De Tamara Falcó (36 años) hay pocas cosas que se desconozcan: pija como ella misma se describe, famosa desde que nació (el ¡HOLA! es su álbum familiar), religiosa como pocas y, según ha podido descubrir JALEOS, también una exitosa empresaria.
En febrero de 2016 surgían las primeras informaciones: la hija de Isabel Preysler (67) se aventuraba en el mundo de la moda con su propia marca, TFP by Tamara Falcó. Pero no ha sido hasta dos años después cuando los clientes han podido disfrutar de su primera colección, un conjunto de prendas vaporosas y coloridas. Un negocio más que rentable, a la luz de los datos a las que ha tenido acceso este periódico.
Primeros años, todos positivos
En el mundo de la economía hay un teoría consolidada en lo que se refiere a las empresa de recién creación: durante los tres primeros años la compañía obtendrá pérdidas, debido principalmente a las fuertes inversiones que tiene que hacer en esos comienzos.
Es algo que suele cumplirse en la mayor parte de los casos, y no conlleva necesariamente una falta de profesionalidad por parte del empresario o dificultades en el negocio. Lo extraño es que ocurra lo contrario, que desde la fundación de la empresa esta obtenga beneficios. ¿Lo curioso? Es lo que ha ocurrido con Tamara Falcó.
La aristócrata fundó la compañía en 2009, pero no fue hasta 2016 cuando dedicó esta sociedad al negocio de las prendas bajo el nombre de Gypset Living SL. Ya durante ese ejercicio, la empresa registró unos ingresos superiores a los 190.000 euros con un beneficio cercano a los 22.000 euros.
El año pasado estas cifras también se mantuvieron positivas, aunque se redujeron al año siguiente. Algo también habitual en los primeros años de creación de las empresas pero que, de nuevo, demuestran su buena gestión en el negocio, con 34.000 euros de ingresos y 2.500 euros de beneficio en 2017.
Observar las cuentas con más detenimiento proporcionan nuevos detalles. Uno de los más llamativos es la cantidad de dinero que tiene en inversiones financieras a corto plazo, una partida que suele corresponder al dinero que posee en una cuenta bancaria y de la que puede disponer con cierta rapidez: 99.700 euros, a los que hay que sumar los casi 3.000 euros en efectivo y activos líquidos equivalentes. Además, la hija de Isabel Preysler también puede contar con los 41.000 euros que le tienen que pagar deudores y otras cuentas a cobrar.
Todo ello son cantidades con las que puede contar para hacer frente a las deudas que tiene y que ascienden a 90.000 euros. Aunque lo positivo es que estas obligaciones las ha contraído a largo plazo, por lo que tendrá más tiempo para pagarlas y, si no aumentan con el tiempo, de manera más relajada.
Prendas agotadas en poco tiempo
El éxito de su negocio también se pudo comprobar al poco de poner a la venta su primera colección. Sus prendas, conjuntos vaporosos y coloridos ideales para la primavera, encarnaban a la perfección la esencia un tanto hippy a la par que recatada de Tamara Falcó.
Ya fuera por ser hija de Isabel Preysler, por diseños que enamorasen o porque había pocos productos de cada prenda, lo cierto es que a las pocas semanas muchos de estos modelos ya se habían agotado.
En la página web donde la joven vende los productos, no tienen sitio físico (la mansión de su madre es su sede), aparecía un mensaje lamentando la falta de producto y avisando a los interesados que podían inscribirse en una lista de espera. Situación que continúa en la actualidad, ya que muchas de sus prendas tienen colgado el cartel Sold Out (agotados).
En aras de seguir con este éxito, también ha convertido sus redes sociales en un escaparate de sus productos. Pocas publicaciones comparte ya la hija de Isabel Preysler, en Twitter sobre todo, que no estén relacionados con sus productos.
Ahora están preparando la colección otoño/invierno, tal y como anuncian desde su página. Aunque no hay más detalles que la imagen promocional que anuncia esta línea.
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