Por más que le reste importancia, Lorenzo Caprile (50 años) está imparable. No solo acaba de ser condecorado con la Medalla de las Bellas Artes de la mano de la reina Letizia (45), sino que está de aniversario por los 25 años de su taller y por estrenar el próximo lunes Maestros de la costura, en TVE. Un formato algo así como el Masterchef de los alfileres, el cocinado del buen gusto. Su hábitat natural. Cuidado, no abandona los tejidos, solamente los traslada a la televisión en esta nueva y trepidante aventura. Ni se arredra ni piensa en pequeño.
En conversación con JALEOS, Caprile se confiesa cansado, hay días en que le gustaría picar la puerta de un superior y prejubilarse. Los años pasan, se lamenta. Sin embargo, se nota que ese no es él, que lanza su queja con la boca pequeña. Hay momentos en los que se pierde el brillo y la puntería, pero son los menos y rápidamente se reconviene a sí mismo: "Aunque luego hay que verlo, porque la pasión tira". Y él no puede dejar de esculpir la belleza.
Es alguien humilde que, lejos de pavonearse con los rostros populares a los que ha vestido y viste, destaca que su mayor pundonor es el taller que pudo abrir en Claudio Coello. Ahí está su alma, su esfuerzo, su sustento. Cuando habla de su centro de creatividad recupera la ilusión del niño con juguete nuevo: "Ojalá el programa que estreno me ayude a reformar el taller, que se nos ha quedado pequeño".
Habla siempre en plural; el éxito es cosa de muchos, y matiza que, por favor, se le trate de modista, jamás de modisto. Parece una nimiedad, pero él se defiende con este medio de esa vulgaridad: "Es como si yo os llamara periodistos. Es una aberración". Así es Lorenzo Caprile entre bambalinas, alguien que lo mismo diseña el vestido de novia de Cristina de Borbón (52) que se viste de segunda mano por aquello de lo sostenible. Casa de guerrero, cuchillo de palo.
Antes que nada, muchas felicidades por esa Medalla de las Bellas Artes en Málaga. Se lo veía emocionado.
Muchas gracias. Fue un acto muy emotivo y bonito.
La medalla se la entregó la reina Letizia. ¿La saludó?
Fue un saludo oficial porque había mucha gente. Me nombraron para darme el premio y no hubo más. Tampoco tenía que ser de otra manera. Fue todo muy protocolario, ¡no hay que darle más bombo al tema!
Muchos aseguran que este 2018 es su año.
Eso dicen, pero es porque ha coincidido un poco todo, la medalla y el programa que estrenamos en TVE. En realidad lo de la medalla estaba programado para el 2016 y debían habérmela entregado en otoño de 2017, pero con el asunto de Cataluña no tenían muchas fechas libres, como es lógico. Y las cosas que ocurren; me la han entregado en la semana cercana al estreno del programa.
El lunes se estrena con Maestros de la costura, ¿cómo se enfrenta a este reto?
Bueno, ya está todo grabado, por lo que lo hecho, hecho está. Espero que salga bien y que el programa guste. Ojalá que vaya bien y tenga consecuencias positivas no solo para mí, sino también para la productora, para Palomo Spain (26), Marta Escoté (39) y Raquel Sánchez Silva (45). Se estrena el lunes a las 22:30 y tenemos mucha ilusión.
¿Cómo es su relación con sus compañeros de programa?
Hemos hecho mucha piña y hemos entablado una relación maravillosa. Nos reímos mucho, nos emocionamos. Hay grandes momentos preciosos, pero también de tensión. Son 12 personajes con mucho talento. Desde el punto de vista humano, es una experiencia inigualable. Otra cosa es que el programa funcione o no, eso ya depende de otras cosas.
Ante su excelsa trayectoria, ¿qué le queda por hacer a Caprile?
Me queda todo por hacer. Muchas cosas. Cuando uno dice que ya no tiene nada que hacer, está bajo tierra. Una de las cosas positivas que espero que me dé este programa de TVE es poder agrandar el taller, reformarlo porque se me ha quedado pequeño. Estamos muy apretados y ya tiene muchos años. Se merece un lavado de cara. Si eso me lo va a dar el programa, bienvenido.
De todos los diseños mediáticos que ha creado, ¿con cuál se queda?
No soy nada fetichista en eso, ni mitómano. Siempre digo que lo único que recuerdo es lo que sale mal, eso es lo que se me queda. Los trajes bonitos que salen bien se me olvidan. De los fallos siempre se puede aprender y mejorar. Si tuviera que recordar un traje mediático con cariño, uno de mis primeros encargos, fue el de Carla-Royo Villanova. Éramos muy jóvenes y podría haber salido fatal el experimento, pero salió bien.
Una de sus primeras clientas fue Amalia Obregón, ¿qué recuerdos tiene?
Amalia, la hermana mayor de Ana García Obregón (62), era una de las grandes modelos de los años ochenta en España y con ella hice mi primera sesión de fotos y mi primera aparición en prensa. Eso fue en 1983 más o menos.
Ser amigo de un cliente famoso, ¿es contraproducente?
Más bien yo creo que influye para mal. Los médicos, por ejemplo, le tienen pavor a ese 'síndrome del recomendado'. Basta que te recomienden a alguien, que tengan que operar a un hermano tuyo, para que todo salga fatal. Pues lo mismo ocurre entre costuras. Uno se siente más a gusto y libre con una clienta anónima. En cambio, cuando es algo conocido... Eso pasa en cualquier oficio.
Hablemos de los Goya. ¿Qué le parecieron las críticas?
Este país es envidioso y de crítica fácil y ya estamos acostumbrados. Yo he visto un gran nivel. Ahora se muestra mucho más el producto español que en otros años, estamos al 50-50 con la presencia extranjera. Eso es muy bueno. Yo destaco todos los años que las mujeres mantienen el tipo, pero los hombres cada vez son más arriesgados y atrevidos, como los Javis y Eduardo Casanova. Las mujeres evolucionan favorablemente siempre, pero los hombres innovan más.
Un día dijo usted que si tuviera un jefe se jubilaba ya, ¿sigue en esas?
Uno cumple sus años y tengo que reconocer que ya estoy cansado. Hay días que pienso que ojalá tuviera un jefe para prejubilarme. Tengo amigos cincuentones que están llegando a acuerdos con sus jefes para eso, y es algo maravilloso. Siempre pienso '¡Ya pudiera yo hacerlo!'. Eso lo digo ahora, pero cuando llegue veremos a ver...
La vocación y la pasión tiran...
Hay días que sí pienso en la prejubilación, que estoy deseando descansar de esto, y otros en los que no tanto.
¿Se diseña usted su ropa?
No, yo siempre me visto de los mismos. Soy muy destroyer para vestirme. Normalmente, ropa de segunda mano, de mis hermanos, de mi familia. Voy mucho a la Fundación Humana, pero si tengo algo especial, lo trabajo más. Lo de Humana es una manera de practicar la moda sostenible.
En su casa, con una familia tan numerosa, en los eventos importantes no habrá problema para el atuendo, ¿no?
No te creas, aquí vuelvo a hablar del 'síndrome del recomendado' de antes. Discutimos mucho sobre ese tema en casa, no te creas que con la familia es tan fácil.
No le robamos más tiempo, se dice de usted que es inflexible con el tema de modista-modisto, ¿por qué?
Siempre modista con a, nunca acabado en o. Aunque el diccionario lo reconoce y la Real Academia también, no me gusta. Todas las profesiones acaban en 'ista'. Modisto es una aberración lingüística.