Gran Hermano DÚO ha terminado y ahora comienzan a aflorar algunas verdades soterradas, algunos espectáculos prefabricados en aras del show, de la telerrealidad y, en definitiva, de la mentira patrocinada. Durante el último debate del concurso los concursantes han puesto orden a sus tramas, pero, por encima de todas, hay una que me ha dejado ojiplático y noqueado en el sofá: esa que tanto dio que hablar, ese maltrato de Julio Ruz a María Jesús Ruiz (35 años), esa supuesta agresión en la lavandería que la dirección del programa castigó con su expulsión por conducta inaceptable. Y el pobre acató. Qué otra cosa vamos a hacer, ¿no?
Ya en ese momento a un servidor le pareció patética y, cuanto menos, edulcorada tamaña acusación; aquello no pasaba de una riña de pareja en la que, puede, las formas se pierden un poco. Es verdad que Julio le da un manotazo a María Jesús, pero los medios se encargaron de agigantar un hecho que no tuvo mayor trascendencia. Los medios y María Jesús, que llegó a decir que Julio la acosaba. Huy, huy, cuidadito con los mensajes que se lanzan, querida Ruiz. Vendía, y ya saben ustedes lo que pasa cuando el parné entra en escena. Que no os engañen; eso no fue ninguna agresión. La intervención in extremis de Antonio Tejado (32), como salvador y paradigma de la mujer, fue una soberana gilipollez, una puesta en escena lamentable.
Ni él salvó a María Jesús de las garras de Julio Ruz, ni la situación era tan grave como para que tuvieran en intervenir todos los concursantes en tropel. Ahora, pasado el percal y con el maletín en manos de María Jesús, este domingo se ha puesto orden y se ha hablado de las cosas sin el cariz del espectáculo. A calzón quitado. Pese a que Julio Ruz no estaba en el plató -se desconocen los motivos por los que no ha asistido al gran debate final-, Tejado sí ha querido sincerarse sobre aquel desagradable incidente: "Sinceramente, no creo que Julio hubiera llegado a nada más con María Jesús". Pues mira, ahora no me creo esas palabras; pienso que llegan tarde y que son muy injustas: el daño está hecho y en su momento tú, querido Antonio, echaste toda la leña que te dio la gana y que te vino bien. ¿Estás reconociendo que exageraste el tema para dar alpiste?
En ese momento vendía poner a Julio como un maltratador en potencia, como un señor que no se conoce y que pierde los estribos a la mínima de cambio. Como un obseso que viola la intimidad de María Jesús. Entonces, tras las palabras del sobrino de María del Monte (56), ¿con qué Antonio me quedo? ¿Qué versión es la verdadera? Y ojo, que después de que Tejado pisara el freno, María Jesús y el resto de plató no ha añadido una coma, rollo es verdad, nos pasamos todos. Lo hicimos por dar carnaza. Nada, callados como zorros. La única que ha hablado ha sido la exmiss, pero para decir que madre mía cómo es Julio, que es un hombre posesivo y que cuando se obsesiona pierde el norte. Solo al final de su discurso ha reconocido que aquello se les fue de las manos. Eso sí, a los dos. La autocrítica ha brillado por su ausencia. Sea como fuere, lo que ha quedado patente es que Gran Hermano DÚO MINTIÓ y colaboró en esa patraña.
Porque sí, eso fue una vergonzosa patraña. Julio fue expulsado por una cosa que no hizo -sí, es verdad, pecó de ser un poco-bastante pesado, pero de ahí a de lo que se le tachó hay un trecho- y ahí tienen ustedes al maravilloso, al magnánimo, al buen tipo de Kiko Rivera (35), que le explotó un plato en la cara a Ylenia Padilla y salió ileso. No, no, no seamos cínicos; el chavalote se salvó por ser el hijo de Isabel Pantoja (62) pero no me digan que la cosa no tiene miga. ¿Qué es más agresión: lanzar un plató, estallarlo contra la cara de alguien, o dar un manotazo que nunca existió? Una vez más ha quedado claro que todo está comprado, que nada es verdad, que todo es fácilmente manipulable si tiene que serlo.
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