Cinco días han pasado desde que Kiko Rivera (34 años) anunciase de forma inesperada su retirada definitiva de los escenarios como consecuencia de una depresión: "Hoy es un día duro para mí: pongo en conocimiento de los medios de comunicación que, por causa de una depresión y con el fin de evitar cualquier daño adicional, he decidido retirarme de los escenarios". El alegato del DJ se tambaleaba cuando apenas horas después se conocía que no había un parte médico que acreditase que la enfermedad por la que atravesaba el hijo de Isabel Pantoja (61) fuese concretamente este trastorno mental.
El artista deberá valerse de uno para justificar la cancelación de los 17 conciertos que desde el 18 de mayo en Pamplona hasta el 22 de septiembre en Murcia tenía pactados por contrato. Puestos en contacto con Rosa María Pérez Dorta, concejala de Fiestas del Ayuntamiento de Güimar, uno de los lugares afectados, nos confirma que aún están a la espera de que les llegue el parte médico que disculparía la ausencia del performer en el concierto que la localidad chicharrera tenía previsto celebrar el próximo 30 de junio.
Desde que Kiko Rivera decidiese comunicar públicamente su estado depresivo (insistimos, aún no diagnosticado), los medios de comunicación han hecho su trabajo de investigación y han llegado a hablar de "un problema serio de salud. Él quiere tomar cartas en el asunto, cuidarse y estar rodeado de su gente", deslizaba el periodista Pepe del Real. Se descartan las ideas del pánico escénico o un problema físico derivado por la instalación de la banda gástrica. Anabel Pantoja (31) ha ido más allá y ha afirmado que "la situación es muy delicada. Yo también estoy esperando a ver qué pasa. Él está mal y yo no sabía que él estaba así hasta este punto".
La huida mediática de Kiko Rivera
Las primeras informaciones apuntaban a que tras el anuncio, Kiko Rivera habría abandonado su hogar familiar de Castilleja de la Cuesta y se habría instalado temporalmente en la finca Cantora, junto a su madre, su abuela, Ana Martín (86), y su tío, Agustín Pantoja (53). Otras voces hablaban de una escapada urgente a una clínica de Barcelona junto a su esposa y su madre. Sin embargo, la profunda fe de la tonadillera y el hecho de que se acerque la peregrinación religiosa más multitudinaria del mundo han propiciado que Isabel Pantoja y su hijo pusieran rumbo hasta la aldea de El Rocío, lugar en el que el joven ha permanecido hasta este lunes.
La mítica casa de la cantante se ha convertido en el refugio de (parte) de la familia, al menos de forma temporal, pues efectivamente "A Kiko lo vieron por aquí durante el fin de semana", informan a JALEOS fuentes cercanas ubicadas en esta localidad onubense. "Se le vio durante el fin de semana pero ahora nadie sabe donde está. No se sabe mucho. No hay imágenes de él, lo que se ha dicho es que tiene depresión y ya está... Lo único que se sabe es que Irene está con él en estos momentos y que Isabel está dentro de la casa preparándola para instarse en este tiempo", concluye.
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