María Teresa Campos (77 años) y sus hijas, Terelu Campos (52) y Carmen Borrego (51), llevan cerca de dos semanas disfrutando de unos días de descanso en Marbella, su habitual oasis de asueto en el período estival. Durante años fueron emblemáticos los viajes que organizaba el clan a la Costa del Sol rodeado de amigos, conocidos y mucho equipaje. Y siempre, fueran los acontecimientos los que fueran, se alojaban en su 'segunda casa' marbellí, el majestuoso hotel Iberostar Marbella Coral Beach. Allí reservaban las mejores habitaciones y eran agasajadas con las mejores lisonjas. Lo mejor para todos; para las hijas, las parejas de estas y hasta para las tatas. Era un festival de lujo y esplendor que duraba todo el mes de agosto a costa de la matriarca. Madre e hijas eran las invitadas ilustres sobre las que giraba el verano.
Sin embargo, esos fueron tiempos demasiado lejanos. En la actualidad la familia Campos goza de una recepción más discreta. Son tiempos de menos brillo y con más preocupaciones. Este verano ha habido una importante novedad en forma de mudanza; las Campos se han cambiado de hotel. Han pasado de su alojamiento fetiche de cuatro estrellas a otro, igualmente de la misma categoría, pero con una gran diferencia. Se están alojando en el hotel Guadalmina y JALEOS ha descubierto que entre la suite más lujosa del Coral y la de su hotel actual existe una diferencia de 50 euros por noche. Un detalle que podría resultar baladí si se trata de una noche, pero que adquiere importancia si las vacaciones son largas.
Teniendo en cuenta que María Teresa, Terelu y Carmen llevan en Marbella casi dos semanas, y que el alojamiento les cuesta 300 euros cada día -pues han optado por las mejores habitaciones con vistas al mar-, saldría un desembolso de cerca de 4.500 euros por persona. No solo eso, si se tiene en cuenta que madre e hijas suelen instalarse en habitaciones separadas -además de que Teresa no duerme nunca en la misma habitación que Edmundo Arrocet (68)-, la suma se elevaría considerablemente, rozando los 15.000 euros.
De momento, se desconoce el porqué la familia se ha cambiado de hotel precisamente en su verano más aciago y complicado. Por un lado, la noticia que tiene a la familia más apagada y, a la vez, expectante de noticias es la recaída en el cáncer de Terelu. La colaboradora de Sálvame tomó hace unas semanas la determinación de someterse a una doble mastectomía para extirparse las mamas para, de ese modo, erradicar la posibilidad de que la enfermedad vuelva a hacer de las suyas. Sin embargo, tal como informó este medio, la última palabra no la tiene Terelu, sino su equipo médico, quien se reunió de urgencia para decidir sobre su futuro.
Por eso, mientras llega el veredicto médico, la familia ha decidido descansar antes de su dura vuelta a la realidad. Sin embargo, ahí no acaban los problemas para el clan. La matriarca María Teresa no ve el momento de regresar a la televisión con un programa propio, tal como se le prometió desde la cadena de Fuencarral desde que en marzo de 2017 se quedara sin trabajo. Sin embargo, pese a la promesa, esta espera está siendo más lacerante y tediosa de lo normal y, tal como publicó este digital, Teresa habría abandonado, de algún modo, sus ganas de volver al trabajo. No cabe duda de que el panorama que se dibuja sobre las Campos no es muy halagüeño, por lo que nada mejor que cargar pilas en su nuevo hotel fetiche.
Teresa Campos: "Me dio el ictus por las puñaladas que me han clavado"
Hace unos días, mamá Campos concedió una sentida entrevista en una revista en la que hizo repaso por los aspectos más controvertidos de su vida. Eso sí, dejó patente que la edad y el ictus que padeció no le han repercutido a nivel profesional. "Puedo seguir trabajando exactamente igual", aclaró. "Me pones a mí sentadita en un plató, incluso andando, ¡has visto que ando!", ya que lo importante es que "funciona lo que tiene que funcionar": la cabeza.
Una situación que no tiene que ser fácil para una mujer que ha sido y es un referente en el panorama de la televisión de nuestro país, y que ha visto cómo sus expectativas profesionales se han reducido rápidamente en poco menos de un año. "Como han pasado muchas cosas últimamente, a mí no me dio el ictus por casualidad, ni porque tuviera yo predisposición a estar enferma. No. A mí el ictus me dio por puñadas que me han clavado y no voy a decir nada más".
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