La exesposa 'punk' de Rafael del Pino se queda sin 50 millones: el juez le niega la indemnización
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Prometía ser el divorcio del año en España, pero finalmente casi todo se ha quedado
en la nada. La Sección 24 de la Sala de lo Civil de la Audiencia Provincial de Madrid ha
acordado desestimar las pretensiones económicas de Astrid Gil Casares Marlier (45
años) contra su exmarido Rafael del Pino Calvo-Sotelo (59), presidente de
Ferrovial y quinta fortuna de España con unos 2.900 millones de euros de patrimonio.
Astrid Gil-Casares solicitaba una indemnización compensatoria de unos 50 millones de euros por el tiempo en el que se hizo cargo de la casa familiar y renunció a su actividad laboral durante sus 10 años de matrimonio con el dueño de Ferrovial. Ahora, la Sala de lo Civil ha decido no dar esa indemnización millonaria a la exmujer de Rafael del Pino.
El pleito ante la Audiencia Provincial de Madrid, que llegó tras su traumática
separación en el año 2016, buscaba revisar el acuerdo económico acordado por una
sentencia del Juzgado de Primera Instancia y de la Familia nº 25 de Madrid que había
dictaminado que Del Pino entregara una pensión compensatoria de unos 50.000
euros mensuales a Astrid durante un periodo de unos cinco años, junto a unos 7.000
euros mensuales para cada una de sus tres hijas en común (T., A. y C.) y alrededor de unos 10.000 euros como ayuda a la vivienda, ya que Astrid reside junto a sus hijas en la lujosa urbanización de La Moraleja.
Si bien en un principio se barajó por parte de algunos miembros de la Sala el pago
compensatorio de una cantidad a Astrid Gil-Casares en base a una pensión
compensatoria e indemnización civil global (siempre muy lejos de los 50 millones que
ella pedía), los magistrados Francisco Javier Correas González, Ángel Sánchez Franco y José Angel Chamarro han decidido tras duras deliberaciones desestimar las pretensiones económicas de Astrid Gil-Casares y mantener en su mayoría las
cantidades económicas del acuerdo anterior, "salvo en pequeños retoques", aclaran
fuentes de la instrucción.
Las abogadas de Astrid-Gil Casares habían basado sus millonarias pretensiones
económicas "en tantos años de matrimonio y cuidado de sus hijos, mientras su ex
marido hacía fortuna" y apoyándose en el artículo 1438 del Código Civil, que en el caso del régimen de separación de bienes –como era este matrimonio- dispone lo siguiente: "Los cónyuges contribuirán al sostenimiento de las cargas del matrimonio. A falta de convenio lo harán proporcionalmente a sus respectivos recursos económicos. El trabajo para la casa será computado como contribución a las cargas y dará derecho a obtener una compensación que el Juez señalará, a falta de acuerdo, a la extinción del régimen de separación”.
Además, existía jurisprudencia en un caso similar, ya que el Tribunal Supremo en una sentencia en el año 2015 había amparado este punto: "El derecho a obtener la compensación por haber contribuido uno de los cónyuges a las cargas del matrimonio con trabajo doméstico en el régimen de separación de bienes requiere que, habiéndose pactado este régimen, se haya contribuido a las cargas del matrimonio solo con el trabajo realizado para la casa. Se excluye, por tanto, que sea necesario para obtener la compensación que se haya producido un incremento matrimonial del otro cónyuge.
Parece que el claro ganador de este mediático pleito ha sido Rafael del Pino, dueño de
la constructora Ferrovial. Fuentes cercanas al millonario empresario afirman que
"siempre se había mantenido tranquilo y al final sus tesis han sido las ganadoras".
Dicen estas mismas fuentes, que "no había posibilidad de pacto y el que no se hayan modificado apenas las cantidades económicas, que venía pagando puntualmente, es un triunfo".
Según un comunicado enviado por el abogado, Astrid-Gil "no ha sido notificada de ninguna Sentencia de la Sección 24ª de Audiencia Provincial de Madrid". "Como ya manifestó en ocasiones anteriores, la Sra. GIL-CASARES desea que se respete su intimidad y, en especial, la de sus hijas, en este delicado asunto".
Rafael del Pino Calvo-Sotelo es el segundo de los hijos del fundador de Ferrovial, Rafael del Pino y Moreno, y sobrino del que fuera presidente del Gobierno de España,
Leopoldo Calvo Sotelo. Este año cumple 18 ejercicios como presidente de la compañía
y 26 como primer ejecutivo, en una empresa que él controla a través de su sociedad de cartera holandesa: Rijn Capital, que atesora el 20,5% de las acciones de la compañía.
Su fortuna se estima en 2.900 millones de euros, lo que le sitúa como el quinto
personaje más rico de España, tras Amancio Ortega (82), su hija Sandra Ortega (49), el presidente de Mercadona Juan Roig (68) y el empresario turístico y presidente de Iberostar Miguel Fluxá (79).
