Fue el 17 de abril de 2018 cuando el marqués de Larios, José Carlos Fernández de Villacencio y Eleta, desahuciaba a su hija y su nieto de la casa de La Moraleja donde hacían vida. Después de varios litigios entre padre e hija y de la intentona de lanzamiento previa, Sandra Fernández de Villavicencio (31 años) tuvo que abandonar la que había sido hasta entonces su casa. JALEOS estuvo presente. Ya entonces, aún con los bártulos a cuestas, Fernández de Villaviencio sostuvo que su padre derruiría la casa para construirse una nueva en la que vivir junto a sus hijos.
Un año y medio más tarde, ese momento ha llegado y Sandra se pone en contacto con este periódico para hacer ver que el marqués "tiene casi terminada su casa". "Me acabo de enterar y estoy un poco en shock. En las demandas claramente ha alegado que necesita la casa para venderla y sobrevivir", se desahoga Sandra. No entiende cómo alguien como su padre, que pretexta cobrar 2.000 euros al mes y no poder hacer frente a más gastos, es capaz de levantar una casa prácticamente de cero como lo está haciendo. "Te puedo garantizar que las obras son un préstamo bancario, siempre hacen eso", desliza.
Pese a que este periódico se ha desplazado hasta la casa, no ha podido ver los avances porque una inmensa valla verde lo impide, pero se aprecia cierto movimiento y unas bolsas en la acera con restos de hierba de jardín. Así, se da a entender que las obras se están produciendo de manera discreta y sin grandes aspavientos: "Están arreglando el jardín y hace un tiempo me dijo un familiar que tiraron la caseta de madera que tenía". Fernández de Villavicencio ha estado un tiempo alejada de todo este barullo, pero ahora vuelve más fuerte que nunca. Y este 26 de noviembre es muy especial para ella y el pequeño Kenzo: "Está enorme y este martes cumple 8 años".
¿Cómo es su vida en la actualidad?, pregunta este periódico. "Bien, he estado trabajando un tiempo, pero nada estable", responde escueta Sandra. Por más que quiera, no puede olvidar el daño que su padre le ha infligido no solo a ella, sino también a Kenzo, que tuvo que irse de casa a los 6 años y sin entender por qué. Su madre batallará hasta el final; por eso, ha puesto la situación en manos de sus letrados y está dispuesta a desenmascarar a su progenitor. Hacer ver que "tiene más dinero del que dice" y no cejará en su lucha por recuperar todo el dinero de la pensión que le debe, unos "100.000 euros".
En este punto, aclaraba hace un tiempo Sandra cómo será la nueva vida de su padre en La Moraleja: "Sé de primera mano que los hijos van a ir al colegio Runnymede College". Pero ahí no queda su dolor e incomprensión, según su testimonio, el marqués se desprendió de los objetos que ella había depositado en una caseta adyacente a la casa: "Ya no hay garaje y ha tirado todas mis pertenencias y las de Kenzo que había en el trastero de madera. Mis muebles y todo lo de mi hijo, que se pidió cinco días para poder retirar y no me concedieron ese petición. Lo ha tirado todo".
Así vivió JALEOS el desahucio desde dentro
17 de abril de 2018. Tras una semana en que el desahucio no se pudo ejecutar por la inesperada presencia de dos pastores alemanes que imposibilitaron la entrada, la marquesa y su pequeño tuvieron que decir adiós a su hogar y JALEOS fue testigo desde dentro de ese difícil momento. Entonces, Sandra, ayudada por su madre Eva Frommer, pudo llevarse consigo las pertenencias más imprescindibles.
Sin embargo, la mayoría de las mismas las dejó al cobijo de la caseta que se encuentra en el jardín del casoplón. Antes de montarse en el coche, Sandra, entre lágrimas, atendió a los medios: "He pedido cinco días para poder recoger mis pertenencias que las tengo en un cobertizo y la abogada de mi padre lo ha denegado. No puedo coger lo que me pertenece y no sé dónde ir y vivir. Mi padre se ha portado como un cabrón, ojalá que saquen sus cuentas en Panamá y todas sus empresas, que va de pobre y es millonario".
Ese aciago día este medio pudo conocer todas las estancias de la casa, que estaba descuidada en algunas zonas, desprovista de todo mueble o acondicionamiento y bien cerrada desde dentro. A cal y canto; ventanas y puertas con acceso al jardín y la piscina: "No se lo voy a poner fácil, las ventanas tienen contraventa y la puerta principal es muy buena". La hija del marqués tenía claro que ella no iba a facilitar las cosas. "Si quieren entrar que tiren la puerta a la fuerza", aseguraba agarrando fuertemente la mano de su hijo y reclamando sin parar a uno de sus perros para que estuviera a su lado, protegiéndola. Sin embargo, nada -ni siquiera los varios animales que tenía a su cuidado en la casa- impidieron el desalojo final. Hoy, esa casa, su casa, ya no existe.
[Más información: El desahucio de la hija y el nieto del marqués de Larios desde dentro de la casa, minuto a minuto]