Ya han pasado ocho meses desde que el marqués de Larios, José Carlos Fernández de Villacencio y Eleta, desalojara de su casoplón de La Moraleja a su hija Sandra Fernández de Villavicencio (30 años) y su nieto Kenzo (6), después de varios litigios y de un infructuoso lanzamiento previo. Sandra, desolada a las puertas de la que ya no era su casa, aseguraba no tener un techo fijo y que su padre los echaba sin posibilidad siquiera de recoger algunas pertenencias que no pudieron llevarse en el momento, y que más tarde tiró.
Tras pasar unos días en casa de unos amigos de su madre, Fernández de Villavicencio y su hijo se fueron a vivir a un modesto piso en Arroyo de la Vega en Alcobendas. Lo último que desveló JALEOS es que la hija del marqués estaba escribiendo un libro sobre sus vivencias y su volcánica e irreconciliable relación con su padre. Sin embargo, hay nuevos y preocupantes datos. Puestos en contacto con Sandra, esta nos dibuja un presente muy alejado de esos felices y despreocupados días en su magna casa de una de las zonas nobles de Madrid. Aunque sigue en su guerra por desenmascarar a su progenitor, ahora su vida gira en torno a la salud de su pequeño Kenzo.
"A raíz de todo esto que hemos pasado, ha tenido un par de problemas; tiene un tic nervioso en los ojos y un problema en el corazón. Se queja de dolores en el corazón desde hace tres meses. Hemos estado de médico en médico, pero finalmente me han dicho que debe ser por el estrés que ha pasado. La verdad es que Kenzo es muy fuerte, aunque tenemos ahora una revisión por si acaso", desliza Sandra, notablemente preocupada.
Para la joven, los problemas de su pequeño solo obedecen a la suerte de trauma que ha vivido estos meses: "Han sido muchos cambios, le quitaron a sus mascotas, su hogar, su normalidad. Cambió de colegio, amistades. Y todo, del día a la mañana, no tuvo el tiempo de asimilarlo". Poco a poco, gracias al cariño que recibe el menor por parte de la familia materna -con su abuela Eva Frommer mantiene una excelente relación- el pequeño "vuelve a la normalidad". Especialmente emotivo es el momento en que Sandra desvela a este medio lo que el joven aspira a ser: "Dice que su abuelo se portó muy mal y que dará una lección cuando sea mayor. Siempre me dice que jamás va a olvidar".
Ahora que ve a su hijo mejor, Fernández de Villavicencio continúa con su proyecto de libro. De hecho, según descubre para JALEOS, va a pasar estos días de fiesta en Panamá, adonde se ha desplazado en busca de pruebas que desmonten el alto tren de vida que, según ella, mantiene su padre: "Estoy recopilando información de sus negocios, sobre todo los de aquí, para el libro que estoy redactando". Y con ese afán detectivesco, Sandra pasa los días allende los mares, donde afirma que su apellido, Eleta, es poco menos que ilustre allí gracias al poder de su padre: "Tiene una casa aquí y una empresa, Coral Trade Corp. Su familia es una de las más influyentes en Panamá". Hace unos meses, Sandra hablaba con este periódico sobre la especie de memorias que zarandearán los cimientos de la familia de su padre: "Será un escándalo de libro. Diré que estoy recibiendo amenazas por un par de personas de la familia Fernández de Villavicencio por hablar con la prensa. Me están coaccionando y presionando". Ella desoye toda medida de presión y escribe su viacrucis en forma de apellido ilustre: "Escribiré todo lo que he vivido en mi núcleo familiar desde cómo se conocieron mis abuelos paternos hasta cómo fue la convivencia con mi padre, detalles más profundos del desahucio, del predesahucio y mi vida posdesahucio".
La joven está dispuesta a poner el foco en todas las controversias que, según ella, reinan en la familia de su progenitor. Mantiene que el noble vive rodeado de lujos y que se desentendió de ella porque quiso: "Hablaré del poder económico y político que tienen en España, Panamá y Suiza. Será un escándalo de libro que zarandeará la aristocracia y la jet set española. Descubrirá quiénes son realmente los Fernández de Villavicencio y Eleta".
La mala relación entre los padres de Sandra
Sandra es fruto de la relación sentimental que mantuvo el Marqués de Larios -el marquesado es un título nobiliario español creado por la reina Isabel II y que José Carlos ostenta desde 1999- con Eva Frommer. El matrimonio se disolvió cuando la única hija que tuvo en común sumaba pocos años. Pese a que en la actualidad su padre ha rehecho su vida con otra mujer, con la que actualmente tiene dos hijos de 15 y 12 años, padre e hija están unidos por la vivienda de La Moraleja en la que Sandra y su hijo Kenzo vivían -propiedad del marqués- y a la que tuvieron que decir adiós el pasado 17 de abril.
En este tiempo Sandra ha tenido, además del apoyo y cariño de la familia de su padre -con la que continúa manteniendo contacto-, el soporte anímico de su madre, Eva Frommer: "Con mi madre siempre he tenido una muy buena relación, al igual que Kenzo adora a su abuela. Mi madre ha sido muy correcta con mi padre, jamás ha ido en contra de él, se hizo cargo de mí junto a mis abuelos maternos, fue madre y padre".
[Más información: El desahucio de la hija y el nieto del marqués de Larios desde dentro de la casa, minuto a minuto]