Hace unos días, María Teresa Campos (78 años) reconocía, convencida, en una entrevista que este 2020 será el año en que venda su casa de Molino de la Hoz, ese casoplón que se construyó en 2005 y que dispone de 1.615 metros cuadrados construidos en una parcela de 6.365. Unas dimensiones colosales a las que Teresa no puede hacer frente en la actualidad.
Es por eso por lo que en 2017 la puso a la venta para irse a vivir más cerca de sus hijas, como era su intención. Ahí, sin saberlo ella, comenzó su 'calvario'. Tres años de intentos baldíos, esa casa se ha convertido en su peor pesadilla. No consigue venderla. Puso como precio de salida 4,5 millones de euros y ya en los últimos tiempos ha reconocido que, en el peor de los casos, rebajaría el precio de venta.
Ya es un hecho. Teresa ha empezado 2020 rebajando su casa a 3,1 millones, cambiando de inmobiliaria -ahora ha depositado sus esperanzas en Remax- y renovando las fotografías. De hecho, como novedad, esta agencia ha decidido promocionar también la casa en la que vivía Carmen Borrego (53) y ha 'colgado' imágenes de diferentes estancias de la que fue su casa, como el salón -con escalera de caracol-, el hall y la cocina. Tal y como reza la web de la inmobiliaria, la casa "está a un precio reducido en más del 50 por ciento del precio real". El listado de rincones de lujo de la mansión es interminable: un patio inglés, biblioteca con claraboya acristalada, gimnasio, sala de cine, cámara acorazada y un largo etcétera.
Cabe recordar que este mausoleo ha contado con algunas personas interesadas. Es más, este medio se hizo eco en su momento del especial interés de un comprador sirio. Sin embargo, ninguna de esas rúbricas se llegaron a formalizar. Fue a principios de 2019 cuando parecía que, por fin, María Teresa había conseguido su objetivo, e incluso llegó a comenzar la mudanza y subastó algunos de sus muebles más valiosos. Pero una vez más, aquello se quedó en agua de borrajas: Teresa no consigue vender su casa. Según la información que se deslizó a este periódico, "el último comprador se echó atrás por desacuerdos", un contratiempo que la que un día fuera presentadora de Mediaset "se calló para que no se terminara filtrando".
Se apunta que el hecho de que Campos haya tenido que rebajar en un millón de euros el precio de salida "le ha costado mucho". En esa línea, este medio ha podido hablar con la presentadora sobre esta cuestión: "Sé que estoy perdiendo mucho dinero, más de tres millones de euros, pero quiero quitarme esta losa de encima". Eso sí, "tengo claro que de 3 millones no bajo, malvendo lo justo". Otra fuente apuntaba hace un tiempo lo que sigue: "Teresa tiene falta de liquidez, ten en cuenta que está sin contratos firmados en televisión y los gastos, lejos de reducirse, se han aumentado con el alquiler de su nueva casa en Aravaca".
Hay que decir que Teresa hace un tiempo dio la señal para irse junto a Edmundo de alquiler a un piso, de tan convencida como estaba de que se vendía su casa. Nada que ver. Por eso, estuvo varios meses pagando tanto su mausoleo en Molino de la Hoz como el alquiler de ese piso que nunca habitó. Una fuga de dinero que sus ingresos ya no podían soportar.
2020 y sin Bigote, ¿el año de su suerte?
Lo cierto es que Teresa Campos ha comenzando el nuevo año diciendo adiós a su historia de amor con Edmundo Bigote Arrocet. Un bache emocional que Teresa ha reconocido y del que hace unos días hablaba con su sentido del humor en La Resistencia a la vez que 'promocionaba' la venta de su casa: "Me tienes que traer de nuevo al programa para hacer una fiesta cuando venda la casa. Espero venderla en algún momento de mi vida. Ahora es un buen momento, porque todo me está saliendo bien". Y hablaba de sus nuevos planes: "Estoy buscando un piso por la zona de Pozuelo o Aravaca". Sin Bigote, ¿se le irá "el cenizo"?
Mejor suerte tuvo con su ático de Aravaca
Esta casa estaba justo enfrente de la casa de su hija Terelu y lo publicitó en el reality Las Campos. Por él se embolsó 1.300.000 euros después también de un largo tiempo de espera hasta conseguir el comprador más interesado. Le costó tanto encontrarlo que tuvo que rebajar el precio inicial, que era 200.000 euros superior. La vivienda era un dúplex con ascensor de 730 metros cuadrados. Tenía cuatro habitaciones, de las cuales tres eran tipo suite con vestidor, y en el cuarto principal había nada menos que dos vestidores, un baño e incluso un salón privado. La cocina era inmensa y el gran salón común de la vivienda tenía 180 metros cuadrados y una terraza de 150 metros con piscina y barbacoa.
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