Desy ('GH') denuncia su ruina económica: "Por culpa de mi familia me veo sin nada. Los repudio"
JALEOS ha contactado la polémica exparticipante del 'reality' de Telecinco para conocer de primera mano cómo ha llegado hasta esta situación límite.
2 noviembre, 2019 03:05Noticias relacionadas
Desirée Rodríguez (33 años), conocida para el gran público como Desy de Gran Hermano 14, está atravesando por uno de los momentos más duros de su vida. La sevillana se encuentra desesperada y sumida en una profunda ruina económica de la que culpa a sus familiares directos. "Los repudio", ha comentado en exclusiva a JALEOS, que ha contactado ella para conocer de primera mano cómo ha llegado hasta esta situación límite.
Desde la desesperación, Desy ha confesado a este periódico que "esto viene de atrás". "Es una larga historia... Mi padre, aún en vida y casado con mi madre, compró un piso en Almería porque dos de mis hermanas viven allí con mis sobrinos. Nosotros siempre veraneábamos ahí y por eso decidieron comprar el piso. Para afrontar esa compra, tuvieron que rehipotecar nuestra casa de Umbrete, en Sevilla, la casa familiar, la de todos. Al poco tiempo de firmar la compra, mi madre confesó que estaba con otro hombre, que lo había conocido por Internet y que se iba a vivir con él al piso de Almería. En ese momento mi madre se llevó todo, dejó las cartillas a cero euros: la de mi padre, la mía, todas. Se fue con el otro y nos dejó en la miseria más absoluta".
Esta circunstancia que sucedió hace ya varios años aún pesa en el día a día de Desy, pues tras la inesperada muerte de su padre, según desvela a este periódico, su familia la instó a renunciar a su correspondiente parte de la herencia, incluyendo la casa de Umbrete que ya estaba pagada: "Me engañaron. Al morir mi padre, mi familia me sugirió (más bien me ordenó) que renunciara a mi parte de la herencia. Me dijeron que había más deudas que beneficios y que había muchas cosas que pagar, como el piso de Almería. Ahora por culpa de ellos me veo sin nada. Los repudio. La casa de Umbrete, la nuestra, está cerrada. Les he pedido que me la alquilen y me han dicho que nanai. Dicen que la casa está en una inmobiliaria, que la van a vender y que a la última persona que se la alquilarían sería a mí. De hecho, en cuanto me fui de esa casa, cambiaron la cerradura y tiraron mis muebles, mi ropa, mis cuadros, mis libros... Prefieren tenerla vacía y verme a mí en la calle".
Desy se duele y asume que la casa donde se crió y creció ya no es suya, y que de ser vendida, jamás verá un céntimo de euro. La polémica excolaboradora siempre ha demostrado ser una mujer tenaz y de fuerte carácter, pero ya ha trazado la línea definitiva con los suyos, incluyendo a su madre y sus cuatro hermanos. "Se acabó. No les doy ni una oportunidad más. Para mí están muertos. Yo acabo de llegar de Italia, donde he trabajado como camarera de piso. Allí he ganado algo de dinero, pero ahora estoy viviendo en casa de una prima mía... Me he visto obligada a pedir favores por su culpa cuando ahí hay una casa de todos. Estoy en paro, no tengo dinero y mi familia una vez más me da la espalda. Los odio. Cada vez que estoy mejor económicamente vienen a aprovecharse y cuando los necesito, no están".
La vida de Desy bien podría servir como guión de la película de cine más surrealista jamás escrita. Con tan solo 27 años, esta mujer transgénero aceptaba entrar en la casa de Gran Hermano donde quedó tercera finalista. A continuación llegó un periplo que incluyó una guerra pública contra su padre y su hermana a golpe de plató de televisión, su incursión en el mundo del porno, un primer viaje de trabajo a Italia del que volvió extenuada y su instalación en Vega de Magaz, una pedanía de apenas 100 habitantes próxima a Astorga, donde ejercía de chica de la limpieza en varias casas. Además del mantenimiento del hogar, en ellas Desy daba de comer a las gallinas, recogía los huevos y, cuando tocaba, se encargaba de matarlas con sus propias manos.
De esta pequeña localidad leonesa llegó a desaparecer sin dar señales a nadie, alarmó a su grupo de amigos íntimos y una semana más tarde resurgió alegando que necesitaba "meditar". "Mi intención era desconectar unos días, quería descansar. Claro, tantos días sin saludar por redes y haber hecho en Instagram esa reflexión sobre la muerte, la gente pensó que me había suicidado o que me habían matado. Nada de eso. Simplemente estaba meditando", desveló a este medio.
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