Carmen Lomana (70 años), no tienes filtro ninguno y este domingo te has pasado tres pueblos y medio. ¿En qué estabas pensando, alma de cántaro? Has destrozado ilusiones y corazones en vilo. No hay consuelo en este mundo para ti después de tu metedura de pata en Instagram durante la emisión de la gran final de MasterChef Celebrity. Era una noche de infarto, de tensión a borbotones en las cocinas de TVE; estaba media España lidiando con su dualidad Paz Vega (42) u Ona Carbonell (28), cuando llega la Lomana y cuelga un vídeo en su red social en el que se descubre el pastel. Así, tan gratuitamente.
¡Ya te vale, Carmencita! Si tienes conciencia, no habrás dormido esta noche. Se conoce que la socialité invitó este domingo a cenar a casi todos los concursantes de esta edición -digo casi todos porque, sorpresa, Antonia Dell'Atte (58) no aparece en la fiesta- y, nada más comenzar a grabar, se escucha cómo Paz Vega les enseña a Alaska (55) y a Santiago Segura (53) la foto que tenía pensado publicar cuando se descubriera la identidad de la ganadora -que, recuerdo, podría ser ella en ese momento-. "Esta es la foto que voy a poner al final, con la ganadora", son sus palabras exactas. Una forma de hablar que huele a chamusquina, ya que uno no se refiere a sí mismo en tercera persona, salvo que seas Aída Nízar (43).
Teniendo en cuenta que para cuando se publica el vídeo la cosa estaba entre ella y Ona, la primera en la frente: Paz descubre a la ganadora con todo su morro. Pero, por si hay alguna duda, Carmen Lomana la zanja cuando en el vídeo aparece Carbonell y ella, con un par, le suelta: "Ona, la campeona". ¿Hace falta decir algo más para arruinar la noche? No, con esa frasecita tan corta, Carmen, Paz y el vídeo han hecho el spoiler más gigante de la historia. Porque sí, efectivamente, Ona Carbonell se ha alzado con el merecido premio de MasterChef Celebrity. Con él, la medallista se lleva 75.000 euros para una ONG y un curso de cocina creativa. Vale, descubierto que, como programa grabado, ya estaba todo el pescado vendido -nunca mejor dicho hablando de cocina- hablemos de la trepidante noche.
Porque eso no nos lo ha podido arrebatar cruelmente la Lomana: desde que sigo el concurso, ha sido la noche más vibrante de toda la edición. Desde el minuto uno se percibía la competitividad sana entre los concursantes. Eso y, permítanme, el atuendo que ha elegido para la ocasión Samantha Vallejo-Nágera (50). La verdad es que solo se me ocurre una palabra: horrendo. Decía ella que el creador de semejante cosa era Palomo Spain (26), ¡y lo mostraba orgullosa! Para mí, aquello no lo salvaba ni la peor de las Nocheviejas.
Antonia, la loca desquiciada y desagradecida
A lo que íbamos: han arrancado ilusionados la última noche los cuatro finalistas: Mario Vaquerizo (44), Paz Vega, Antonia dell'Atte y Ona. Todos han hablado de las maravillas -incluso terapéuticas- que les ha supuesto su paso por el concurso. Pero el momento sensiblero ha durado poco cuando se les ha anunciado la primera prueba. Tenían que preparar un pichón asado y una ensalada de encurtidos bajo las órdenes de Eneko Atxa (41), un prestigioso chef. Si llega a saber el pobre hombre el cocinado que le iba a dar Antonia dell'Atte se queda en su casa. ¡Madre de Dios con la italiana! Más perdida que un pulpo en un garaje, no ha hecho más que retrasar a sus compañeros, chillar como una energúmena y no parar de preguntar al chef y su compañera Ona, con el perjuicio que ello conlleva a la concentración.
Vamos, lo que se conoce como una mosca cojonera. "Antonia es anárquica, no le gusta seguir las instrucciones de nadie", opinaba Jordi Cruz (40). Ni que lo digas. A tal nivel ha llegado su desquicie que el chef le ha soltado varias veces: "Antonia, tienes que estar más atenta. No te lo voy a repetir más". Ella ha perdido los pocos estribos de los que puede hacer gala: "Esto no se puede hacer conmigo. Sois la pera, no me lo puedo creer". Al tiempo que aseguraba esto, no paraba de repetir a cada rato, refiriéndose a Eneko: "Espera, espera, repítemelo, repítemelo". Total, una prueba que ha terminado con el dolor de cabeza de Eneko y media España y con una Antonia quejándose de todo: "Es que un minuto para emplatar es poco tiempo. Además, el reloj no funciona bien".
El caso es que a la mamma no le ha dado tiempo a presentar algo medianamente decente y ha entregado una triste ensalada. Para colmo, en vez de agachar las orejas y reconocer que Ona la ha ayudado, la tía ha despotricado de ella: "No me ha ayudado, solo piensa en sí misma. Es muy ambiciosa". A todo esto, la cara de póquer de la aludida era de enmarcar. Total, que su plato ha sido un desastre. Un poco de mejor suerte ha corrido Mario, pese a que sus lentillas le han jugado malas pasadas entre fogones. Eso sí, nada comparable con los platos de Paz y de Carbonell, los cuales se han llevado los mayores elogios del jurado. Como resultado de la primera prueba, Ona se ha alzado con la chaquetilla por su buen hacer y, directamente, ha pasado a ser la primera duelista de la noche.
La guarrada de Mario y su redecilla
La prueba de exteriores ha tenido lugar en la magnífica casa del diseñador Lorenzo Castillo. De esta segunda prueba que han librado Mario, Paz y Antonia solo uno saldría victorioso y se enfrentaría en la final con Ona. Los nervios se podía comer también durante la prueba. El menú estaba diseñado por el jurado Jordi Cruz y, por tanto, la exigencia era máxima. Debían cocinar para 10 exclusivos comensales -entre los que se encontraba Lorenzo Caprile (51)-, y el infarto estaba a la vuelta de la esquina para todos.
Quiero creer que ese es el motivo por el que, en un momento dado, Mario ha cometido la mayor guarrada de la historia. Todo sudado, cayéndole perlones de sudor por la frente, se ha acordado de la redecilla que suele utilizar para recogerse su mata de pelo. En esas, ha dejado de cocinar, se la ha colocado y, acto seguido, con las manos llenas de sudor, ha seguido bregando. El asco que he sentido no podía ser más grande. Por no hablar de otro momentazo para olvidar. Durante el frenesí del cocinado, Pepe Rodríguez (50) se ha acercado a Paz para catar su plato con una cuchara, la cual -después de haberla chupado el chef- creo haber visto bien cuando la ha cogido Paz para remover su plato. ¡Todo muy higiénico!
Como resumen: en esta prueba de exteriores los tres han necesitado ayuda en un momento dado y los platos han salido regular y a destiempo. A Antonia se le ha quemado el postre, Mario ha chamuscado los tomates y, como resultado, el jurado ha librado de la quema a Paz Vega. Su templanza y buen ritmo la han llevado a la final con Ona. En la prueba definitiva -que ha contado con espectadores de lujo como los familiares de ambas duelistas y los concursantes al completo de esta edición- Paz y Ona han brillado como se esperaba. El veredicto ya lo saben ustedes gracias a la metedura de pata de Lomana: Ona, flamante ganadora. Ay, Dios, qué emoción de noche. ¿Para cuándo otra edición celebrity?
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