Rafael del Pino conoció a Astrid Gil Casares en la ciudad de Londres, donde ella trabajaba. Cuando Astrid terminó la carrera de Económicas en la institución ESADE se fue a trabajar a París, en concreto, a la banca Rothschild. Pero tras un año, decidió cambiar la ciudad del Sena por la capital británica. Según ella, fue en el año 2004 cuando conoció en una fiesta en Londres a Del Pino. Y luego vino a verlo a Madrid por un tema laboral.
Fue entonces cuando surgió el flechazo y empezó rápidamente una relación amorosa que acabó en boda el 10 de junio de 2006. El enlace -el primero para ella- se celebró con la asistencia de más de doscientos vips en la iglesia de la Asunción, en la localidad madrileña de Chinchón, donde Astrid -una mujer de ojos azules y melena rubia- lució un diseño de Manuel Mota para Pronovias.
El ágape se organizó después, con todo tipo de lujos, en la finca Encomienda de la Losilla; propiedad de un gran amigo de Del Pino, el empresario Joao del Espíritu Santo con el que comparte cacerías. Aquí, el número de invitados superó con creces el número de ochocientos. A los caballeros se les pidió vestir con traje oscuro y a las señoras de vestido largo.
Astrid de millonaria a guionista punk
Astrid siempre afirmó que dedicarse a la banca –donde se formó laboralmente- “era
algo completamente incompatible con ser esposa de Rafael del Pino”. Pero nunca se
asustó de su nueva situación personal, al lado de un hombre tan rico, ya que desde
muy niña se codeó con los más poderosos.
La ex mujer de Del Pino, que nació el 16 de febrero de 1973, es hija del ingeniero naval Santiago Gil-Casares Armada y de su segunda mujer, la francesa Astrid Marie Marlier. Su abuelo paterno, José María Gil- Casares, fue un prestigioso médico compostelano que contrajo matrimonio con Carmen Rafaela Armada Comyn, hija del anterior marqués de Santa Cruz de Rivadulla. Esta última, abuela paterna de Astrid, era hermana del general Alfonso Armada, conocido por su implicación en el intento de golpe de Estado del 23-F.
El bisabuelo de Astrid fue Felipe Gil-Casares, catedrático y rector de la Universidad de Santiago. Felipe Gil-Casares desempeñó también importantes cargos públicos, como la alcaldía de Santiago en la década de 1930, diputado a Cortes, y también magistrado del Tribunal Supremo. Pero la saga viene de más lejos. Este destacado jurista era hijo a su vez del catedrático de Ciencias Ramón Gil Villanueva (tatarabuelo de Astrid), que a su vez fue nieto del eminente químico Antonio Casares Rodríguez que también fue profesor de química y rector de la Universidad Central de Madrid.
Ya en 1976, con tan sólo tres años, el nombre de Astrid aparecía en los ecos de sociedad del periódico ABC por su participación en bodas aristocráticas llevando las arras. Siempre se codeó con la alta sociedad madrileña debido a sus muchas tardes en el conocido Club de Campo de Puerta de Hierro, donde su padre coincidía con la élite desde 'Los Albertos' a Miguel Boyer. Allí, Astrid, se relacionó también con el círculo más cercano al rey de España, Felipe VI (50), como los hermanos Álvarez Fuster, Kyril de Bulgaria (53) o Javier López Madrid o su íntima amiga Isabel Sartorius (53).
Antes de esta sentencia, ya divorciada de Del Pino, nunca buscó regresar a su pasado
como financiera, más bien todo lo contrario. Tras un primer año duro en el que
reconoció que apenas salía de casa, ahora ha cambiado radicalmente su look. Se ha
cortado su larga melena rubia y ha llenado su cuerpo de tatuajes. Entre ellos, destacan los nombres de sus tres hijas, pero, sobre todo, hay uno muy llamativo en el que se lee una de las frases más célebres de Winston Churchill en el momento más duro de la Segunda Guerra Mundial: "I have nothing to offer but blood, toil, tears and sweat"; (No tengo nada que ofrecer sino sangre, trabajo, lágrimas y sudor).
Apasionada de la lectura llegó a mandar un guión cinematográfico a distintas productoras, que este año tomará forma en la película "¿Qué te juegas?", una comedia de amor y lujo que está producida por Bowfinger International Pictures, una empresa dirigida por María Luisa Gutiérrez y de la que es socio el actor Santiago Segura (52), y en a que hará un cameo su amiga Isabel Sartorius. Sin duda, la indemnización compensatoria hubiera sido un gran apoyo financiero para su "nueva vida".
Y aunque las cantidades dinerarias acordadas en esta sentencia son para los
ciudadanos de a pié bastante altas, quedan muy lejos no sólo de los grandes divorcios
internacionales, sino también de otros mediáticos españoles como el del empresario
textil Amancio Ortega y Rosalía Mera (valorado en su momento en 3.400 millones de
euros), el del naviero Fernando Fernández Tapias (79) con Juana García Courel (12 millones de euros) o el del productor José Frade (80) con Adriana Rothlander (unos 5 millones de euros). Por eso, la nueva vida a la que Astrid aspiraba tendrá menos valor económico de lo que esperaba.
[Más información: Familias ricas en las que no siempre manda el hijo mayor: Del Pino, Escarrer y Matutes]