Los fans de Alejandro Sanz (50 años) esperaban con muchas ganas la noche de este jueves, ya que se esperaba que el artista madrileño fuera a presentar su nuevo trabajo a El Hormiguero. Sin embargo, una neumonía le obligó a cambiar su agenda y también a que el talk show de Antena 3 modificara sus planes. De este modo, el invitado fue un viejo conocido de Pablo Motos (53): Xavier Sardà (60).
Según anunció Motos el día anterior, el periodista catalán visitaba el plató para hablar sobre el programa que quizás más éxito de audiencia le ha reportado a lo largo de su trayectoria: Crónicas Marcianas. Sin embargo, los primeros momentos estuvieron llenos de agradecimientos por "echar una mano". "Estoy haciendo mucha televisión, porque con la gripe sustituyo a mucha gente", bromeó Sardà, quien en breve reestrenará en TVE el programa Juego de Niños: "Está bien, hemos disfrutado, después de 20 años vuelvo a decir 'has ganado 20 gallifantes'", destacó.
Aunque pudiera parecerlo, Motos todavía no se había olvidado de Alejandro Sanz. Ahí, Sardà también le echó una mano comentando que "ayer tu invitado era el presidente de Gobierno, hoy yo soy Alejandro Sanz", una frase que el presentador del talk show aprovechó para dar paso a un vídeo que había mandado el cantante madrileño disculpándose por su ausencia forzada.
Tras ello, por fin Sardà acaparó el protagonismo, aunque, sorprendentemente, la entrevista comenzó hablando de su última novela. Bajo el título Adiós, muy buenas, el periodista describió "que se desarrolla en un cementerio. Es una idea muy sugestiva, un pequeño cementerio está lleno de historias. Hay pequeñas narraciones que el lector ya sabe que alguno de esos personajes también acabará en el cementerio. Los cementerios son romanticismo puro".
Ese aspecto sirvió para sacar a colación el tema de la muerte, un asunto sobre el que el periodista barcelonés asegura tener más miedo "por el qué que por el cuándo". Fue ahí cuando Sardà abordó el gran tema del día, la eutanasia: "Envío un mensaje a Ángel, me solidarizo con él y espero que esta mañana esté en la calle. Parece un tema menor y no lo es. A veces te enfrentas a situaciones en las que la gente que quieres se está marchando y hay que bregar en esa dirección".
Un emotivo recuerdo
El paso por la publicidad no impidió que siguieran hablando de la muerte, aunque en este caso sirvió para recordar a uno de los colaboradores más entrañables de Crónicas Marcianas: Galindo. "Le conocí, decíamos de coña, desde que yo era como él, un niño. Cuando comencé Crónicas se me ocurrió llamarle. Me preguntó que a qué hora se iba a hacer; en cuanto le dije que era por la noche aceptó, era un noctámbulo. Su historia es de película americana, él contaba que un día en el recreo se dio cuenta de que no iba a crecer. Era un ejemplo de que sólo se vive una vez, para mí es la mejor definición de inteligencia, esa capacidad de aclimatación".
Inmediatamente después llegó el momento central del programa. A la mesa se sumaron Jorge Salvador y Carlos Latre (40), dos personas que también vivieron muy de cerca la experiencia de Crónicas.
Jorge Salvador, actual productor de El Hormiguero contó varias anécdotas. "Cuando acababa el programa había una furgoneta que nos llevaba a casa, entre otros, a Carlos Latre, Galindo y a Boris Izaguirre(53). Salíamos tardísimo y justo esa semana había habido un atentado en Barcelona. De repente, un coche con una sirena se cruza y sale al paso. Sale una persona armada, abre la puerta y dice 'identifíquense'. Claro, lo que menos se imaginaba era que íbamos nosotros. Acabó riéndose tras un comentario de Boris".
El otro recuerdo tenía como protagonista a Enrique del Pozo (61): "Un día volvíamos en la furgoneta y Enrique se dio un golpe en la cabeza y se desmayó. Lo cogimos en volandas y lo dejamos en la mesa de producción. Llamamos a la ambulancia y no se fue nadie hasta que se lo llevaron. Estaban todos en silencio hasta que Xavier se tiró un pedo y Enrique comenzó a reírse, nos estaba tomando el pelo. En ese momento llega el de la ambulancia y ve a todo el mundo a carcajada limpia, pensaba que era una cámara oculta".
Sus momentos épicos
Sardà quiso recordar que "eran otros años en los que yo no había sentado cabeza. Por ejemplo, se murió Juan Pablo II y en España hubo una situación de drama. En el plató entraron Pozí y Latre haciendo de Pozí. Hicimos una fumata violeta, allí en medio. Si el cielo existe, si después de la muerte hay algo, nosotros lo vamos a pasar mal", dijo entre carcajadas.
Hablando de situaciones curiosas, no podía faltar la de la serpiente y Sonia Monroy: "Era esa época en la que se ponía una urna con animales a los famosos. Se nos ocurrió poner a Sonia Monroy (46) en bikini con un montón de serpientes de coral. Y le mordió. Le llevaron al hospital. Cuando llegó ya sabían que había pasado, lo vieron por la tele", evocó Jorge Salvador.
Eso sí, no todo fueron flores para Crónicas Marcianas. A Sardà, el programa le causó varios problemas con políticos. "A Aznar (66) había cosas que no le gustaban, como lo del No a la guerra, pensaba que eso estaba reñido con ser patriota. La gente antes de la sintonía cantaba de forma espontánea ese lema. Un verano estaba dando una vuelta a qué hacer y la boda de la hija de Aznar nos dio mucho juego. Ahí se enfadó con motivo, imitábamos a su hija con bigote. Luego se enfadó Bono, cuando era ministro de Defensa, con el tema de las medallas. Devolvió una porque vio a su hijo muy triste viendo Crónicas Marcianas", comentó.
En lo que no se mojaron demasiado fue sobre la leyenda urbana de las juergas que se corrían los miembros del programa. Jorge Salvador apuntó a que “había una fiesta importante. Lo que pasaba en los hoteles era de aúpa, nos daba para hacer programas enteros. El problema eran las botellitas de las habitaciones”. Por su parte, Carlos Latre trató de ponerlo en contexto: "Después de dar ese espectáculo a la 1:30 era muy difícil dormir".
La otra leyenda urbana más asociada a Crónicas Marcianas era la de que tenían un vídeo de una persona importante que en caso de publicarse sería un escándalo. En medio del cuestionario de Trancas y Barrancas, Jorge Salvador se encargó de alimentar un poco más ese mito, diciendo que incluso llegaron a ser amenazados con una denuncia.
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