El nombre de Pedro Oliva llegó a los hogares españoles en el año 2002 cuando se estrenó la cuarta edición de Gran Hermano. Hasta el momento era un joven zaragozano, muy echado para adelante, Técnico Administrativo y con una diplomatura como Técnico de Relaciones Públicas por la Universidad de Barcelona. Uno de los signos distintivos de este pastor era su querencia por las ovejas. De hecho, ese fanatismo lo hizo cargar desde el primer momento con los motes El ovejero y Pedro carnero.
Quién le iba a decir a este hombre que nada más ingresar en la casa de Guadalix -ese octubre que le cambió la vida- se quedaría prendado, al segundo, de Inma. El 6 de octubre del 2002 a las 23:40 horas las vidas de Pedro Oliva e Inma se cruzaron en la casa más famosa de Guadalix y, desde entonces, nunca han vuelto a separarse. El amor hizo que además de oír sin parar el runrún de las ovejas -presten atención al siguiente vídeo-, Inma se colocara en sus pensamientos.
Pese a que en un primer momento ella pareció estar más interesada en otro concursante, Matías -con quien acabó en el jacuzzi de la casa-, finalmente surgió el amor entre ambos. Desde que les llegó el flechazo, no se separaron. De aquello ha llovido mucho; su triunfo de GH, su hija Paola, el cáncer de Inma, la muerte del padre de esta, su participación en Supervivientes... Rasgones y experiencias que no han minado en absoluto el amor que sienten el uno por el otro.
En la actualidad, Pedro ejerce de auxiliar administrativo -funcionario en la diputación de Zaragoza- tras hacer de pinche en un programa de cocina en Aragón TV. Su mayor afición son sus ovejas, a las que cuida a diario en su pequeña explotación de ganado vacuno. Pero antes de detenernos en el presente, viajemos de nuevo al pasado. Tras hacerse con el codiciado maletín de Gran Hermano llegó la boda esperada entre Pedro e Inma, pero envuelta en una connotación delicada.
El destino quiso cebarse con este simpático pastor zaragozano y su mujer, ya que pocos meses antes de la boda, un cáncer de tiroides se le detectaba a Inma. Fue la noticia que animó a Pedro a darse el 'sí, quiero' pese a las reticencias de la gaditana, que no lo tenía del todo claro tras el jarro de agua fría de su enfermedad. Ella misma narraba, como recordó Kiko Hernández (42) en El confesionario de Kiko, que "estuve bastante mal, me detectaron un cáncer de tiroides, pero gracias a Dios me lo cogieron a tiempo y estoy llevando un tratamiento con el que estoy respondiendo bastante bien".
Al enlace acudieron multitud de rostros conocidos como Mercedes Milá (68) o Humberto Janeiro, y en el que Inma fue acompañada en todo momento por Manuel, su padre y padrino de bodas. Pese a todo, se trató de un enlace lleno de amor que se vio culminado con el nacimiento de Paola, su hija, que colmó de felicidad a la pareja. Finalmente, el cáncer se superó. De esa lucha han salido ilesos Pedro e Inma, siempre de la mano, cuidándose y respetándose. Más tarde, Pedro emprende otra de las aventuras televisivas más importantes de su vida: concursar en Supervivientes. De hecho, su salto del helicóptero fue uno de los más comentados debido a su complicada 'voltereta suicida'.
Años más tarde, cuando llevaban Pedro e Inma 15 años de la mano y felices en 2017 llegó a sus vidas otro revés que hizo de las suyas: murió el padre de Inma. Él, que fue un pilar fundamental en la recuperación de la ex Gran Hermana, dejó tocada y hundida a Inma. Sin duda, un momento duro para una pareja que no siempre lo tuvo fácil, ya que no todos vieron en Pedro, el pastor de Zaragoza, y en la gaditana una historia de amor que supo superar todo tipo de obstáculos.
Pedro no se detuvo profesionalmente cuando le llegó el éxito ni se dejó arrastrar por el brilli brilli del éxito y los millones ganados. Él continuó con su vida humilde de siempre, sin muchos aspavientos, ejerciendo de auxiliar administrativo. Solo se permitió, en su fulgurante paseíllo por la televisión, hacer de pinche del programa de cocina La pera limonera, de Aragón TV. Pero eso también pasó y lo único que se mantiene firme a día de hoy es su pequeña explotación de ganado vacuno. En definitiva, lo que está claro es que Pedro Oliva es una persona tan trabajadora como campechana, que supo aprovechar con brillantez su paso por el reality, del que, sin pretenderlo, se llevó dos premios: el metálico y el amor de Inma.
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