La ganadora de la última de edición de Operación Triunfo, Amaia Romero (19 años), se adentra esta semana en el auténtico mundo de la música. En su condición de artista no solo va a tener que cantar sino también administrar su imagen o sus eventos así como codearse con los altos mandatarios del mundillo. Pero para ello va a contar con un asistente de excepción: Javier, su hermano mayor.
Esta elección podría parecer un deja vú, ya que lo de fichar al hermano como representante no es algo nuevo en el mundo de los triunfitos. Los auténticos pioneros y referentes absolutos en ese tema -como en muchos otros- son los finalistas de la primera edición de OT. David Bisbal (38) y David Bustamante (35) optaron por sus hermanos como manos derecha de su trabajo, y Rosa López (37) confió en su padre.
Los tres representan a la perfección las diferentes formas en las que puede encaminarse la carrera del artista teniendo en cuenta cómo se gestione. Mientras al progenitor de Rosa le robaron el dinero que ganó su hija, el hermano del almeriense encaminó y alzó su carrera, y el del cántabro le abandonó hace un año en sus labores de representación.
La trayectoria de 'Rosa de España' ha tenido grandes altibajos y nunca ha conseguido remontar y hacerse con un hueco de poder en la música a la altura de su potente voz. Ese estancamiento se debe en gran parte a que no supo despegar su carrera con acierto desde el primer momento, ya que nada más ganar los 100.000 euros del premio de Operación Triunfo los perdió debido a que, según sus propias palabras, "timaron" a su padre. Ese suceso añadió aún más desconfianza a la joven que ya de por sí cargaba en sí misma muy pocas dosis de autoestima que menguaron sus fuerzas en su etapa más importante.
El caso de Bustamante fue distinto. Su hermano mayor Igor tomó las riendas de la labor de representante del triunfito cuando fue testigo del fenómeno fan que se había creado en torno a él tras su salida de la Academia. Durante 16 años ha estado a su lado y ha conseguido grandes hitos que han colocado al cantante de San Vicente de la Barquera en una posición reconocida en el mundo de la música. Su público sigue estando ahí, pero desde principios de la primavera pasada el que no está junto a él es Igor. Y es que su hermano dejó de representarle en plena nube mediática por las primeras informaciones de divorcio entre David y Paula Echevarría (40). Parece que ese tipo de presión por la parte personal del artista incomodó a su hermano y decidió tomar distancia.
Ahora bien, hablar de David Bisbal es hablar de éxito. El triunfo del almeriense es algo que le debe con creces a su hermano mayor, José María. Tiene diez años más que el cantante y esa madurez fue la que le hizo dejarlo todo y acompañar a su joven hermano recién salido de la locura de OT1 en su nueva etapa. José María tenía un sueldo fijo y cómodo como administrativo en un hospital de El Ejido, pero lo abandonó y se convirtió en el road manager de su hermano. Su familia, de origen humilde, tenía miedo de que en el desconocido -para ellos- mundo del artisteo se aprovecharan de él o se sintiera perdido, por eso la decisión de que un familiar fuera su representante fue unánime.
"Para que abra los ojos y no se deje engañar. Queríamos que estuviera en buenas manos", decía por aquel entonces su madre. Y el tiempo ha probado que lo hicieron bien. Íncreíble, como diría el propio Bisbal. Tanto que hoy es uno de los cantantes más importantes y de mayor reconocimiento internacional de nuestro país.
A la vista está que elegir con acierto al representante es vital para que una carrera musical se muera o eche a volar. La familia es, sin duda, un pilar fundamental siempre, pero para meterla en los negocios propios es necesario tener claro que el familiar que asumirá tal responsabilidad esté bien preparado para ello. Javier, el hermano de Amaia, tiene las herramientas perfectas para dominar el sector y, además, sabe cuidar a la triunfita con mucho mimo, pero solo tiempo dirá si eso es suficiente para llevarla a lo más alto sin perder los pies del suelo.