Están siendo unos días complicados de cuarentena por el coronavirus. Días en los que toda España opta por apelar a la responsabilidad y quedarse en casa como se ha recomendado. Horas de angustia, de prevención, de noticias, en forma de cifras, cada día más alarmantes. La población de riesgo -mayores y enfermos de otras patologías previas- anda especialmente preocupada y con miedo. Ese es el caso de María Teresa Campos (78 años), quien no puede ocultar en conversación con JALEOS sus temores ante esta pandemia global que asola al país.
Ella, mujer de 78 años y habiendo superado un ictus, siente miedo: "Lo estoy llevando con una mezcla de miedo por los míos y por mí misma, pero si alguien cumple en este país lo de estar unidos es mi familia". No solo habla desde ese orgullo de sus hijas, Terelu (54) y Carmen (53), también del resto de su familia: "También de mis hermanos y mis primos de Málaga". Confiesa estar en permanente contacto con ellos mientras se va turnando de estancia con sus hijas: "Yo estoy ahora con Carmen y, como va para largo, después también con Terelu".
María Teresa es una de las grandes comunicadoras de este país y, pese a que en estos momentos no cuenta con un programa de televisión, está muy pendiente de la actualidad informativa desde bien temprano. Por eso, sigue a rajatabla todas las indicaciones de los servicios sanitarios y del Gobierno, aunque a veces, al ver o leer ciertas informaciones, el ánimo decaiga: "Estoy procurándolo, pero es difícil pensar en positivo a veces".
Y es que, cómo adaptarse "a una situación impensable en el mundo que creíamos vivir". Sea como fuere, esos momentos malos son los menos e incide en que hay que ser responsable y, por supuesto, quedarse en casa: "Estoy deseando superarlo cumpliendo las normas que nos han dado y haciendo caso a los psicólogos que nos dicen que tratemos de ver lo positivo de las cosas que ocurren valorando más lo que teníamos y volveremos a tener como esperamos".
Estos días de confinamiento los está aprovechando para leer y ver series, entretenerse como buenamente puede e implorando que todo esto pase, que la normalidad llegue y, con ella, su regreso a la televisión. Se entiende que esos proyectos que iba a firmar con Mediaset en estas semanas "tendrán que esperar" a que el coronavirus desaparezca.
La nueva vida de María Teresa
Edmundo Bigote Arrocet (70) ya no existe en la vida de Teresa. Forma parte de un pasado lejano. Se aclaraba hace unos días a este periódico que ahora más que nunca "no quiere ninguna posibilidad de regresar con él". Espera que su relación con Edmundo sea ya cosa del pasado y se zanjen los comentarios sobre una posible conversación, reencuentro e incluso reconciliación entre ellos. Y es que, la presentadora, que el pasado 28 de diciembre anunciaba mediante un comunicado su ruptura tras casi seis años junto al cómico, ha confesado haber sufrido mucho, llegando a temer por la posibilidad de caer en una depresión. Sin embargo, tanto Teresa como Bigote se mostraban felices y tranquilos en estos días previos al coronavirus . La actitud de María Teresa en las últimas semanas contrasta, además, con la que mostraba tras conocerse la ruptura. Mientras que antes dedicaba cariñosas palabras a Edmundo y dejaba la puerta abierta a una reconciliación, ahora no quiere ni oír hablar del cómico, llegando a pedir que no le mencionen su nombre: "Al muerto no me lo nombréis más".
Tanto es así que hace unas semanas aparecía en escena un hombre que, parece, haber devuelto la ilusión a la comunicadora. Se llama Emilio Javier, es periodista, y ambos se empeñan en que lo suyo es solo amistad, pero lo que es un hecho es que este hombre ha conseguido que la malagueña haga más vida social.
Además, a nivel profesional, Teresa intenta retomar su carrera, estancada desde su marcha forzosa de Mediaset, a la vez que continúa tratando de deshacerse de su casa, que lleva tres años a la venta sin encontrar un comprador, por lo que este 2020 ha decidido rebajar el precio y cambiar de inmobiliaria para probar suerte, renovando también las fotos con las que muestra su casa a los potenciales nuevos propietarios.
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