10 días después de su ingreso hospitalario, Joaquín Sabina (71 años) ha abandonado este domingo el hospital Ruber Internacional tras recibir el alta. El cantante, que durante su último concierto en el Wizink Center sufría una caída del escenario que asustaba a todos los presentes, ha salido de la clínica ayudado por el personal del hospital, se ha adentrado en el coche, en el que lo esperaba su mujer Jimena Coronado. Ahora toca continuar con la recuperación en casa.
Ataviado con un sombrero marrón y oscuras gafas de sol, Sabina ha bajado la ventanilla del vehículo para, brevemente, hacer un gesto a la prensa para hacer ver que estaba todo bien. "Muy bien", han sido las únicas palabras que ha pronunciado el intérprete de 19 días y 500 noches. Lo que ha llamado la atención de los allí presentes es el cigarro que llevaba en los labios. Genuino como es el cantante, podría tratarse de un cigarro al uso -él es un gran fumador-, pero no es el caso: es un mentolado.
El cantante tuvo que ser operado de un hematoma intercraneal, permaneciendo en la UCI durante seis días. Ahora, diez días después de su ingreso ha recibido el alta hospitalaria. Joaquín ha estado acompañado en todo momento por sus hijas, Rocío y Carmela, quienes no se han separado de su lado desde el ingreso y le han querido acompañar también en su regreso a casa.
El cantautor fue trasladado al hospital el pasado 12 de febrero después de que un mal paso le hiciese caer del escenario del Winzink Center de Madrid, donde se encontraba en pleno concierto con Joan Manuel Serrat (76). La caída, desde una distancia de 1,70 metros le provocó "un traumatismo de hombro izquierdo, torácico y craneoencefálico", que le obligó a ser intervenido quirúrgicamente para evacuar un hematoma intracraneal, lo que le mantuvo unos días en observación en la UCI. El 17 de febrero llegaban las primeras buenas noticias al ser trasladado a planta donde permaneció hasta la mañana de este domingo.
Lo cierto es que esta caída en el escenario no es el primer susto que tiene el jienense a nivel de salud. En los últimos años los baches se han acrecentado. En 2018 tuvo que ingresar de nuevo en este centro médico debido a los fuertes dolores que sentía en una pierna y que derivaron en una trombosis venosa aguda. Pese a que una semana más tarde recibió el alta y se terminó de recuperar en su domicilio, unos meses después se vio obligado a cancelar los cuatro conciertos que tenía agendados de su gira Lo niego todo. En ese momento, el motivo era una disfonía aguda consecuencia de un proceso vírico.
Sea como fuere, el cantante ya ha abandonado el hospital tras su caída y, de momento, se desconoce el momento en que Sabina retomará la gira que está llevando a cabo con Joan Manuel Serrat, quien también ha estado muy pendiente de su compañero y amigo y lo ha visitado en el hospital. La noche en que se produjo esa dolorosa caída era su segunda consecutiva en el Winzink Center, y Sabina, que posteriormente subió al escenario en silla de ruedas para excusarse ante su público, prometía entonces que se pospondría la cita para el 22 de mayo. Habrá que ver si para entonces la recuperación ha sido su curso normal.
Jimena, pareja y futura esposa
Además de sus hijas Rocío y Carmela, por las que Sabina siente devoción, la persona que no se ha separado de su lado en todos estos días de ingreso, es su pareja y futura esposa, la fotógrafa peruana Jimena Coronado. La "Rosa de Lima" y Joaquín Sabina se conocieron en Perú, cuando él fue a presentar un disco y ella acudió enviada por el periódico El Comercio para hacer unas fotos en su hotel, el Sheraton de Lima.
Jimena y el cantante jienense son pareja desde 1999. Coronado es hija del expresidente del Banco Central de Reserva del Perú y ambos comparten vida y casa en Madrid desde hace dos décadas. En el mes de noviembre, el cantautor se comprometía con la mujer que ha rescatado de los infiernos, la que ha sido su pareja desde hace más de 20 años. Para Sabina este ha sido su segundo matrimonio después de casarse con Isabel Oliart. Su futura esposa es su apoyo fundamental, fuera y dentro del escenario: es la que responde las llamadas, la que restringe las visitas y autoriza las entrevistas a Sabina. Coronado también fue clave en la recuperación del cantante tras el infarto cerebral que sufrió en 2001.
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