que cada día ocupaba más protagonismo en Marbella a la sombra de Muñoz. Entonces, era alcalde, pero las relaciones con Jesús Gil, exregidor, estaban muy deterioradas.
Ganó las municipales de mayo de 2003, pero en agosto fue destituido por una moción de censura encabezada por Marisol Yagüe (66), provocada tras la destitución del gerente de Urbanismo, Juan Antonio Roca. Entre esa convulsa vorágine política, el amor de Isabel y Julián se impuso y Zaldívar se descolgó del triángulo amoroso. Fueron años tensos los que vinieron con Julián perdiendo los estribos con la prensa que lo seguía, la folclórica arremetiendo con los reporteros al son de 'No me vas a grabar más' y Mayte, la tercera en discordia, desfilando por los platós de televisión hablando de bolsas de basura y de una Pantoja ambiciosa y llena de ínfulas. Contra viento y marea, los enamorados se refugiaron en su nido de amor, Mi Gitana, hogar que años más tarde quedaría como su relación: convertido en escombros.
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Tres años después, tras insistentes rumores, Julián Muñoz, ya exalcalde, fue detenido el 19 de julio de 2006 en Mi Gitana. Era la operación Malaya. Ese día, se encontró dinero en metálico que la policía requisó a Pantoja, aunque ella pudo demostrar que procedía del pago de conciertos y se le devolvió. El futuro comenzaba a ser sombrío y las arcas marbellíes comenzaban a hablar. En noviembre de 2006, la exmujer de Muñoz, Zaldívar, fue arrestada por Malaya. En mayo de 2007, le tocó el turno a la propia Pantoja, cuyas cuentas ya fueron escrutadas por Hacienda. Ahí comenzó su verdadero calvario.
El fraude pudo con el amor
La sentencia de la Audiencia Provincial de Málaga, hecha pública el 16 de abril de 2013, consideró probado que la pareja "ejecutó un plan preconcebido para aflorar dinero y ganancias –respecto de las que ambos pretendían disfrutar en beneficio propio– que Julián Muñoz había obtenido de sus actividades delictivas, confundiéndolas y mezclándolas con las procedentes de actividades profesionales y mercantiles lícitas de Pantoja".
Por tanto, se dedujo que la tonadillera sabía que su novio manejaba dinero de sus delitos. "Con la finalidad de esconder su origen y aflorarlo con apariencia de licitud, lo empleó en la adquisición de inmuebles e inversiones empresariales", desgranó entonces la Sala.
Con los brazos cruzados y sin moverse un ápice recibió Isabel su condena de 24 meses de prisión y el pago de una multa de 1.147.148,96 euros por el caso de blanqueo de capitales en el que también estaban acusados el exalcalde de Marbella, Julián Muñoz, Mayte Zaldívar, entre otras personas. En un principio, todo indicaba que la artista no pisaría prisión, pero en noviembre de 2014 ingresó en Alcalá de Guadaíra mientras se escuchaban rumores de condena ejemplarizante. Julián ya lo había hecho, pero mientras una cumplió con lo establecido, el exedil -que debía cumplir cuatro años y seis meses- salió de prisión pretextando una maltrecha salud.
Si bien el blanqueo se cernía sobre ellos, el destino perfiló un futuro muy distinto para Isabel y Julián. La artista salió de prisión definitivamente en 2016 y se encerró a cal y canto en su adorada Cantora, abriendo las puertas de su voluntario retiro tan solo para cantar sobre el escenario. En su antípoda se encuentra Julián, que parece que en Marbella ha ido reponiéndose y recuperando la salud a ritmo de sevillanas a las tantas de la madrugada. Hoy, son dos personas que hacen como que no se conocen.
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