Cuando hace unos meses JALEOS se ponía en contacto con Carlos Phillip Llopi, el exchófer de David Bisbal (39 años) y confidente del almeriense durante su volcánica relación con Elena Tablada (37) en la época de 2010, nada hacía presagiar lo lejos que llegarían sus declaraciones y el impacto que supondrían sus ataques hacia la diseñadora. Entonces, Llopi narraba, desde la rabia que el tiempo no palió, el carácter "déspota y frío" de la Tablada en los años que estuvo bajo su mandato. E incluso, se atrevía a asegurar que la diseñadora nunca estuvo enamorada del artista.
Ahora, este habanero vuelve a romper su silencio con este periódico. Y lo hace para contar el calvario que él y su familia están viviendo desde que sus palabras resonaron por primera vez en JALEOS y, más tarde, se expusieron en algunos programas para atacar sin miramiento a Elena y defender la imagen del "artista", como llama cariñosamente a Bisbal. "Estoy hundido y con depresión, tirado en la cama y apenas puedo coger el teléfono después de las amenazas que me han hecho", desliza con la voz tomada. Cree a pies juntillas que se ha orquestado una suerte de aquelarre contra su persona a raíz de su revelador testimonio: "Pienso seguir yendo con la verdad por delante y no tengo miedo a represalias".
No puede callar por más tiempo las presiones que está soportando. "Estoy recibiendo amenazas para que deje de hablar de Tablada. Me están llamando desde teléfono oculto, con la voz distorsionada diciéndome que, como siga hablando, habrá consecuencias", asegura Carlos, entre el asombro y la congoja por proteger a los suyos. Lejos de achantarse, Phillip Llopi no se calla: "He estado asustado, pero no me pienso callar". Ante esta delicada situación, la familia de Carlos se encuentra "asustada": "De hecho, mi hija ha estado sin ir al colegio y mi mujer también tiene depresión. Aunque no quieras, existe una paranoia".
En su mayor afán por resguardar a los suyos, tiene la firme intención de denunciar todo esto donde haga falta: "No me voy a echar para atrás porque ellas tengan poder. Mi abogada está al tanto de todo". Eso sí, Carlos apostilla a este medio que aunque intenta reponerse y ser el timón de la familia, ha pasado noches cargadas de paranoia: "Me ha costado dormir estas dos semanas porque pienso que me van a matar o hacer algo a mi familia". Así las cosas, Llopi no puede ocultar su precaria situación laboral y anímica: "Por la depresión he tenido que dejar de trabajar y tengo una situación económica muy complicada".
Sus primeras e incendiarias palabras
A finales de noviembre de 2018 fue cuando este medio se puso en contacto por primera vez con este cubano. Desde el primer momento se percibe la indignación de este hombre con las Tablada. No puede olvidar el tiempo que estuvo al lado de Bisbal y a la vera de Tablada. Para ser más exactos, "unos dos años y medio" que lleva tatuados en su memoria. Ya entonces, Phillip Llopi tenía mucho de qué hablar y ningún miedo. El punto de inflexión vino cuando vio las declaraciones de Elena en la revista ¡HOLA!, testimonio que define como "lleno de mentiras".
Él adora a Bisbal y a su familia tanto como malas palabras atesora para el clan de las Tablada: "Es una señora que nunca ha querido al artista. Todo fue una mentira. Lo veía siempre triste cuando lo llevaba en el coche". En la época en la que él y su mujer Anabel prestaron sus servicios a la por entonces pareja, Llopi vio mucho y calló otro tanto: "Empecé a percibir una serie de cosas; por ejemplo, como cuando David se fue a Florida a hacer una grabación y escuché hablar a Elena con un amigo suyo cubano. Escuché cómo le decía bajito que los españolitos no le gustaban".
Además, Carlos habló entonces con este medio del lado derrochador de Elena: "Elena se gastaba 7 u 8.000 euros en ropa. He visto facturas de eso. Ella no trabajaba en esa época y solo sabía llamar a los proveedores de ropa". En definitiva, puso en orden cerca de dos años en los que se impregnó de la peor versión de su exjefa: "Elena se burlaba de alguna manera del padre de David. Eso me dolió mucho. Además, trataba a David muy mal, como a un perro. Él a veces me decía '¿Tú te crees, después de tantos días fuera...'?".
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