El último adiós a Carlos Falcó y Fernández de Córdova, fallecido este viernes a los 83 años de edad por coronavirus, será atípico. Lejos de las ceremonias y las fastuosidades de un entierro aristocrático como el que sería habitual en otras circunstancias más normales, los restos mortales del marqués de Griñón deberán ser tratados siguiendo los procedimientos especiales que ha marcado el Gobierno para evitar la propagación de la enfermedad: sin velatorio y con un mínimo grupo de personas.
El cuerpo de Falcó será tratado con especial cuidado por el personal sanitario y funerario del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz donde ha fallecido para evitar posibles contagios. Normas excepcionales que se toman por el bien común pero que convierten en atípico un momento tan duro como es la muerte de un familiar.
Una de las medidas dictadas por el Gobierno más duras para los más allegados de los fallecidos es que queda prohibido hacer velatorios a los muertos por el coronavirus o que hayan mostrado síntomas. Un duro varapalo para el entorno más cercano de Carlos Falcó, que se queda así sin poder llevar a cabo una reunión en la que sus hijos, su viuda y sus amigos podrían haber dado el último adiós al aristócrata.
No obstante, y a diferencia de otras normas en las que se determina que los restos mortales de los infectados deben ser incinerados, el marqués de Griñón sí podrá disfrutar de un entierro. Los restos mortales de Carlos Falcó podrán ser enterrados en una ceremonia de los más reducida, con el mínimo número de personas y que, además, deberán respetar las distancias entre sí. Un episodio que será duro para los más allegados, al no poder apoyarse físicamente los unos en los otros para sobrellevar estos momentos tan amargos. Ni un abrazo, ni una palma reconfortante sobre la espalda, asegurando las distancias para evitar la propagación del virus.
El aristócrata ha estado ingresado en la misma clínica en la que también están internados a causa del virus la expresidente de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre (68), y su marido, Fernando Ramírez de Haro. Además, también se encuentra Lorenzo Sanz, expresidente del Real Madrid, de 78 años.
Muerto a los 83 años
El marqués de Griñón tuvo que ser ingresado esta misma semana en el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz tras haber contraído el Covid-19, tal y como informó JALEOS. La salud de Carlos Falcó era delicada, pues su edad lo convertía en un paciente de alto riesgo y era mucho más probable que surgieran complicaciones.
El aristócrata ha estado solo en la habitación de la clínica y al igual que miles de enfermos en España, tratando de batallar contra la enfermedad que mantiene en estado a alarma al país. Sus familiares, a pesar de no poder acompañarlo en sus últimos momentos, sí han estado muy pendiente de cómo ha avanzado la infección. Especialmente atenta ha estado su hija Tamara Falcó (38), que este mismo viernes quiso dedicarle una emotiva publicación en sus redes sociales con motivo del Día del Padre.
En la instantánea aparece un joven Carlos Falcó sosteniendo entre sus brazos a la diseñadora cuando era una niña. "Ayer fue San José y se me olvidó postear... Esta foto describe mi relación con mi padre. Papi, tú no tienes Instagram, pero como siempre te enteras de todo lo que hago que sepas que te quiero y eres el mejor padre que jamás podría desear", escribió la hija de Isabel Preysler (69).
Falcó ha estado casado hasta en cuatro ocasiones, con Jeannine Girod, Isabel Preysler, Fátima de la Cierva (61) y Esther Doña (42). Con las tres primeras tuvo cinco hijos: Manuel (55), Xandra (51), los mayores, Tamara, la mediana, y Duarte (26) y Aldara (22), los dos pequeños.
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