Jesús Calleja (55 años), uno de los aventureros más reconocidos de nuestra televisión, es uno de los muchos profesionales afectados por la paralización general establecida con motivo del estado de alarma decretado para luchar contra el coronavirus.
El presentador, que cuando comenzó la crisis estaba grabando Planeta Calleja en Kenia junto a Paula Echevarría (42), ha revelado cómo está viviendo este momento y cómo le ha afectado el confinamiento en su vida personal y profesional.
¿Cómo está llevando este confinamiento?
Lo llevo bien. Lo llevo bien todo en la vida, me adapto a cualquier circunstancia, me acostumbro a esta situación. Cuando tengo que estar en ochomiles mínimo las expediciones son de dos meses y el 80% del tiempo o más estamos confinados en una tienda de campaña de un metro cuadrado a más de 7000 metros de altura. Al final uno tiene la capacidad de adaptarse, ahora lo que toca es esto.
Pero en casa no tiene la adrenalina de la aventura...
Tienes razón en una cosa, nos han privado de la libertad por obligación, eso es algo que nuestro cerebro no acaba de asimilar. Cuando lo piensas dices 'tiene que ser así', las cifras han demostrado que era lo que había que hacer. Yo me entretengo mucho, hago cosas que no imaginaba que iba a hacer: jardinería, cocinar (que lo odio), estoy preparando nuevas ideas... Me ha servido para relajarme un poco y pensar cómo puedo cambiar cosas en los programas, hay unas cuantas ideas que las vamos a poner en marcha. Además, hacía mucho tiempo que no hacía vida en familia, con mis padres, mi hermano... está siendo muy bonito.
¿Con quién lo está pasando?
Antes de que anunciaran el confinamiento yo estaba rodando un programa en África con Paula Echevarría, empezó el asunto en Italia, llamé a casa y empecé a preparar todo el escenario: envié a mis padres y mi hermano a casa. Nos confinamos en casa 10 días antes, al final hemos hecho una cosa que no habíamos hecho nunca, en mi casa está toda la familia cercana, nos reímos mucho, lo pasamos bien, vemos fotos de hace muchos años...
¿Que es lo que más se hace cuesta arriba?
Necesito estar en la naturaleza todo el rato, necesito estar con mi equipo trabajando, yo tenía que estar grabando Volando Voy y luego Planeta Calleja, este año pienso que no habrá vacaciones ni nada, a ver si tenemos suerte y tenemos un escenario propicio porque nada será igual que antes. Estamos readaptando todos los rodajes a la nueva situación, yo tengo mucha tarea, me pongo aquí todas las mañanas a currar con el equipo y no paro ni un segundo.
¿Está aprendiendo algo nuevo que desconocía?
Estoy aprendiendo curiosidades de la conducta humana. Cuando vas aceptando todo lo que está ocurriendo empiezas a relajarte y empiezas a relativizar las cosas de otra manera. Me ha ayudado a saber que la vida tiene momentos más interesantes que hemos sabido aprovechar y que hay que relativizar mucho, creo que esta crisis me hará mejor persona y tengo la sensación de que al resto de la humanidad también. Vamos a quitarnos mucha mierda que teníamos en la cabeza, al final los problemas diarios son nada comparados con este problema de magnitud global. Hay que disfrutar más de las pequeñas cosas y quejarnos menos.
¿Le vienen a la cabeza los momentos más duros de su vida?
No suelo tener pesadillas y cosas raras de esas. Yo he estado confinado en muchos lugares por dedicarme a lo que me dedico y hemos tenido que gestionarlo, es muy angustioso. Se me viene a la cabeza cuando quedamos atrapados en la sima más profunda del mundo, más de 10 días ahí abajo, nos dieron por desaparecidos y tienes que gestionar eso donde solo tú puedes salir de ahí. Hemos pillado borrascas infernales en el Himalaya, siempre hemos vivido situaciones muy al límite, algunas casi al borde y hemos tenido que gestionarlas, lo más importante es que no te traumatices, es un aprendizaje.
Ha nombrado el lado más humano de esta crisis. ¿Cree que los políticos están sacando su faceta más humana?
No me cabe la menor duda, creo que esto es algo que el mundo no había visualizado. Da igual que seas un político o no, es un trabajo, al final eres una persona y estás viendo a tu alrededor que la gente se muere. Es como si se cayeran tres aviones cada día en España, está muriendo esa cantidad de gente, entiendo que los políticos tienen su lado humano. Creo que ahora ser presidente del Gobierno o primer ministro es una responsabilidad que nunca se hubieran imaginado. Es un escenario y una situación para la que nadie está entrenado, tenemos que aprender diariamente cómo gestionar algo que no se había vivido antes.
Se han marchado además muchas leyendas, Eduardo Ante, Radomir Antić...
Ya has visto lo que trae esta pandemia, no respeta nada. Quizás ha sido lo más universal que hemos vivido nunca y que espero que nos toque vivir. Es un momento de reflexión para toda la humanidad y los gobernantes. Solamente hemos trazado una línea económica para que todo funcione y a lo mejor hay que ser más humanos, trabajar codo a codo para prevenir otra pandemia. Pensábamos que teníamos una vida tranquila, hemos nacido en una generación en la que todo estaba más o menos controlado y nos quejábamos de otras cosas.
Está pensando en nuevos proyectos, ¿nos puede adelantar algo?
Era una actividad que yo hacía antes. Todas las fases de gran cambio en mi vida siempre pasan por los encierros voluntarios. Yo venía a casa, me encerraba, apagaba el teléfono, me alejaba del mundo porque tenía que resolver algo de mi vida importante como cambiar de profesión, acometer un proyecto de una envergadura extraordinaria... Aprovechemos ahora para pensar qué podemos cambiar nuestras vidas.
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