Hija de madre malagueña y padre escocés, la presentadora Belinda Washington (55 años) hizo su primera aparición ante las cámaras en el año 1991 de la mano del ya desaparecido Jesús Hermida. A pesar de cursar estudios de Derecho y Relaciones Públicas, la pequeña pantalla la quería. Y la tuvo.
Gracias a esta colaboración, es contratada en el año 1995 por Telecinco para conducir uno de los primeros programa de televisión enfocados al periodismo del corazón: ¡Qué me dices!. Durante los tres años que estuvo en emisión cosechó grandes éxitos de audiencias, en gran parte debido a que allí se hacía un corazón amable, naíf, desenfadado y nada dañino. Su paso por el formato destacó, a su vez, por la gran complicidad que mantenía con Chapis, que presentó junto a ella durante una temporada.
"Estuve mucho tiempo en primera línea, parecía que no sabía hacerlo nadie más que yo. Te viene como una avalancha y te tienes que subir a la ola. Pero yo creo que he ido descubriendo cosas en mí que no sabía", confesó en una entrevista cuando Belén se encontraba en pleno auge mediático.
Poco después, Belinda presentó otros programas como La trituradora, el conocido Telecupón y De domingo a domingo. En el año 2006 pasa a trabajar en cadenas autonómicas como Castilla-La Mancha. Pero la presentadora deja la televisión para realizar algunos papeles como actriz en series como La pecera de Eva o Hermanos de leche.
Washington mostró su lado más versátil cuando anunció la publicación de su primer libro, llamado El placer de lo pequeño. Además, dio el salto al mundo del teatro con obras como Insatisfechas o Ni para ti ni para mí, donde compartió escenario con la actriz Miriam Díaz Aroca (57), con la que mantiene una gran relación de amistad.
La malagueña demostró que detrás de las idas y venidas que se viven en la televisión, hay mucho más. Y es que su vida personal tiene una gran importancia para ella. Lleva más de 30 años junto a su pareja, Luis Lázaro, con el que tiene dos hijas: Andrea (21), que estudió Bellas Artes y Diseño, y Daniela (17). Esta última hizo su primera aparición pública a finales de 2016, sorprendiendo a todos como modelo de lencería.
En el año 2013 cambió de rumbo, siempre contando con el apoyo incondicional de su marido. Decidió montar una banda de jazz y fusión junto a un grupo de amigos. Por otro lado también se aficionó al mundo de la pintura: "Empecé a pintar porque mis hijas me pidieron un día que les echara una mano con los deberes. Yo no sabía pintar más que unas muñecas que me enseñó mi amiga Olga, que eran muy naif. Pero querían que las ayudase y cogí los pinceles y desde entonces no hay quien me los quite", contó en una entrevista. Tanto es así, que hace sus propias exposiciones en diferentes lugares de la capital. Una de las últimas ha sido de acuarelas.
Si algo destaca a Belinda, son sus inquietudes y sus ganas de comerse el mundo. No para de aprender y siempre quiere más: "Después de aprender a pintar me he metido en mil cursos con grandes maestros que me movían con su pintura. Yo quería aprender cómo lo hacían, y me he dedicado a buscar mi propio estilo. Ser una copia de alguien, por muy grande que sea, no deja de ser una copia. Tienes que buscar tu propio idioma y tu forma de expresarte".
En la actualidad reside en Madrid junto a su marido y sus dos hijas. En la capital da clases de interpretación a un grupo de alumnos, además de estar embarcada en una nueva gira teatral con La casa de Bernarda Alba y de sus intervenciones en la serie Paquita Salas. Por el momento se encuentra desvinculada del mundo de la televisión, pero lo cierto es que es uno de los rostros habituales en los photocalls de la Gran Vía de Madrid.
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