"El 19 de agosto en Cuenca" se convirtió a principios de verano en el mantra de Jesulín de Ubrique (44 años) durante sus encuentros con los medios de comunicación. A cada pregunta asfáltica sobre una cuestión personal, el diestro daba el quiebro y soltaba su promoción de rigor. Tres vídeos promocionales y tropecientas entrevistas después, su gran día llegó y Jesús se vistió de luces envuelto en prebendas y orejas. Muchas orejas. La apuesta "era gorda". Parecía el regreso triunfal de un diestro de altura y el cartel que compartió -con Juan José Padilla (45) y Miguel Abellán (39)- así lo atestiguaba. Él retornaba para quedarse. "Nunca debió irse", dijo una maravillada fan en la ciudad conquense.
Eso sí, el torero se empecinó en hacer ver que solo salía a matar ese día, que aquello era algo puntual, una suerte de despedida, el broche a su carrera. Sin embargo, no ha sido así: Jesulín ha vuelto a torear desde ese 19 de agosto. Una y otra vez, hasta cinco. No ha parado de hacerlo desde entonces. Eso sí, no en grandes plazas ni acompañado de excelsas figuras del toreo como en Cuenca. Ni siquiera envuelto en promoción a lo Rocky Balboa. Nada de nada. El que un día fuera la gallina de los huevos de oro de la familia Janeiro Bazán a golpe de paseíllo y estoques, hoy se contenta en corridas 'de segunda'. De un aforo de 9.000 a otro de apenas 3.000, e incluso de 2.000 espectadores. De miuras de lidia en potencia a 'vaquillas'.
Y es que, por encima de todo, Jesulín quiere torear, le gusta torear y vestirse de luces y lo dejó patente con su regreso en Cuenca. "Lo llevo dentro, los toreros como él nunca se retiran", apostilla a JALEOS su mano derecha, el mozo Manolo Mayán. No le importa ni dónde ni cómo, pero siempre junto a su traje de luces. Por eso no es de extrañar haberlo visto torear en cosos menos nobles. "Él no es torero de Las Ventas, se siente mejor en plazas menores. Está acostumbrao a lo pequeño", opina quien bien lo conoce. Tendidos como en Porzuna (Jaén), Casatejada (Cáceres), El Torno de Nuestra Señora de la Piedad (Cáceres), en el Festival de Villacastín o en el de Lanzahíta, en Ávila. Habrían sido seis las veces de su faena si no hubiera tenido que ser sustituido por El Cid en su corrida de Herrera de Pisuerga por haberse cortado un tendón.
Pero, ¿en qué consisten exactamente esas corridas? ¿Cuánto dinero percibe el diestro? "No son corridas al uso, como la de Cuenca. Se trata de festivales en pueblos con cierto carácter benéfico", se aclara. Por tanto, ¿los emolumentos se presuponen menores? "Claro, Jesús no cobra lo mismo por estos festivales como por una corrida grande. Aquí las cifras serían de risa. Algo cobra, lógicamente, pero más bien simbólico. En realidad, es benéfico en parte, ya que siempre hay personas que deben ganar dinero. En esta profesión es así". La pregunta parecía obligada por parte del periódico: ¿le apetecería a Jesulín ruedos de otro calado o está cómodo en torbellinos de menos brillo? El largo silencio y un elocuente carraspeo hacen las veces de respuesta. "Pudiendo estar, ¿quién no quiere?", se remacha con picardía.
Qué lejos parece quedar su 'gran día'
Aquel 19 de agost, a las 18:30 horas de la tarde, en la plaza de toros no cabía un alfiler; sobre todo, en la zona sombría. El éxito en la acogida era un hecho poco menos que indiscutible. "Esto está al 80 por ciento", se comentaba entre el público. Había ganas por ver a Jesulín, era el reclamo mayor por encima de sus 'adversarios'. Pese al éxito, ya entonces hubo un detalle en su corrida que hizo ver que Jesús está acostumbrado a lidiar en plazas pequeñas. Con sus peculiares códigos.
Y es que, en un momento dado, Jesulín tuvo un detalle con sus suegros, a los que les dedicó y lanzó las dos orejas que había cortado y por las que salió por la puerta grande de la plaza. Un gesto, no obstante, que sorprendió de mala manera en el tendido y del que JALEOS fue testigo. "Esto jamás se vería en Las Ventas, no le permitirían semejante cosa allí. Tampoco le habrían concedido ninguna oreja en Madrid, aquí son menos exigentes", se deslizó entonces a modo de susurro a este medio entre vítores y sobresaltos.
El 'pastizal' que cobró en Cuenca
JALEOS pudo conocer que la cantidad que se embolsó Jesús por su corrida en Cuenca rondó los 65.000 euros. Teniendo en cuenta que el regreso del marido de Campanario fue algo puntual -según él-, fue un caché "muy razonable". Puestos en contacto con un experto en el mundo de la tauromaquia, este apuntaba: "Hay que tener en cuenta que es un día muy especial y que la vuelta de Jesulín atraerá gente, aunque no tanta como hace 20 años. Las personas que lo han seguido estos años por televisión, irán a la plaza".
En un caché entran muchos factores a tener en cuenta, pero el tirón es indiscutible. La fuente consultada sostiene que las circunstancias de Jesús favorecen la cantidad a la que ha tenido acceso este digital: "Se le pagará eso porque es algo puntual y, probablemente, sea el mejor pagado de ese día. Para que se hagan una idea, hay toreros que regresan y, en su tercer o cuarta corrida, perciben solo 30.000". Y los hay, como ahora Jesulín, que cobran de manera simbólica.
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