Hace poco más de dos años fallecía a los 94 años de edad Aline Griffith, la condesa de Romanones que escribió un importante capítulo en la historia de España gracias a su trabajo para la CIA en la década de los 50. Tras su fallecimiento, dejó un importante legado que heredaron sus hijos, nietos y bisnietos. De todas las fastuosas joyas, obras de arte y propiedades que disfrutó en vida, siempre destacó la impresionante casa de El Viso (una de las mejores zonas de Madrid) que fue su hogar durante años y que actualmente se encuentra en venta y rebajada de precio, tal y como ha podido conocer JALEOS.
El rincón madrileño de la Mata Hari española (como muchos la apodaban gracias a su trabajo como espía) lleva entrando y saliendo del mercado inmobiliario desde su muerte el 17 de diciembre de 2017. Sus hijos menores, Luis y Miguel, propietarios al 50 por ciento de la vivienda -ya que durante su vida la aristócrata solo era usufructuaria del inmueble-, han intentado deshacerse de la mansión desde entonces tanto en ventas privadas como dándola a conocer a través de conocidos portales inmobiliarios.
Pero ninguna de estas estrategias ha dado resultado, por lo que han optado por rebajar los 5,5 millones de euros que pedían desde diciembre de 2019 hasta los 5,1 millones que piden actualmente. Una bajada del siete por ciento con la que esperan atraer la atención de algún comprador interesado.
De todas las propiedades de las que disfrutó la condesa de Romanones durante su vida, sentía un cariño especial por este domicilio. Entre sus paredes consolidó su matrimonio con Luis de Figueroa y Pérez Guzmán y crió a sus tres hijos, Álvaro, Luis y Miguel; que vivieron en esta casa hasta que contrajeron nupcias con sus respectivas parejas.
Un cariño y un mimo del que no queda rastro en la actualidad, en vista de las fotografías que se publicitan en el anuncio de venta de la vivienda. La casa necesita una reforma integral para lograr que recupere el lustro de años atrás. El agua de la piscina se ha teñido de un insalubre tono verdoso que evidencia el tiempo que hace que nadie nada en ella ni la cuida. El papel pintado de las paredes entre las que Aline Griffith compartía secretos de Estado con la CIA ahora está descolchado y sucio. Y de las grandes obras de arte de las que la familia presumía ante sus ilustres invitados ahora solo queda el recuerdo de la marca que han dejado sobre el cemento desnudo.
La casa necesita recuperar el lustro de antaño, pero sigue siendo una propiedad de lujo en una de las mejores zonas de la capital. La mansión de grandes dimensiones se ubica en una gran parcela de 620 metros cuadrados entre los que hay varias zonas de porche para disfrutar al aire libre, un pequeño jardín y su propia piscina privada.
El interior de la vivienda recuerda a las grandes casas de principios del siglo XX, con techos de gran altura en todas las plantas y estancias muy amplias, perfectas para acoger a un abultado número de invitados.
La mansión que fuera el hogar de la condesa de Romanones, de 600 metros cuadrados, se distribuye en cuatro plantas. En la baja se encuentra el hall de entrada con cuarto de baño de invitados, un salón de gran dimensión donde Aline Griffith fue inmortalizada para la prensa de la época en varias ocasiones, biblioteca, cuarto de estar con salida directa al jardín, cocina y un cuarto de servicio con baño incorporado, entre otras habitaciones.
En las plantas superiores se encuentran la zona privada para los inquilinos de la casa, con estancias como el despacho y más de seis habitaciones con varios baños privados. Todo ello se completa con el sótano, con un garaje para dos vehículos, un trastero y una carbonera.
Casa libre de cargas
En el tiempo que lleva la casa de El Viso a la venta, sus hijos han limpiado la propiedad de las cargas que pesaban sobre la mansión. Tal y como publicó Vanitatis, en los últimos años los herederos de la condesa de Romanones han conseguido eliminar todas las hipotecas y los embargos en los que estaba envuelta la propiedad, para que la persona que lo compre lo pueda hacer totalmente libre de cargas.
La primera de las obligaciones que ya no sobrevuelan sobre la casa fue las hipotecas que tenía con el Banco Hipotecario fechadas de 1944 y 1947. Tampoco se encuentran las que había a favor de terceros por 20.000 y 60.000 euros datadas de los años cincuenta; ni el embargo a favor de la condesa que adquirió Álvaro Figueroa Griffith para responder a los más de 3,4 millones de euros requeridos por el Juzgado de Primera Instancia número 4 de Madrid en 1997.
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