Julio Iglesias (74 años) vive ajeno al escándalo. El intérprete se mantiene firme en su determinación de no someterse a las pruebas de ADN para conocer si Javier Sánchez (41) es realmente su hijo biólogico, como el joven y su madre, Edite Santos, defienden con ahínco. El cantante no quiere oír hablar de pruebas ni de ningún ultimátum judicial. Según el contrario, desoye la justicia y las citaciones; para él, Javier no existe. Parece que ni siquiera le preocupa que sus hijos estén 'salpicados' en este lacerante proceso de paternidad al verse, presumiblemente, instados a demostrar la verdad.
Pese a esta pasiva actitud, la parte demandante, Javier y Edite Santos, no se cansa. Es más, coge impulso en nuevas medidas de presión. JALEOS se ha puesto en contacto con el abogado Fernando Osuna para conocer el siguiente y definitivo paso al frente. Y es que, el camino se le estrecha a Julio. "Este viernes vamos a pedir que Julio comparezca en España para someterse a las pruebas de ADN. El escrito lo emitiremos desde el juzgado de Valencia y todo indica a que el cantante deberá acudir al Instituto de Toxicología de Madrid", se apunta a este digital. Si todo va por los cauces esperados, la citación tendrá lugar "a finales de septiembre".
Ese día será clave para desmantelar todo el embrollo sobre la paternidad. Eso sí, siempre y cuando el cantante haga acto de presencia: "No está obligado a hacerlo, pero por su bien debería de hacerlo. Debe valorar todas las oportunidades que se le están brindando. Se le están agotando las vías".
Pintan bastos para el futuro de Julio si no se somete a esas pruebas. "Si no se presenta ese día puede ser declarado en rebeldía y, lo más importante, el juez emitiría la sentencia que diga que es el padre de Javier. ¡Cuánto casos se habrán dado de paternidades decretadas por no presentarse!", apunta Osuna. Claramente, si el intérprete hace caso omiso, "será un grave perjuicio en su contra".
En la opinión del letrado, Julio no se doblegará, sobre todo porque conoce "que las pruebas darán que sí es el padre. Él lo sabe. También citaremos a todos los hijos del cantante, pero tampoco confío en que asistan". Tanto Javier como su madre Edite están esperanzados por que llegue ese momento. Si damos pábulo a las sensaciones de Osuna, ni Julio ni sus hijos moverán ficha, por lo que, salvo quiebro de última hora, el cantante será declarado en rebeldía. Y, quién sabe, lo mismo el juez emite la peor de las noticias para él: que Javier Sánchez es su hijo biológico.
La primera prueba a golpe de detective
El letrado de la parte demandante, Fernando Osuna, ha intentado tender puentes por todas las vías necesarias en este tedioso proceso. De hecho, asegura haber hablado en más de una ocasión con el abogado de la otra parte, diálogos que nunca llegaron a buen puerto. Colisionaban en el encono y la negativa. "Mantuvimos dos conversaciones en menos de siete días, nosotros pedíamos que se le reconociera pero al no acceder decidimos demandar", explica. El letrado hace referencia a septiembre del año pasado cuando presentaron en Valencia la demanda de paternidad contra Julio Iglesias en la que aportaban una concluyente prueba de ADN.
Aquella prueba la consiguieron gracias a un detective privado, quien siguió durante un día al varón mayor de los Iglesias-Preysler, hasta que en la playa recogió una botella de agua de la que había bebido el cantante y se utilizó en la demanda. El resultado salió positivo. "Tenemos esas pruebas que nos dan cierta credibilidad y con ello muchas posibilidades de ganar y muy pocas en contra", detalla el abogado.
"Ya me ha hecho mucho daño, quiero que se haga cargo porque él sabe que es su hijo", ha sentenciado en más de una ocasión la matriarca, Edite. La lucha de Javier Sánchez y su madre se ha alargado durante veinte años. Ahora que Julio Iglesias está en su domicilio de Ojén, y no en su casa de Miami, es el momento idóneo para que los procesos se desarrollen.
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